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El PP mantiene por ahora el apoyo al alcalde de Ourense que agredió a una sindicalista

Alberto Núñez Feijóo (derecha) con el alcalde de Ourene Gonzalo Pérez Jácome (centro) y el presidente de la diputación Manuel Baltar (derecha)

Daniel Salgado

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No es que Gonzalo Pérez Jácome no vaya a dimitir por haber agredido, ante las cámaras y a las puertas del ayuntamiento, a una sindicalista que participaba en la huelga de los autobuses urbanos de Ourense. Es que el alcalde ni siquiera se ha disculpado por el violento empujón a Lola Panero, de Comisións Obreiras. De hecho, ha dejado claro en un vídeo que no lo hará y que la víctima de “una agresión acústica con un megáfono” fue él. Las imágenes que han colocado a la tercera ciudad de Galicia en los informativos de todo el Estado no le han supuesto, de momento, ninguna consecuencia. El Partido Popular, que está coaligado a su partido, Democracia Ourensana, en la alcaldía, se desentiende. “No compartimos en absoluto esas formas ni ese acto injustificable”, ha señalado la agrupación local en un comunicado, y le exigen que pida perdón. Pero, por el momento, ni exigen su dimisión ni le retiran su apoyo.

La agresión de Jácome ha provocado la repulsa unánime de las fuerzas políticas. El BNG incluso la llevó a la comisión institucional del Parlamento de Galicia, donde su diputado Iago Tabarés solicitó que el PP “reprobase o condenase” la acción, a lo que este accedió. El secretario general del PSdeG, Valentín González Formoso, habló de “vergüenza y esperpento” y culpó a Feijóo de sostener al regidor. Más allá de la nota de los populares orensanos, Alfonso Rueda, inminente nuevo presidente de la Xunta, declaró este martes que no le gustaba “nada” de lo que le contaban, pero que no había visto las imágenes. Las vio al día siguiente y tildó lo sucedido de “inaceptable”, pero sin avanzar ninguna decisión: “Hablaré con el grupo municipal del PP y escucharé sus opiniones”. Los vídeos con el golpe recorrieron las redes sociales y se colaron en los medios de comunicación. En ellos se ve como Pérez Jácome arremete contra Panero ante la mirada impasible de tres agentes de la Policía Local, que solo intervienen para apartar a la sindicalista.

Comisións Obreiras anunció al día siguiente –este miércoles– que presentará una denuncia contra el regidor ourensano por su “actuación violenta”. Su secretaria general en la comunidad, Amelia Pérez, afirmó que no “llega con condenas, como hicieron todos los grupos de la corporación municipal [PSdeG, PP, BNG y Ciudadanos] excepto Democracia Ourensana” y apeló directamente a Rueda: “Tiene que tomar la primera decisión de su mandato: ¿qué va a hacer en la ciudad de Ourense? ¿Va a dar sustento al señor Jácome para seguir siendo alcalde?”. Las relaciones entre Democracia Ourensana y el Partido Popular son múltiples y en varias direcciones.

Alcaldía a cambio de Diputación

Fue Alberto Núñez Feijóo quien, en la campaña de las últimas elecciones municipales, avisó de que un gobierno local en Ourense presidido por Jácome será “letal” para la ciudad. Las urnas hablaron, y dijeron que el Partido Socialista de Rafael Rodríguez Villarino era la formación más votada: obtuvo nueve de los 27 asientos del pleno. El PP y Democracia Ourensana –la derecha populista de Jácome–, siete cada uno. El BNG logró dos, al igual que ciudadanos. De un día para otro, Feijóo se olvidó de la letalidad del ahora alcalde y de sus discursos, en los que ahora vuelve a insistir como líder de la derecha estatal, sobre que debe gobernar la lista más votada. Los populares respaldaron a Jácome para alcalde a cambio de que los de Jácome hiciesen lo propio con Manuel Baltar (PP) en la presidencia de la Diputación provincial.

El ahora regidor aparcó entonces años de críticas furibundas contra la familia Baltar, que ha controlado durante décadas el ente provincial ourensano y proporcionado enormes bolsas de votos al Partido Popular gallego, y se plegó a sus designios. Pero la memoria de Baltar era más fuerte que la de Feijóo. Él sí recordaba los ataques que le había dedicado Jácome. Y aunque permitió el pacto de gobierno del que dependía su propio cargo, en septiembre de 2020 alentó su ruptura. Entonces los ediles del PP abandonaron el gabinete de Jácome, del que solo un mes antes habían salido cinco de los siete de Democracia Ourensana entre acusaciones de prácticas corruptas. La tercera ciudad de Galicia quedó así bajo mando de un alcalde y un concejal, más tarde dos concejales. La actividad municipal se redujo dramáticamente. En este interregno, el regidor incluso culpó a Feijóo de “la escoria” que, dijo, había en el PP.

Pero el Partido Popular desdeñó cualquier acuerdo con los socialistas que no pasase por apartar al candidato de estos, Rodríguez Villarino, en 2019 el más votado. Nueve meses después, Baltar imponía a Feijóo el regreso del partido a un gobierno de coalición y la asunción de los departamentos de deportes, hacienda, medio ambiente, servicios sociales, comercio–termalismo–turismo y urbanismo. Las polémicas más o menos disparatadas continuaron. También los paseos por los juzgados, en este caso por malversación de los fondos del partido. Y las protestas ciudadanas contra “la dejadez, la apatía y la mentira”. Todavía esta semana, el diario local La Región, muy próximo a Manuel Baltar, publicaba que el alcalde había levantado 209 reparos de intervención a expedientes de pago a lo largo de 2021, y que en otros 72 procedimientos había eludido pedir la fiscalización previa. Era tal vez en esto en lo que pensaba Alfonso Rueda este miércoles cuando aseguró a los medios de comunicación que la relación de PP y Democracia Ourensana en el ejecutivo local “no ha sido fácil hasta ahora”. Sin embargo, tampoco fue capaz de anunciar ninguna medida al respecto. Los populares mantienen, por ahora, su apoyo a Jácome.

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