El ayuntamiento de Santiago se gasta medio millón en redecorar todas las rotondas de la ciudad
Hace demasiado tiempo que la actualidad municipal de Santiago va más allá de la gestión común de un ayuntamiento e incluso de los avatares de la política local. Sospechas, enfrentamientos internos, imputaciones judiciales, dimisiones por las bravas, medias verdades y mentiras enteras ocupan los titulares de prensa, los debates en los plenos y buena parte del tiempo del gobierno de un PP que, más que disfrutar, padece su primera mayoría absoluta en la capital de Galicia. En los últimos tiempos, el gabinete que dirige Ángel Currás parece intentar abrirse paso entre las tribulaciones con una apuesta por acciones en las que las Administraciones locales solían prodigarse en tiempos de bonanza económica, como reformas y embellecimientos de calles o instalaciones múltiples de nuevos parques infantiles. La última de estas operaciones va destinada a uno de los elementos urbanos que pasó de ser exótico a crecer como hongos en el país gallego: las rotondas.
Según datos del área de Desarrollo Urbano Sostenible del consistorio, Compostela “cuenta actualmente con 93 rotondas y una mediana” que, a juicio del gobierno local, hace falta redecorar. Para ello, el gabinete conservador reserva algo más de medio millón, concretamente 502.721 euros destinados a financiar “un conjunto de acciones con el objetivo de mejorar la calidad estética, ambiental y de uso del sistema de espacios verdes que conforman las rotondas”, que realizará la empresa Cespa. Todo esto, aseguran, sin olvidar los principios de “sostenibilidad, viabilidad y optimización de recursos”.
La titular de este departamento, María Pardo, fue la encargada de presentar este martes ante la prensa los objetivos de su concejalía para estos espacios circulares. “Los objetivos se mueven en dos niveles”. Uno “estético” y “estilístico”, que “refuerce la personalidad de la ciudad en sus diferentes perspectivas: cultural, paisajística y socioeconómica” y otro “ambiental, que optimice los recursos que suponen su mantenimiento”. Con esta filosofía como base, el consistorio se lanza a un plan de embellecimiento de los más de 100.000 metros cuadrados de rotondas compuestos por, a saber: más de 62.000 metros cuadrados de céspedes, más de 7.000 de praderas, casi 30.000 “de arbustos y perennes” y 3.000 más de “plantaciones anuales de flor”.
Decoración “colorista” contra la “monotonía”
En este contexto, cabe preguntarse qué necesidades ha detectado el Ayuntamiento santiagués para acometer tal proyecto. “Lo que se ha detectado –explican desde el Pazo de Raxoi– es que en las rotondas de la ciudad existe una evidente monotonía en su decoración y lo que se pretende con esta mejora es que estos espacios se conviertan en lugares con vocación diferenciada y susceptibles de acoger una decoración más colorista y botánica”. “Para desarrollar esto”, desde Urbanismo distinguen seis tipos de rotondas con su respectivo estilo decorativo.
Así, en los “espacios viarios asociados al Camino de Sanitago” las rotondas “intentarán reflejar el cielo en el suelo, proyectando las texturas y colores de la Vía Láctea”. En el entorno del complejo administrativo de San Caetano, sede de la Xunta, los motivos irán “asociados a la presencia de los diferentes edificios institucionales”. En el barrio de Fontiñas se tendrán en cuentas “servicios presentes en dicho ámbito” como pabellones y colegios. Las denominadas rotondas “periurbanas” se ligarán “al paisaje rural o de vegetación de su ámbito”, las “comerciales”, en el polígono de Costa Vella, “estarán determinadas por su vocación en cuanto al continuo flujo de usuarios” de las áreas comerciales y las del polígono del Tambre “se tratarán de manera diferenciada respecto de su diseño y mantenimiento”.