“La sociedad está adormecida; no veo un pueblo activo en defensa del medio ambiente”
Adega (Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza) celebró este sábado su 38ª asamblea general. Bajo el lema Mareas de Dignidade, los socios de este veterano colectivo, que lleva casi cuatro décadas defendiendo el medio ambiente en el país gallego, debatieron sobre “la respuesta ecologista y social a la pérdida de derechos –también ambientales– aportando propuestas para avanzar hacia la sostenibilidad”. En la reunión, durante la cual se entregaron también los premios Osíxeno, el grupo acordó sus resoluciones, exigiendo de la Xunta un posicionamiento negativo a la permanencia de ENCE en la ría de Pontevedra más allá de 2018 y reclamando el rechazo definitivo del proyecto de Corcoesto, así como la retirada de la ley de minería del Gobierno de Feijóo. Además, solicita a todos los responsables municipales gallegos que promuevan en sus ayuntamientos, mancomunidades y diputaciones sistemas alternativos para el tratamiento de la basura al margen de Sogama o complementarios con ella. La mejora en la gestión de los residuos será el “eje fundamental” en el que se base la actividad de Adega para este año, en el que seguirá luchando por la defensa ambiental de la tierra. Su presidenta, Virxinia Rodríguez, nos explica los propósitos para este 2014.
¿Cómo ha ido la asamblea general de Adega?
Evaluamos el trabajo del pasado año y establecimos nuestras líneas estratégicas para este que empieza. Fue un proceso de reflexión y debate, pero más de trabajo al no haber cambio de dirección como en otras ocasiones.
¿Quá balance hace Adega del pasado año?
En general, la percepción es que la sociedad está muy poco movilizada y esto implica que hay una sobrecarga de trabajo en Adega, que tiene que atender a muchas cosas y afecciones medioambientales en el país: la minería, el problema de las rías y la resolución negativa de Europa, el modelo urbanístico, la ley del suelo...
¿Cuáles serán las líneas estratégicas para este año que comienza?
Marcamos unas líneas estratégicas fundamentales y nos marcamos como eje fundamental el tema de los residuos. Presionaremos a las administraciones, locales o provinciales, para que implementen planos alternativos a Sogama, pero trabajaremos también con la ciudadanía, porque este no es solo un problema de concepto y de un modelo malo y agotado, sino que la gente tiene que entender también que tenemos que reducir los residuos, el consumo de plásticos y de materiales que no son renovables... No solo tenemos que demandarle a los gobiernos modelos alternativos, sino fomentar que la ciudadanía también colabore en un nuevo modelo. Esta será nuestra gran campaña, pero obviamente seguiremos trabajando en otras líneas, en las habituales.
¿El caso Barreiros es un ejemplo del trabajo de Adega?caso Barreiros
El caso Barreiros fue un éxito porque la Justicia nos dio la razón y conseguimos ahorrar los muchos millones de euros que iba a implicar el modelo que se iba a aplicar. Que el TSXG nos diese la razón hace que sigamos luchando en la misma línea y para evitar que en el futuro se opte por este modelo urbanístico y de construcción salvaje, que ahora está paralizado por la crisis pero que puede volver.
Habla del modelo de gestión de residuos como el eje fundamental para lo debate este año: ¿cree que falta concienciación en la sociedad?
Hubo una importante respuesta a las incineradoras en varias localidades y eso fue muy importante, pero también hay problemáticas en otros lugares como en A Coruña, donde es deficitaria la separación de materia orgánica en la planta de Nostián. El tema de los residuos fue siempre estratégico para Adega, pero ahora será nuestro eje central en el territorio, además de todas las denuncias que tengamos que hacer, como por la ley del suelo que se nos viene encima o por la situación de los ríos o de las rías, para la que seguimoss reclamando un saneamiento integral que no llega.
¿Qué le pareció el informe aprobado por la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo?
Fue un resultado desalentador. La Comisión de Peticiones de la UE rebajó el grado de déficit que tienen nuestras rías. Pensábamos que Europa era la solución a muchos de los problemas y afecciones que denunciamos, pero incluso allí las presiones del PP y del PSOE provocan que se rebajen las exigencias. Por esto les dimos el premio Dioxina.
Dice que hay poca movilización de la sociedad por los problemas medioambientales.
