La burbuja balear no afloja: el precio de la vivienda de segunda mano se dispara en noviembre y supera los 400.000 euros
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El precio de la vivienda en Balears vuelve a tensarse y consolida al archipiélago como el territorio más caro de España para comprar una casa. Según los datos de Fotocasa, el coste de la vivienda de segunda mano subió un 0,2% en noviembre y se dispara un 14,8% interanual, hasta alcanzar los 5.206 euros por metro cuadrado. Traducido a una vivienda estándar de 80 metros, el precio medio ronda los 416.491 euros, una cifra que sitúa la compra fuera del alcance de buena parte de los salarios isleños.
La escalada es generalizada: los precios suben en 16 de los 17 municipios analizados y en siete de ellos lo hacen por encima del 20%, con incrementos especialmente significativos en Inca (42,9%), Manacor (34,1%) y Campos (31,9%). Solo Alcúdia registra una ligera caída (-1,6%). En el extremo opuesto, Eivissa y Formentera continúan liderando los precios más abultados: Santa Eulària llega a los 8.666 €/m2, seguida de Eivissa (7.553 €/m2) y Sant Josep (7.392 €/m2).
La presión no solo se refleja en los datos de Fotocasa. El portal pisos.com confirma la tendencia: Balears registró en noviembre un precio medio de 5.114 €/m², un 5,17% más que hace un año. Es la primera autonomía del país, muy por encima de Madrid (4.514 €/m²) y más del doble del precio medio estatal (2.420 €/m²).
En el caso de Palma, ésta continúa situándose entre las ciudades más caras del país: con 5.305 €/m², fue en noviembre la tercera capital de provincia más costosa. Aun así, experimentó un tenue ajuste mensual (-0,06%) y un aumento interanual del 4%.
Las compras, sostenidas por los inversores
Los analistas del sector no ven señales de corrección a corto plazo. Ferran Font, director de Estudios de pisos.com, alerta de que el mercado español continúa tensionado por la escasez de oferta, la concentración de la demanda en zonas urbanas y la falta de alternativas asequibles. “Aunque el ritmo de crecimiento ya no es tan intenso, no hay señales de corrección porque el desequilibrio entre oferta y demanda continúa siendo profundo”, explica. Aun con la ligera relajación de los tipos hipotecarios, añade, los bancos mantienen criterios “prudentes” y exigen una capacidad financiera que muchos hogares no pueden asumir.
En este contexto, señala Font, las compraventas se sostienen gracias a compradores solventes e inversores, mientras que la compra de primera vivienda pierde fuerza por la falta de ahorro previo y los precios inasumibles.
“El mercado de la vivienda en España sigue mostrando una fuerte presión alcista en los precios”, subraya el experto, quien asevera que “la combinación de escasez de vivienda disponible, concentración de la demanda en áreas urbanas y falta de alternativas asequibles mantiene los precios elevados y limita la capacidad de acceso, especialmente los jóvenes”. Un estudio de iAhorro publicado en septiembre apuntaba, de hecho, que los jóvenes de Balears necesitan cerca de 30 años de ahorro del 20 % de su salario para poder acceder a una hipoteca
Para Font, “el gran reto sigue siendo la oferta de vivienda, ya que continúa muy por debajo de las necesidades reales del país”.
El alquiler tampoco da tregua
La tensión también se traslada al alquiler. Balears cerró noviembre con un precio medio de 19,1 €/m², un 9,1% más que hace un año, consolidándose como la segunda región más cara del Estado, solo por detrás de Madrid (21 €/m²). Aunque los últimos meses muestran una leve corrección, el mercado sigue disparado en buena parte de las islas.
Sant Antoni lidera las subidas interanuales con un 20,6% (hasta los 24,5 €/m2), seguido de Llucmajor (16%) y Manacor (12,1%). En Palma, los alquileres subieron un 7,3% y se sitúan en 18,2 €/m². Solo algunos municipios como Alcúdia (-6,5%) o Andratx (-3,7%) registran retrocesos.
A nivel estatal, el alquiler sube un 9,9% interanual y alcanza los 14,6 €/m². El encarecimiento se extiende a todas las comunidades autónomas, aunque Balears, Madrid y Catalunya continúan encabezando el ranking de precios más inaccesibles.
Mientras tanto, el mercado sigue atrapado en la misma ecuación: más demanda que oferta, un parque de vivienda tensionado y miles de hogares —especialmente jóvenes y trabajadores temporales— abocados a dedicar más del 40% de su salario a la vivienda o directamente a renunciar a emanciparse.
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