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Ser de pueblo no es una desgracia

Javier Romo, periodista (@javy_romo)

Señor Sostres, con referencia a su crónica acerca del partido de ida de la eliminatoria copera entre el Villanovense y el FC Barcelona tengo que decirle que ser de pueblo no es sinónimo directo de desgracia, de pobreza o de oscurantismo.

Por el contrario tengo que decirle que ese clasismo que arroja en su artículo contra los pueblos, contra la gente llana de pueblo en general y contra la gente del pueblo extremeño en particular no le permite ver lo que hay a través de su venda que le cubre sus ojos, una venda de odio y recelo hacia gente que tiene derecho a disfrutar también del espectáculo del fútbol, en una región que no disfrutaba en su casa de un equipo de tal envergadura de la liga de las estrellas en competición oficial desde que Mérida primero y Extremadura CF después abandonaran el sueño de la primera división y no volvieran a enfrentarse con rivales de talla mundial.

Déjeme decirle que quizás haya muchos pobres en Extremadura, al igual que los hay a lo largo y ancho de este planeta, pero que esos pobres también tenemos derecho a disfrutar, a ver cómo un equipo lleno de once jugadores de sueldos más austeros que los once jugadores de enfrente procedentes de la élite, once jugadores de la clase trabajadora también merecen poder demostrar su valía, porque en esto del fútbol no es siempre más bueno el que más cobra como usted sabrá por multitud de casos y resultados como aquel famoso alcorconazo, donde once jugadores de sueldos más sencillos y con una plantilla más austera logró eliminar a todo un Real Madrid de sueldos galácticos.

Déjeme decirle, que en Extremadura hay un pueblo trabajador digno, que quizás el entrenador del Villanovense no lleva un traje caro como el un entrenador de la élite, sino un simple jersey de lana, como el de muchos y muchas extremeñas del pueblo llano, que buscan simplemente resguardarse del frío invernal que llega, un frío que acusa más en estas tierras de temperaturas extremas, y que quizás no nos dediquemos a especular sobre el color del jersey o la marca, de si va a la moda o no, porque eso se lo dejamos a la gente de su clase, nosotros la gente del pueblo vivimos para disfrutar de cosas más importantes.

No solo el pueblo de Villanueva (curioso el ejemplo que pone de pueblo pequeño al tener casi 30.000 habitantes), sino que mucha gente de otros pueblos de alrededor disfrutó a lo grande llenando el Romero Cuerda, disfrutando del fútbol que exhibió el humilde equipo extremeño y no del color de la ropa de su entrenador, porque al fin y al cabo, lo importante en esto del fútbol es el resultado, y quizás ayer, por unos momentos, el pueblo extremeño se olvidó de tanto sufrimiento, de tantos problemas que afronta en su día a día para salir adelante sin la ayuda de nadie, solo con su fuerza de trabajo, porque nadie nos ha regalada nada.

Quizás ese 50% de jóvenes en paro pudo olvidarse durante un par de horas de su sufrimiento y soñó con la hazaña del Villanovense, como el millón de habitantes que tiene el pueblo extremeño estuvo durante 90 minutos empujando a los once guerreros verdes, como si cada disparo a puerta estuviera lanzado con la fuerza de todo el pueblo extremeño, cada balón divido disputado con el sacrificio de nuestro pueblo llano.

Déjeme decirle, que en los pueblos no pasa la vida más lenta como usted afirma, ni tampoco más rápido, que simplemente pasa como en todos los rincones de este planeta, y que “las pieles de sus gentes son más gruesas y las facciones más duras y las miradas más penetrantes” no porque la vida “pase más lenta” sino porque esas pieles pasan miles de horas al sol labrando los campos extremeños durante todo el año.

Déjeme decirle que el Villanovense no consiguió un empate que a todo el pueblo extremeño le resulta a victoria gracias a la “ternura compasiva” por parte del Barcelona de la que usted habla, que no necesitamos que nadie sienta compasión ni pena por nosotros, porque tenemos dignidad, sino que el exitoso resultado deportivo viene por el buen hacer también del equipo de Julio Cobos, del sacrificio, la constancia y el buen trabajo que hizo en este partido de ida copero.

Déjeme decirle que el fútbol no es otra como usted afirma, que en el fútbol no todo es el tiki-taka, más cuando nuestros equipos de fútbol de la región tienen que competir heroicamente contra equipos de esta talla con presupuestos austeros, un símil que podría identificarse con las rentas de las que dispone cada familia del pueblo llano extremeño para salir a “competir” heroicamente en nuestro día a día.

Déjeme decirle por último, que ser del pueblo llano no es una desgracia, al contrario, estamos orgullosos de pertenecer a una clase que se levanta todas las mañanas temprano para subirnos en los andamios de esta Extremadura, para cultivar estos verdes campos de nuestra región, para educar a los más pequeños de nuestra región ofreciéndoles un futuro mejor, para tratar en cada uno de nuestros centros de salud a cada uno de nuestros ancianos extremeños que tanto ha sufrido labrando los campos de estas extremas tierras o para fabricar desde muy temprano el pan que cada mediodía hay en las mesas de nuestras familias.

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