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La 'smart home' robotizada y feminista que nos librará de las tareas domésticas

Un nuevo barrio residencial en Londres se convertiría en una reivindicación feminista y tecnológica

José Manuel Blanco

Estamos en un barrio residencial de tonos pastel, líneas curvas y un toque futurista. Los camiones llevan pedidos para las cocinas de las casas, pero no los reciben sus habitantes, sino unas máquinas que se encargan de recogerlos y distribuirlos a donde sea necesario. Todas o casi todas las tareas del hogar están automatizadas. Y lo más importante: los roles de género asociados a estas han desaparecido.

Esa es la idea, por el momento utópica, que ha propuesto la arquitecta británica Grace Quah. Con su proyecto Silvertown Plug-In hace un alegato feminista sobre la distribución de las tareas del hogar, que son para ella las grandes olvidadas de las ‘smart homes’ (hogares inteligentes). El corto mezcla imágenes en 3D del diseño de los módulos y del exterior de las casas con otras de hace varias décadas, anuncios publicitarios en los que se muestra el trabajo de la mujer en el hogar.

Quah recuerda que el 47 % de los trabajos podrían estar automatizados para 2034, según pronosticaba un estudio de la británica Universidad de Oxford. Entre ellos bien podrían contarse las labores del hogar, que se convertirían así en algo del pasado. Según los datos que la arquitecta recoge en su corto, el valor estimado del trabajo doméstico realizado en 2014 en Reino Unido y no remunerado fue de 1,1 billones de libras (1,23 billones de euros). Las mujeres realizan un 60 % más de este trabajo que los hombres.

El barrio que Quah propone podría estar en marcha ese mismo año, en 2034. Ella lo ubica en Silvertown, un área industrial del este de Londres (East London) que poco a poco está dejando paso a nuevos barrios residenciales. De cumplirse los deseos de esta arquitecta, sería la primera zona de Reino Unido donde se desarrollara este proyecto de casa automática y barrios de color pastel.

Cada residencia está organizada en módulos interconectados a una infraestructura automática, que se encarga de limpiar, lavar los platos o cocinar. Entre las influencias de Quah para este trabajo se encuentran los diseños del estudio Future Systems, de corte curvo y vanguardista. Para dar forma al corto se sirvió de herramientas tan conocidas como Adobe After Effects o Premiere Pro.

Las imágenes muestran calles de casas idénticas, en cuyo interior las máquinas hacen todas las tareas. Ni siquiera sería necesario salir de casa para hacer la compra, como ya están demostrando los supermercados 'online': unos camiones acercarían nuestro pedido a sendas rampas y estas lo distribuirían por las casas. Tampoco lo sería cocinar, pues podríamos encargar la cena o la comida y una máquina nos la haría llegar ya preparada. 

Según la idea de la creadora, para que las casas puedan realizar su trabajo con eficacia han de monitorizar a sus moradores. En el vídeo habla una ficticia usuaria de estas futuristas viviendas: Nadia Krupska, hipotética miembro de la Asociación de Viviendas Silvertown, afirma que durante cinco años las máquinas han registrado sus hábitos, los alimentos que han comprado o la comida que han pedido. Una vez conocida esta información, la propia 'smart home' realizaría sugerencias sobre lo que debe comprarse.

Con la automatización de todas las tareas, Quah también pretende mostrar la división de roles de género e introducir la ideología feminista en la arquitectura. “Los espacios no son neutrales en cuanto al género”, ha asegurado. “La ocupación del espacio de las mujeres puede ser muy diferente a la de los hombres, así que quería explorar estas técnicas cinematográficas”.

Además, la arquitecta también ha querido hacer una crítica a la vinculación entre tecnología y su profesión. Para ella, sus compañeros inmersos en las casas inteligentes no estudian en profundidad cómo mejorar las tareas domésticas y se centran más en la temperatura o en manejar con facilidad la casa a través del teléfono móvil: “Creo que el diseño del hogar no ha cambiado desde los años 50”.

A lo largo del vídeo se escucha a aquellas mujeres de la publicidad televisiva de los años 50 que alababan la llegada de innovaciones como la plancha eléctrica o el frigorífico. La voz o las imágenes se superponen a las maquetas digitales de Quah. La última frase que se oye, de uno de esos antiguos anuncios, no se puede dejar pasar: “¡Mira esto! ¿No es hermoso?”.

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Las imágenes son propiedad de Grace Quah

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