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Crowdfunding contra la propaganda franquista

Placas que se instalarán en Amoeiro

Marcos Pérez Pena

En noviembre el Ayuntamiento de Amoeiro (Ourense) anunciaba un proyecto para, siguiendo la Ley de Memoria Histórica, instalar placas explicativas de Memoria Histórica en lugares públicos rotulados con simbología fascista. “¿Para qué vamos a amputar una parte de la historia cuando lo que tenemos que hacer es contarla?”, destacaba luego el alcalde, Rafael Rodríguez (PSdeG-PSOE), en conversación con este diario.

Se trata de 13 fuentes públicas y de la antigua escuela pública de Parada de Amoeiro, espacios todos ellos en los que se pueden ver los escudos con el yugo y las flechas, y otros elementos de exaltación del fascismo. En las placas se podrá leer que “estas imágenes pertenecen a la propaganda de una dictadura que ocupó con sus símbolos los espacios públicos más emblemáticos. Permanecen aquí como denuncia histórica de aquel régimen opresor”. La propuesta generó una gran repercusión, incluso fuera de Galicia, lo que sorprendió el regidor, que lamentaba que “estemos tan acostumbrados a no tocar las cosas, a dejar que todo siga igual. ¿Estamos acostumbrados a ser pasivos o inactivos ante cosas con las que deberíamos ser mucho más activos?”.

También llegó alguna crítica, con argumentos como que esta medida no ayuda “a resolver la crisis económica” y que “es un despilfarro”. “No es ningún despilfarro”, subraya el alcalde, “las placas que encargamos, un total de 14, tienen un coste sumado de 459,80 euros”. Sin embargo, “para que no se puedan acoger a ese argumento”, el Ayuntamiento va a poner en marcha una campaña de crowdfunding, de modo que todas las personas que así lo quieran puedan hacer una donación única, de dos euros, para apoyar que esta iniciativa se lleve a cabo. Las donaciones se pueden realizar a través de esta página.

“Es una cantidad de la que nos podríamos hacer cargo, pero entendemos que es una cuestión ética. No vamos a gastar un céntimo de las arcas municipales. Le vamos a pedir a la gente ayuda para rehabilitar la memoria en unos tiempos en los que hay una cosa llamada ley, que es para todos, la Ley de Memoria Histórica, y hay un gobierno que no la provee de fondos para que se pueda aplicar”, denuncia el alcalde, que añade que “además, queremos que sirva para animar a que en otros lugares se haga lo mismo y se impulsen las medidas para dar a conocer nuestra memoria”.

Desde el ayuntamiento se añade que “consideramos que esta causa requiere de un impulso adicional que demuestre el respaldo popular que acompaña la implementación de acciones dirigidas a materializar la Ley de Memoria Histórica” y destaca que España “tiene muchas deudas pendientes con las víctimas de una dictadura que represalió a multitud de familias y sumió en el olvido las barbaries cometidas sin aliviar -ni siquiera simbólicamente- esas atrocidades”.

Si la campaña supera la cantidad prevista, el dinero sobrante se emplearán para la organización en Amoeiro de otras actividades ligadas con la memoria histórica. “Ya estamos preparando, para el año que viene, un acto de homenaje a las corporaciones municipales que hubo durante la Segunda República. En el año 1936 había 12 concejales, eran los 12 socialistas. Al alcalde lo mataron y el resto tuvo que huir, o estuvieron escondidos durante años. Su legado fue muy importante, y queremos traer esa memoria a la actualidad, honrar esa gente y concederles los elogios que merecen”, dice Rafael Rodríguez, que destaca que “Amoeiro fue uno de los ayuntamientos que padeció más cruelmente los efectos de la represión”.

“El olvido es algo que nos divide”

Rafael Rodríguez defiende que con la colocación de estas placas se informa mejor de lo que fue la dictadura y se rinde un mejor homenaje a las víctimas y a su dignidad que con la retirada de la simbología fascista. “La mejor prueba la tenemos en otros países. No es lo mismo que te cuenten lo que fue el nazismo, que ir a un campo de concentración, estar allí, ver lo que fue. Esa es la mejor forma de contar la historia, ver cómo fue la realidad”. Y añade que la visión de los yugos y flechas en las fuentes del ayuntamiento, con la explicación de lo que esto significó durante cuarenta años permite mostrarle a la gente “cómo fue la apropiación simbólica de los lugares públicos, cómo con esas imágenes se conseguía una sensación de dominio e imposición, como se infundía temor en la gente”. “Conservar la memoria forma parte del patrimonio de un pueblo. El olvido es algo que nos divide. Hoy hay mucha gente que no sabe qué es eso. Es necesario que la gente sepa qué es eso que está ahí”, concluye.

El reloj de Cástor Sánchez Martínez

El próximo año, como adelantó el alcalde Rafael Rodríguez, el Ayuntamiento de Amoeiro organizará un acto de homenaje a la corporación municipal que gestionó la localidad durante la Segunda República y que tuvo a Castor Sánchez Martínez como alcalde. Luchador por la abolición de los foros, fue por tres veces presidente de las sociedades agrarias en Parada y fundador de la UGT de Amoeiro y de la primera agrupación socialista en el ayuntamiento.

El 19 de abril de 1931 se elige democráticamente nueva corporación, resultando elegidos 8 concejales socialistas y 4 republicanos, siendo nombrado alcalde-presidente por unanimidad. El mandato duró hasta 1934, momento en el que es deportado tras una criticada actuación judicial. Regresó su casa el 7 de enero de 1935, y el 20 de febrero de 1936 asumió, de nuevo, la alcaldía de Amoeiro por orden dictada por el presidente de la República.

Tras el golpe militar, el 25 de agosto de 1936, los falangistas asesinan a Castor Sánchez Martínez en la carretera de Leiro a Ribadavia, en el cruce de Beade. El reloj de Cástor Sánchez Martínez, un modelo de marca Titán y único en la comarca, pasó a la muñeca de uno de sus asesinos quien, a pesar de su infamia, se vanagloriaba públicamente de eso. Su hijo, José Benito Sánchez, fue conocedor de esta historia, y sufrió como pocos la larga y dura represión fascista, lo cual no le impidió convertirse en cronista de Amoeiro a lo largo de toda su vida.

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