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El PP extremeño se opuso dos veces a la ampliación de la Mesa del Parlamento que ahora defiende para meter a Vox

Composición actual de la Mesa de la Asamblea de Extremadura elegida el 20 de junio: de izquierda a derecha José González (Unidas por Extremadura), Estrella Gordillo, Lara Garlito y Blanca Martín (presidenta), las tres del PSOE, y Manuel Naharro y Elena Nevado que representan al PP

José L. Aroca

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Por dos veces consecutivas, en las legislaturas que arrancaron en 2015 y 2019 en la Asamblea de Extremadura, el PP regional se ha opuesto a una ampliación de la Mesa rectora del Parlamento autonómico que diera cabida a todas las fuerzas políticas, algo a lo que ahora se apunta forzado por su acuerdo con Vox que, de forma imprevista, se quedó fuera días atrás por el enfrentamiento respecto a la composición del futuro Gobierno extremeño.

La negativa de la actual presidenta regional del PP, María Guardiola, a romper su promesa electoral de que no haría sitio en su Ejecutivo a nadie del partido de Abascal, desembocó el pasado 20 de junio, cuando se constituyó la Asamblea de Extremadura tras las elecciones del 28 de mayo, en un fracaso estratégico, inverosímil e inesperado de las derechas que pese a contar con mayoría absoluta, 33 diputados de 65, consiguieron solo dos de los seis puestos de la Mesa, y se quedaron sin la guinda de la presidencia, que Guardiola ofrecía a Vox pero acabó recayendo en la socialista Blanca Martín.

Pese a contar con el 50,7% de los diputados, las derechas extremeñas salieron de la sesión con un raquítico 33% de la representación en la Mesa, y perdida de forma holgada la mayoría de la misma que quedó formada por tres miembros del PSOE, dos del PP y uno de Unidas por Extremadura: de los seis, cuatro para la izquierda.

El rizo de lo contrario, la unidad estratégica en las izquierdas, fue la votación de las tres secretarías en la que los socialistas prestaron dos votos a Unidas, seis en total fueron, que dejaron en la mayor de las esterilidades los cinco de otros tantos diputados de Vox.

Aquel fracaso viene ahora a ser remediado por un acuerdo PP-Vox para reformar el reglamento de la Asamblea e incrementar el número de miembros de la Mesa (son seis) para incluir a alguien de la extrema derecha, según se recoge en el punto cuarto del acuerdo para la “gobernabilidad y el cambio político en Extremadura”.

El acuerdo firmado por Guardiola y el líder extremeño de Vox Ángel Pelayo Gordillo, recoge el “modificar el Reglamento de la Asamblea de Extremadura para garantizar que la composición de la Mesa de la Cámara sea proporcional al número de integrantes de cada grupo parlamentario”. Tienen fuerza política suficiente para hacerlo, 33 diputados.

Dos veces 'no'

No será la primera vez que se modifica, tampoco la segunda. En 2015, cuando Fernández Vara doblegó al Gobierno de Monago, entraron en la Asamblea dos nuevos grupos políticos, Unidas por Extremadura y Ciudadanos, y para que este último, con un solo escaño, estuviera también representado en el órgano rector de la Cámara, se cambió el reglamento para ampliarla de cinco a seis integrantes, una modificación que se aprobó con los votos a favor de PSOE, Unidas y Cs, y en contra del PP que alegó entonces razones formales, el no haber hecho el trámite por una comisión de estudio.

La segunda ocasión fue hace cuatro años, en 2019, cuando el reparto de escaños y la disposición de solo seis asientos en la Mesa amenazaba con dejar fuera a Unidas. PSOE sacó 34 diputados, 20 el PP, 7 Ciudadanos y 4 Unidas; en teoría serían tres puestos en la Mesa para los socialistas, dos para los populares y el restante para Cs.

El acuerdo en la izquierda permitió cambiar nuevamente el reglamento y ampliar sillones, de seis a ocho, uno de ellos para Unidas, algo que Ciudadanos, que había sido agraciado cuatro años antes, no apoyó y se abstuvo. Los populares volvieron a negarse como la vez anterior y votaron en contra; era un cambio con fecha de caducidad, vigente solo hasta este año.

En la sesión donde se votó aquello, el 18 de julio de 2019, el portavoz del PP Fernando Manzano argumentó que la Mesa necesitaba estabilidad, abogó por volver al número original de cinco, una cifra impar que impide empates, y calificó la ampliación a ocho de “despropósito” y “ocurrencia”.

Ahora, cuatro años después, lo que resultaba “despropósito”, se ha puesto la piel de necesario para el “cambio político” y la “gobernabilidad” de Extremadura.

Está por ver además en qué se concreta el punto del acuerdo PP-Vox, si se conformarán con incorporar a un diputado de ese último en la Mesa o, en orden a “garantizar que la composición sea proporcional al número de integrantes de cada grupo parlamentario”, se pretende ampliar a cuatro en vez de a dos la representación de las derechas, la misma que tienen las izquierdas, aunque la presidencia socialista resolvería el empate con su voto de calidad.

El PSOE ya ha advertido que cualquier cambio tiene que respetar la mayoría derivada de la elección hecha el pasado 20 de junio.

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