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Tras el rastro de Carlos V

Ambientación de la época de Carlos V en Extremadura

Pilar Armero

Cuando Carlos V llegó a Jarandilla a finales de 1556 debía estar molido. Alcanzó la localidad verata a hombros, unas veces recostado en literas de madera y otras en brazos de gente de La Vera y el Valle del Jerte, más acostumbrados que su séquito a moverse entre el paisaje escarpado de las dos comarcas. De hecho el Emperador ya venía tocado, entre las depresiones que le fueron causando sus últimos fracasos y un tormentoso padecimiento de artritis y gota que a sus 55 años le tenían pálido y sin dientes.

El que fuera el monarca más poderoso de Europa eligió Extremadura como su última morada. Buscaba ese ansiado reposo que se supone como objeto de deseo a los guerreros y decidió que Yuste sería el lugar perfecto por su clima, sin duda más llevadero que el del norte de Europa para alguien con las articulaciones doloridas y, también, por acoger un monasterio jerónimo, detalle fundamental para un hombre que buscaba guía espiritual al final de su vida.

Ese tramo por tierras extremeñas de su último viaje que empezó en la localidad cántabra de Laredo, es seguido por centenares de personas a lo largo de todo el año. Parte de Tornavacas y termina en Jarandilla, tras patear kilómetros de naturaleza exuberante, pero también de riscosas bajadas y subidas.

Esa ruta es la que recorrerán los senderistas que lo deseen, y que estén inscritos, el domingo 9 de noviembre.

No apta para todos

La ruta extremeña de Carlos V no es apta para todos los públicos. De hecho, muchos se aventuran en ella y no son capaces de terminarla, de ahí la advertencia que hacen a quienes quieran iniciarse en esta aventura expertos como los del Grupo Placentino de Montaña, pioneros en organizar esta salida desde hace 30 años.

“Es imprescindible tener buena preparación física. La ruta tiene un recorrido de 24,5 kilómetros, es dura y de lo que se trata es de disfrutarla, así que si no se está en condiciones es probable que no se quiera volver o que se causen problemas a la organización”, indica Emilio Rodríguez, responsable de la organización de la próxima edición de la Travesía Carlos V que se desarrollará el 9 de noviembre.

En febrero el Gobierno de Extremadura, que a instancias de la Mancomunidad Municipal de La Vera declaró en 2011 el recorrido como Fiesta de Interés Turístico Regional, convocará una nueva salida más suave y más corta, de 10 kilómetros entre Jarandilla y el monasterio de Yuste. Recrea con ella el camino que Carlos V salvó desde el castillo de los Condes de Oropesa en el que residió desde finales de 1557 hasta que el 3 de febrero se trasladó a su palacio junto al cenobio jerónimo.

La de noviembre solo podrán hacerla 800 personas. El Grupo Placentino de Montaña tuvo que establecer un límite de participantes cuando hace doce años se vieron desbordados por una afluencia de 1.200 senderistas llegados de todos los rincones de España y también de Europa. Creen que este número clausus favorece la organización y evita exceso de contaminación ambiental por ruido y por concentración de gente, en un paisaje que incluye tramos de protección especial como es la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.

El plazo de inscripciones, que ya se ha abierto, se cerrará cuando se alcance la número 800, que se alcanzará, de manera que quien tenga claro que quiere hacerla puede ir reservando sitio. Este año han imprimido un tinte solidario al evento y quien desee colaborar puede aportar leche, galletas y cacao que se destinarán a Cruz Roja Plasencia.

El secreto del éxito

El secreto del éxito de la Ruta Carlos V está por un lado en el interés histórico y cultural que tiene rememorar el último camino de uno de los hombres más influyentes de Europa y, por otro, en la posibilidad de empaparse de naturaleza durante las diez horas o incluso más, que dependiendo del ritmo de cada cual tarda en salvarse la distancia entre Tornavacas y Jarandilla.

Quienes la hagan volverán a casa con la memoria y los sentidos repletos de bosques de castaños y robles, torrenteras de agua cristalina, praderas y piornos. Puede también que con la imagen en la retina de algún rebaño y su pastor.

“Los participantes se llevarán mucho más de lo que han traído”, asegura Rodríguez.

La salida a pie se hará desde Tornavacas a las 9.00 horas y la llegada a Jarandilla se prevé entre las 18.00 y las 20.00. Los organizadores tienen un punto de encuentro a las 7.00 en Plasencia (Avenida del Valle), para que quienes viven en la ciudad del Jerte o pasen por ella en su camino hacia la partida lo hagan juntos , entre autobuses y vehículos particulares. Los habrá también desde Cabezuela, Puerto de Los Castaños, Moraleja y Navalmoral siempre y cuando se junten un mínimo de 22 viajeros para cada una de esas partidas.

La Plaza de Tornavacas será el punto de encuentro y desde ahí se caminará durante un par de horas hasta el Collado de Las Losas, para alcanzar a continuación el famoso Puente Nuevo o de Carlos V, emblema iconográfico del recorrido, que atraviesa la Garganta de La Serrá. El paso siguiente será el ascenso al Collado de las Yeguas, que marcará el descenso por la Garganta Yedrón hacia Jarandilla.

Además de buen ánimo, los caminantes tendrán que llevar calzado de montaña o deportivo, impermeable por si llueve, una gorra por si calienta el sol, alguna prenda por si hay que abrigarse y mochila para la comida y el agua. Una vez metidos en vereda, la recomendación es seguir la señalización y no caminar sin compañía para evitar extravíos.

Itinerario cultural europeo

La Ruta del Emperador Carlos V aspira a recibir la identificación de Itinerario Cultural Europeo por parte del Consejo de Europa en todo su recorrido, desde que arranca en Cantabria hasta que termina en Extremadura pasando por Asturias, País Vasco y Castilla y León. La denominación ha sido solicitada este año por parte de la Red de Cooperación de las Rutas Europeas del Emperador, conformada por más de 40 municipios, centros de desarrollo rural y asociaciones de 10 países de Europa y el norte de África.

Quieren que se reconozca con ello la valía de un referente político, cultural e histórico común que incluye hasta 43 puntos declarados Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

Si Bruselas decide darle el sí, en 2015 la Ruta de Carlos V tendría el mismo reconocimiento de la de Don Quijote o el Camino de Santiago. Todo un potencial turístico y de desarrollo económico del que Extremadura se vería sin duda beneficiado.

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