Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Si me lanzas una piedra, te disparo a la cabeza

Soldados israelíes durante unos enfrentamientos con palestinos en 2015.

Ana Garralda

Jerusalén —

“Vi a Ahmed cogiendo una piedra pequeña para lanzársela a los soldados. Entonces uno de ellos le apuntó, vi cómo abría fuego y escuché tres disparos. Uno de ellos alcanzó a Ahmed y cayó al suelo”.

Así relató A.N., un joven palestino de Jayús, un pueblo cercano a la ciudad de Qalqilia, a un investigador de campo de la ONG israelí Betselem, la muerte de su amigo el 15 de enero cuando una decena de jóvenes se apostaron sobre un tramo cercano de la barrera de separación que aísla a Cisjordania de Israel –y que es un muro de hormigón cerca de las áreas metropolitanas– para lanzar piedras a los soldados que la patrullaban.

Ahmed Salim, de 28 años, murió por el impacto de una bala en la parte de atrás de la cabeza cuando se encontraba de espaldas a los soldados. Poco pudieron hacer por él los médicos del hospital de Qalqilia al que fue trasladado salvo declarar su muerte.

Su caso es uno de los seis que ha documentado la organización Betselem en que las fuerzas de seguridad israelíes dispararon a manifestantes palestinos en la parte superior del cuerpo, en tres de ellos directamente a la cabeza, a pesar de no suponer una amenaza directa para sus vidas, lo que contraviene las reglas de enfrentamiento del propio Ejército israelí y cuyo propósito es limitar y regular el uso de armas de fuego, su alcance y objetivos.

Disparar a matar con munición real

“Disparar a matar solo está permitido cuando las vidas de las fuerzas de seguridad o de otras personas están en peligro; y en caso de hacerlo, se disparará a las piernas como último recurso para arrestar a la persona en cuestión y solo después de haberla advertido y de disparar al aire”, reza el ordenamiento militar israelí.

“El caso de Ahmed es uno más de entre las miles de muertes que estas normas no han evitado”, explica a este diario Amit Gilutz, portavoz de Betselem. “De hecho confirma que las reglas se violan constantemente y, a menudo, bajo las órdenes de oficiales de mayor rango o con su consentimiento”, añade el israelí.

La consecuencia directa, explica Gilutz, es la muerte de miles de palestinos en Cisjordania a manos de las fuerzas de seguridad israelíes que no han respetado las mínimas reglas de enfrentamiento, bien durante la dispersión de manifestaciones, bien durante la ejecución de arrestos y redadas como parte de las actividades diarias del Ejército destinadas a mantener la ocupación de los territorios palestinos.

“Las normas se han violado especialmente durante las incursiones masivas en ciudades palestinas o en las últimas rondas de enfrentamientos en Gaza”, añade el portavoz de la ONG.

En el informe los investigadores de campo se refieren a los casos de jóvenes que han resultado gravemente heridos por el uso de fuego real, quedando de por vida con discapacidades físicas o mentales.

Es el caso de Mohamed Awad, de 19 años, que recibió un disparo en la cabeza a veinte metros de distancia cuando el 4 de enero participaba en el lanzamiento de piedras contra soldados israelíes en las alrededores de la aldea de Deir Nidam (al noroeste de Ramala), foco de tensiones desde que el presidente norteamericano, Donald Trump, reconociera en diciembre a Jerusalén como capital de Israel.

Awad fue operado de urgencia con el cráneo fracturado y restos de metralla en el cerebro. Un día antes, en la misma aldea, otro joven palestino recibió un tiro en el cuello en disturbios parecidos, falleciendo poco después en el hospital.

“El uso de munición real contra manifestantes palestinos que lanzan piedras a soldados israelíes fuertemente armados es desproporcionado, innecesario y no tiene justificación”, denuncia Shawan Jabarin, director de la ONG de derechos humanos palestina Al-Haq, que el mes pasado realizó un estudio sobre el excesivo uso de la fuerza por parte del Ejército en los territorios palestinos ocupados.

