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La odisea logística de vacunar a 3.000 marineros que pasan meses lejos de puerto: Galicia se prepara para la inmunización en su flota

Archivo - Pescadores en barco pesquero

Beatriz Muñoz

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Galicia es la comunidad con más marineros de España. Unas 20.000 personas están afiliadas al régimen especial del mar de la Seguridad Social, aunque no todas ellas trabajan a bordo de los barcos. Como otros colectivos declarados esenciales con el estallido de la pandemia, al no considerarse primera línea de batalla, los pescadores siguen ahora a la espera de recibir alguna de las vacunas contra la COVID-19. El sector ha hecho sus cálculos y ha pedido que se les aplique un plan específico. El avance por edades plantea un rompecabezas para las tripulaciones de pesca de altura y gran altura y de los mercantes, unas 3.000 personas en total. Las tareas no se pueden hacer manteniendo la distancia de seguridad, la convivencia es estrecha, los tripulantes no coinciden en edad -ni, por lo tanto, en el momento en el que les tocará el pinchazo- y se embarcan en mareas de meses en las que su turno para la inyección los puede encontrar en cualquier punto lejano del Gran Sol o del Atlántico Sur.

El presidente de Federación Galega de Confrarías de Pescadores, José Antonio Pérez Sieira, destaca que sigue habiendo barcos con camarotes de cuatro y seis camas y que el comedor suele ser una mesa alrededor de la cual se sienta toda la tripulación. Es, dice, “imposible” trabajar con distancias de seguridad. Las cofradías llevan tiempo reclamando un plan de vacunación específico para el sector. “Los de altura y gran altura pasan muchos días en el mar y meses”, recalca.

Las conversaciones para intentar encajar las piezas y vacunar a los marineros que trabajan en Galicia desembocaron la pasada semana en el anuncio por parte de la Xunta de que asumirá con sus medios la inmunización, una vez que el Instituto Social de la Marina (ISM), que es la entidad pública que se encarga de la asistencia sanitaria de los trabajadores del mar, le facilite los datos para citarlos. Pérez Sieira asegura que el sector recibe las noticias con “mucha ilusión”. En Ribeira (A Coruña), su puerto, hay barcos pendientes de volver a salir a faenar en el Gran Sol, en el Atlántico Norte, y están a la espera que les digan cómo va a ser el proceso para embarcarse ya inmunizados.

El proceso, según la Xunta, está en marcha. Fuentes de la Consellería do Mar indicaron esta redacción que prevén empezar a fijar los turnos esta semana. La prioridad son los en torno a 3.000 marineros de las flotas de altura (unos 1.250) y gran altura (1.200) y de los mercantes (500), que son los que se embarcan en travesías de meses lejos de la comunidad. A continuación irán los de bajura, que no presentan el mismo desafío logístico porque salen a faenar y vuelven a puerto en el mismo día. “A ver si la pasan (la información) de una forma rápida para empezar cuanto antes”, dijo el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en la misma rueda de prensa en la que anunció las restricciones para después del fin del estado de alarma.

Antes de llegar a esta conclusión, los desencuentros escalaron entre sector, administraciones y formaciones políticas y durante semanas hubo reproches cruzados. El Gobierno gallego ha insistido en que la vacunación de los marineros es competencia de la administración central y la conselleira do Mar, Rosa Quintana, consideró que es el ISM el que tiene “toda la logística” al contar con médicos y oficinas en el territorio nacional y en otros países. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, dijo a finales de abril que los integrantes de este colectivo se vacunarían “cuando les toque y con la vacuna que les toque”. Quintana le respondió dos días después, tras recibir ella misma la primera dosis de AstraZeneca, y le pidió “un poco de sensibilidad” y un cambio de opinión. Las discrepancias se produjeron también con el secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, que acusó a la Xunta de “dar la espalda” al sector. La conselleira reaccionó diciéndole que tiene “la cara de cemento armado”.

El líder de los socialistas gallegos empleó un argumento que, de hecho, también utilizó una de las principales agrupaciones sectoriales, la Asociación Española de Titulados Náutico-Pesquera (Aetinape): en Euskadi sí empezaron con la inmunización de los trabajadores del mar. En un comunicado, Aetinape acusó a la Xunta de “pasotismo”. La nota la publicó tras recibir una petición de los armadores vascos que exponen que contratan también a profesionales gallegos y se encuentran con que una parte de la tripulación está inmunizada y la otra no. Esta situación “patética” genera problemas a empresas y trabajadores, agrega la asociación. Un caso asintomático puede provocar brotes a bordo y algunos barcos pasan más de diez días sin ir a puerto. En caso de cuarentena, las empresas temen los impactos económicos del parón de actividad.

Lo ocurrido con los dos buques aislados en el puerto de Vigo con varios tripulantes afectados lo ilustran. En uno de los casos se ha confirmado que la variante india es la responsable de los contagios y el otro está a la espera de que termine la secuenciación de las muestras. En total hay seis marineros hospitalizados, uno en la UCI, y el resto están pasando la cuarentena en los barcos. El pasado viernes se conoció también que un pescador de Cangas, embarcado en una nave gallega, murió con COVID-19 en un hospital de Uruguay.

Este último caso lo cita el presidente de la federación de cofradías gallegas, que lamenta que la vacunación no empezase antes entre los pescadores. Ahora cree que “no queda otro remedio” que inyectar el suero de Janssen a los tripulantes de altura y gran altura. “A nosotros nos da igual una que otra, pero los que se van meses, tienen que tener la de una dosis que les sea efectiva”, razona. También apunta que la organización tiene que ser precisa. La mayor parte de los barcos están ahora en el mar y hay que fijar las citas para los tiempos que los marineros pasan descansando en tierra.

La Consellería do Mar anunció el pasado miércoles la puesta en marcha del protocolo para administrarles la vacuna. Ya empezaron a llegar a la administración gallega los primeros datos del ISM. En los documentos figura información como en qué momento le toca a cada marinero volver de una marea o volver a embarcarse para calcular cuándo puede recibir la vacuna. Resuelto este calendario, aparece la otra dificultad enunciada por Pérez Sieira: de las cuatro vacunas que se están administrando en la actualidad, tres requieren de dos dosis separadas por varias semanas, algo incompatible con mareas de varios meses. Este es el motivo por el que la Xunta pide que se pueda emplear la de Janssen, la única de una sola dosis. En la Comisión de Salud Pública de esta semana, los representantes gallegos apoyarán que este suero se use a partir de los 50 años.

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