Los mercados medievales en Madrid, un viaje al pasado más presente que nunca

El mercado medieval de Buitrago de Lozoya (Madrid) en una edición anterior.

Guillermo Hormigo

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Juglares, guerreros, reyes feudales, clérigos y doncellas. Pero también magos, brujas, duendes, trolls y dragones. La estética medieval, a medio camino entre lo histórico y lo fantástico, vive desde hace años una edad de oro. A la tradición literaria, con la obra de J.R.R. Tolkien como gran estandarte, se ha unido la influencia del cine, las series y los videojuegos. Pero no todo queda en el terreno de la imaginación o las pantallas: los mercados medievales, muy habituales en zonas como la sierra de Madrid o el sur de la Comunidad, son una oportunidad perfecta para estos viajes al pasado (aunque sea un pasado alternativo y mágico) tan de moda hoy.

Manuel Martín es coordinador de Degladis Servicios Temáticos, una empresa especializada en la logística de estos eventos. Ya trabajan en el próximo: el mercado medieval de Buitrago de Lozoya, los días 1, 2, 3 y 4 de septiembre. “Coordinamos los espectáculos, la decoración, el trabajo de los artesanos o las exposiciones”, explica para ilustrar algunas de sus tareas, que en algunos se reparten con servicios municipales. Porque estos mercados se convierten en auténticas ferias itinerantes con actividades culturales y de ocio pertenecientes a disciplinas diversas.

Martín señala que a veces son los propios ayuntamientos los que se ponen en contacto con su compañía, mientras que en otras ocasiones la iniciativa parte de Degladis. En cualquier caso, el primer paso es “hacer una propuesta cultural atractiva”. Menciona el caso de Buitrago, en el que después de dos años de parón por la pandemia regresan duplicando el número de actividades culturales. Además de engalanar “prácticamente toda la calle principal hasta el Castillo”, tendrán lugar animaciones o pasacalles.

La inactividad provocada por el covid les hace volver con más ganas. “Vemos la necesidad de hacerlo más espectacular porque la gente lo reclama”, dice Martín. Pero además es un evento al aire libre, los cuales han vivido un gran aumento en su demanda los últimos dos años.

Asegura que el último mercado que han organizado, en el pequeño pueblo de Almonacid de Zorita (Guadalajara), ha tenido una gran aceptación. “Si hay buenas propuestas la gente va a responder. Hay que luchar por que todos los mercados de la Comunidad de Madrid tengan buenos espectáculos”, añade.

En Degladis tienen claro que el ejemplo es El Álamo, municipio al sur de Madrid colindante a la provincia de Toledo: “Cada año va a más porque se renuevan en espectáculos y en diversidad de talleres. Si sorprendes al público, en lugar de ofrecer lo mismo en todas las ediciones, la gente sigue yendo y no se cansa”. El de El Álamo, a finales de abril, es uno de los muchos mercados coordinados por La Fragua de Vulcano, una referencia en la organización de ferias medievales.

Estos espectáculos que Martín considera esenciales para confeccionar un buen mercado medieval paradójicamente suelen ser gratuitos. Es en las zonas de artesanía y hostelería, el propio mercado en sí, donde deben compensar los gastos de preparación y montaje. Ahí pueden adquirirse replicas y hasta algún que otro original de armas, monturas, joyas o reliquias de la época, y sirven manjares cocinados con muchas más garantías que los del Medievo.

Más allá de sus propias ganancias, el coordinador de Degladis incide en el beneficio que este tipo de actos genera en todo el municipio, normalmente además núcleos de población mucho más desatendidos que Madrid y con dotaciones culturales o lúdicas mermadas en comparación a la capital: “Los hostales, los comercios o la restauración alrededor de los mercados son una rueda económica que debemos cuidar”.

Realmente no se trata de mercados medievales al uso, si así fuera solo habría melones y sandías, con suerte. Ahora son como un parque temático en la calle

Para Martín, la clave del éxito de los mercados medievales está en la calidad y la versatilidad: “Seguirán creciendo siempre que no bajen el nivel y vayan innovando o adaptando cosas. Realmente no se trata de mercados medievales al uso, si así fuera solo habría melones y sandías, con suerte. Ahora son, para que nos entendamos, como un parque temático en la calle”.

Recalca precisamente el carácter familiar que han ido adquiriendo estas ferias medievales: “Es una actividad que no se queda hasta altas horas de la noche. Los niños que van con sus familias son la base fundamental de nuestra clientela, así que tenemos que hacer todo lo posible para que se sientan bien. Es como decía un parque temático, solo que lo tienes en tu ciudad o en tu pueblo”.

El listado completo de mercados medievales en Madrid durante el resto de 2022 puede consultarse en este enlace.

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