Dada la situación actual, la gente percibe que las problemáticas de la sanidad o de la educación están por encima de la problemática medioambiental. Después de aquella masiva manifestación de Nunca Máis de hace once años, en este pasado año la lucha contra la minería salvaje y contaminante provocó otra importante manifestación y eso fue algo muy positivo, pero la sensación es que hay poca implicación de la sociedad en los problemas medioambientales. Para la gente, hay otras prioridades y esto provoca que se diluyan las agresiones que sufre el país y que sufriremos más aun, y muy pronto.
Pero Corcoesto se paralizó...
Corcoesto está paralizado momentáneamente, pero la propuesta de Adega es que la Xunta diga que no definitivamente al proyecto. Hay muchas más solicitudes de explotaciones mineras, muchas prospecciones en el territorio y la ley de minería de la Xunta puede afectar gravemente al patrimonio etnográfico y a espacios naturales. Es una problemática que tenemos ahí y con la crisis Galicia se presta a ser colonizada por empresas foráneas; pero también empresas de aquí, con la excusa de crear trabajo, están dispuestas a agujerear todo el país. La sociedad prioriza otras temáticas y por ahí se cuelan otras como la ley del suelo o la política minera...
¿Es la paralización de la minería agresiva un objetivo fundamental del ecologismo?
No decimos que no de manera radical a la minería. Entendemos que Galicia fue un padres minero, nuestras casas son de piedra y yo estoy hablando por un móvil que tiene materiales de extracción minera. Hay que decir no a la minería contaminante porque hay medios que permiten extracciones menos dañinas y por ahí es por donde tenemos que ir. Obviamente, tenemos que defender todo el reciclaje y recuperación de minerales posible, porque son un recurso finito y también debemos evitar su esquilmación.
¿Tiene que unirse más el ecologismo gallego?
Tenemos que estar unidos y fortalecidos para lo que nos puede venir, tener una propuesta conjunta y, a lo mejor, deberíamos trabajar más en conjunto para después tener una voz única, aunque con matices, estableciendo líneas marco para acercar las problemáticas medioambientales al resto de la sociedad, que en muchos casos tiene otros intereses. Tenemos que hacernos escuchar más.
¿Y cómo se pueden hacer escuchar más?
Como la sociedad está adormecida, los movimientos ecologistas tenemos que estar a la altura. Entendemos que tenemos que fortalecer el movimiento ecologista y crear sinergias entre todas las entidades para trabajar. Tenemos que estar unidas en lo que podamos estar unidas. Las hay más conservacionistas o más gremiales, pero tenemos que hacerle ver a la sociedad la importancia de conservar el medio. Debemos fortalecer las sinergias entre grupos y las alianzas con otros sectores a lo mejor no tan ecologistas pero con los que tenemos puntos en común en diferentes ámbitos.
¿Les faltan altavoces para llegar a la sociedad?
Para nosotros esta crisis es una crisis ambiental, pero somos voces silenciadas, muchas veces también por los medios de comunicación. La sociedad, siendo sensible ambientalmente, tiene otras problemáticas que priorizan sobre esta. Ante esto, tenemos que trabajar a pie de calle y lograr que la temática ambiental no sea secundaria o terciaria, pero sabemos que es muy difícil.
Pero la respuesta al proyecto de Corcoesto fue muy loada por masiva e intensa...
En el caso de la minería la respuesta fue buena y digna. Sorprendió que hubiera tanta movilización, pero fue algo muy puntual. Si hoy hubieras querido movilizar a toda esa gente, no sé si se conseguiría. Sí que hubo mucha fuerza y a través del vídeo de la SGHN y otras campañas se consiguió que la sociedad se movilizara. Corcoesto arrastró todo, pero no es un problema de Corcoesto solo, sino algo global, de la ley de minería y de la política que lleva a cabo la Xunta. Hay que modificarla porque es perjudicial y de la época franquista y es un problema estratégico.
¿Está la sociedad adormecida?
Insisto que, de todas formas, no percibo una sociedad activa en defensa de en medio ambiente, percibo una sociedad adormecida, expectante y en un estado derrotista, como si fuera imposible luchar contra el sistema. La sociedad no percibe que el sistema es lo que no funciona, la sociedad quiere volver al consumo de antes, a viajar por 15 euros a Londres, a tener tres casas... El problema es luchar contra esta comodidad y esta sociedad de consumo, donde no se cuestiona el modelo. Somos diez o quince los que lo cuestionamos y somos conscientes de que no se puede continuar así: tenemos que asumir que no es viable. La sociedad quiere seguir consumiendo como consumía y vivir como vivía.