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Olivareros montan batidas nocturnas ante la indefensión que sienten por los robos masivos en el campo

Olivares extremeños / Foto: Anabel Vizcaíno

Jesús Conde

Trabajan de manera coordinada. Los turnos se marcan en un cuadrante que han pasado a la Guardia Civil. Constantemente permanecen conectados a través de sus teléfonos.

Cuando cae la tarde comienzan las batidas de los aceituneros de las localidades de La Garrovilla y Esparragalejo. Ya han sido víctimas del primer gran robo de la temporada. Fue en una finca de olivos jóvenes, de la que expoliaron 500 árboles. “Ya no solo son los frutos que se han llevado, han destrozado al olivo para las próximas dos o tres campañas”.

Se sienten indefensos ante los robos y han iniciado por primera vez la vigilancia por sus propios medios. Los olivareros explican que el objetivo de las patrullas es tener vigilado los términos, “hacerse ver y tener controladas las posibles incursiones en propiedades privadas que busquen expoliar nuestros cultivos”.

“No queremos enfrentarnos a nadie”

Aclaran que no buscan enfrentarse a los ladrones, también organizados en el campo. Solo quieren hacer una labor disuasoria. Son conscientes de la brutal paliza que recibió en enero de 2016 el vigilante de una parcela de La Nava de Santiago, que fue golpeado con palos por varias personas y retenido.

“Nuestro objetivo es hacernos ver, no nos vamos a enfrentar a nadie. En cuanto veamos cualquier movimiento llamamos de inmediato a la Guardia Civil”, señala Alonso Molina, uno de los jornaleros.

Pone de manifiesto que la Benemérita no puede estar en todos lados, sobre todo por las grandes extensiones de sus términos de sus municipios, y por las labores de ‘despiste’ que usan los propios ladrones, camuflados en la oscuridad de la noche. “Igual que nosotros tenemos teléfonos, ellos están permanentemente conectados y pueden ser capaces de burlar la seguridad. Tenemos el apoyo de la Guardia Civil, nosotros somos mayoría, los ladrones minoría”, señala este jornalero.

Comentan que ya el año pasado descendió el número de robos gracias a los controles que hicieron los olivareros, aunque de manera individual. Sin estar coordinados. La diferencia es que este año están trabajando todos a una.

¿Por qué hay robos?

Denuncian que sigue habiendo quien se lucra de los robos. Es algo que se ha hablado muchas veces. Si hay ladrones que roban toneladas de aceitunas, es porque alguien se las compra.

Señalan a olivicultores que recogen los frutos de estos robos “y las entregan como suya propia; del mismo modo que existen puestos de recogida donde no se realizan los pertinentes controles”. “Creemos necesario controlar y atajarlo lo antes posible. Exigimos, además, que sobre ellos recaiga todo el peso de la ley, con multas ejemplares y juicios rápidos”.

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