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Aurelio Fernández, el comisario de policía que escribe para que la historia no se olvide

El teniente Castillo de la Guardia de Asalto, asesinado en 1936

Efe / Jero Díaz Galán

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Aurelio Fernández, comisario jefe de la Policía Nacional en Mérida desde 2017, se ha estrenado como escritor con “Cadena de asesinatos. Guardias en pie de guerra”, un ensayo novelado con el que pretende que “la historia no se olvide”, porque de lo contrario, “podemos estar condenados a repetirla”.  

La primera obra de Aurelio Fernández (Talarrubias, Badajoz, 1961) se centra en los últimos tres meses antes del golpe militar del 36, desde el 14 de abril, con los disturbios en el quinto aniversario de la Segunda República española, hasta el 17 de julio de este mismo año, cuatro días después del asesinato del diputado José Calvo Sotelo, uno de los principales líderes de la derecha antirrepublicana por parte de guardias de asalto y miembros de las milicias socialistas encabezados por un capitán de la Guardia Civil. 

Según explica en una entrevista con EFE, la historia que narra es absolutamente real, sin nada de ficción, aunque ha optado por escribirla como una novela simplemente para que que “se lea mejor y atrape más a los lectores”, con “muchos detalles” que pueden resultar desconocidos y “sin adjetivos calificativos para nadie”, en un intento de ser lo más escrupuloso y aséptico posible.  

Los hechos arrancan con los disturbios del desfile militar en la conmemoración del quinto aniversario de la República, el 14 de abril de 1936, que terminan con la muerte por herida de bala del alférez de la Guardia Civil fuera de servicio Anastasio de los Reyes y la posterior violencia desatada en su entierro, que se celebró por las calles de Madrid dos días más tarde, a pesar de la prohibición del Gobierno. 

La comitiva fúnebre, tal y como recuerda Aurelio Fernández, fue tiroteada con el resultado de 11 muertos y 32 heridos, así como 175 detenidos, casi todos de Falange Española, y en los incidentes se vieron implicados también guardias de asalto que emplearon sus armas para repeler a los manifestantes, entre ellos el teniente Castillo, quien mató a un joven carlista de 19 años. 

Castillo, de ideología socialista y que formaba al grupo paramilitar que protegía a Indalecio Prieto, se convirtió a partir de entonces en el “enemigo número uno de la ultraderecha”, como relata Fernández en su obra, y murió en el segundo atentado que sufrió, en la calle Fuencarral cuando se dirigía a su servicio en el Cuartel de Pontejos. 

La venganza de la muerte del teniente Castillo se llevó a cabo catorce horas después, el 13 de julio de 1936, con el asesinato de Calvo Sotelo, tras intentar primero matar al líder de la derecha José María Gil Robles y al presidente del partido Renovación Española, Antonio Goicoechea, quienes se salvaron por no estar en sus domicilios. 

Aurelio Fernández destaca la gravedad del asesinato de José Calvo Sotelo, que fue acribillado “dentro de un coche oficial de la policía”, que entonces era la Guardia de Asalto, para dejar posteriormente el cuerpo tirado en el Cementerio de la Almudena. 

“Esta locura, esta barbaridad”, según Fernández, se resume ya en el propio título de su libro: “Cadena de asesinatos. Guardias en pie de guerra”, un trabajo en el que conjuga su pasión por la historia y su afán por escribir, sin dejar de lado su experiencia como policía

Para ello, “para contar todo con mucho detalle”, según precisa, ha consultado fuentes históricas y documentos oficiales, incluido el sumario por la muerte de Calvo Sotelo, que incluye la autopsia al cadáver o las declaraciones de todos los testigos, así como los periódicos de esos días, entre ellos “El Socialista” y el “ABC”, para contrastar distintas tendencias ideológicas. 

El comisario de la Policía Nacional de Mérida cree que “todos tendríamos que leer este libro para ver como se llegó a esa situación en la que los adversarios políticos se convirtieron en enemigos hasta tal punto que se mataban entre ellos”, en una “escalada tremenda” que comenzó, apenas un año antes, con violencia verbal, insultos y amenazas, algo que la clase política, a su juicio, nunca debería de olvidar. 

Neutralidad política policial

Con su libro Aurelio Fernández quiere transmitir otro mensaje, el de la peligrosidad de que los cuerpos y fuerzas de seguridad no mantengan la neutralidad política y tomen partido por unos o por otros, como ocurrió en aquella “cadena de asesinatos” que él relata, en la que las víctimas o los autores fueron guardias civiles o guardias de asalto, un cuerpo éste último creado en la Segunda República con 9.000 hombres para contrarrestar a la “monárquica” Guardia Civil. 

En ese sentido, considera un “vicio”, que hay que superar de una vez por todas, esa politización que se ha hecho de las fuerzas del orden en la historia de España y aboga por que estos estamentos y los símbolos que son de todos, como la bandera, dejen de ser utilizados de forma partidaria.  

Reconoce que le “revienta” escuchar términos como los de “policía patriótica” e insiste en que ellos son “Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, ni del gobierno, ni de ningún partido”, aunque reciban órdenes del Ministerio del Interior, un mensaje que siempre ha tratado de transmitir, especialmente durante sus 11 años como profesor de la Academia de la Policía Nacional de Ávila. 

Fernández, con quien ya ha contactado una productora, interesada en hacer de su libro una serie o película, se muestra preocupado por la escalada de polarización que vive España en la actualidad, aunque no cree que el país pudiese vivir ahora una situación como la que él relata en su libro, porque “la sociedad actual no tiene nada absolutamente nada que ver con aquella”.  

Aún así, considera importante recordar que “hay líneas rojas que no se deben traspasar”, como la de convertir al adversario político en enemigo, y destaca que “con odio nunca se ha construido ni se construirá nada”.  

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