Balas de goma que pueden ser letales

De acuerdo al estudio de Betselem, el Ejército israelí interpreta de forma muy discutible sus normas. “Un ejemplo es cómo se incluyen en la categoría de 'circunstancias amenazantes para la vida de los soldados' situaciones que en realidad no lo son, tales como lanzar piedras y quemar neumáticos”.

Otra violación de la normativa, explica el escrito, es el uso ilegal de armas supuestamente “no letales”, como las balas de acero recubiertas de caucho o los cartuchos de gases lacrimógenos, que, disparados a corta distancia y contra la parte superior del cuerpo, pueden provocar la muerte.

Así le ocurrió a Layth Abu Na’im, de 16 años, el 30 de enero. Junto a otro grupo de jóvenes de la aldea de al-Mugayir (distrito de Ramala), Layth participó en el lanzamiento de piedras contra la llamada carretera de Alon, que conecta por el este el norte y el sur de Cisjordania.

A la llegada de varios vehículos militares, que les dispersaron con granadas sónicas, gases lacrimógenos y balas de acero recubiertas de caucho, el grupo se adentró en el pueblo y se separó. Todos menos Layth, que se ocultó tras las columnas que rodeaban una parcela en el centro de la aldea, según relata el dueño de una tienda cercana en el testimonio recogido por Betselem.

“No sé si se escondió o trató de lanzar alguna piedra, yo no vi ninguna. (…) Un jeep militar aparcó a unos 20 metros. Escuché un disparo y vi al joven caer directo al suelo”, prosigue. Según este palestino, varios soldados se acercaron hasta Layth, miraron de cerca su cuerpo inerte para marcharse poco después. A su llegada al hospital, el joven de 16 años ya estaba muerto.

Según los médicos que le atendieron, Layth murió por el impacto de una bala recubierta de caucho que habría penetrado en su cara y llegado hasta el cráneo. Un tipo de arma teóricamente no letal que, disparada a veinte metros de distancia, resultó mortal.

En el uso de armas de fuego en los territorios ocupados, lsrael suscribe lo estipulado en los fundamentos de la ley humanitaria internacional por la que se permite a los efectivos de las fuerzas de seguridad abrir fuego incluso en casos en los que no exista una amenaza directa contra sus vidas.

Sin embargo, la protección de los civiles que no participen en los enfrentamientos y de sus propiedades en la medida de lo posible prima sobre otras consideraciones en cuanto que son dos los principios que deben regir la actuación de las fuerzas de seguridad ante un posible conflicto. Primero, el principio de distinción –que requiere a las partes dirigir sus ataques únicamente contra las personas que tomen parte en las hostilidades–; segundo, el principio de proporcionalidad, por el que se prohíbe un ataque contra un objetivo legítimo si el daño a la población civil es mayor que la ventaja militar que pueda generar dicha ofensiva.

“Israel afirma respetar los principios de la ley humanitaria internacional”, explica Amit Gilutz, “pero son conocidos los casos en los que soldados han disparado indiscriminadamente, alcanzando a los transeúntes, o en los que han utilizado armas que no permitían distinguir entre quienes participaban en un enfrentamiento y los que no”, añade.

Respaldar a quien aprieta el gatillo

“Los casos relatados no solo violan las reglas más elementales del enfrentamiento”, continúa Amit Gilutz. “Igualmente grave es que todo el aparato de defensa de Israel, incluyendo el sistema de enjuiciamiento militar, elige respaldar a quienes han apretado el gatillo o encubrir el incidente”, lamenta.

Betselem asegura que la falta de rendición de cuentas por parte de los efectivos de las fuerzas de seguridad alimenta el continuo uso de medios letales como fórmula para mantener “un violento control sobre millones de palestinos”.

En la mayoría de los casos, denuncian, no se abre investigación contra los que violan las normas, y en las raras ocasiones en que sí sucede, no se emprende ninguna acción contra ellos. “Nadie ha sido llevado a juicio por causar daños a los palestinos”, apostilla Gilutz.

La falta de seguimiento de las denuncias presentadas ante la magistratura militar por parte de las ONG como Betselem es tal que desde 2016 esta entidad ya no solicita investigaciones de los casos en los que han detectado posibles violaciones de las reglas del enfrentamiento en los tribunales militares.

“Hay todo un engranaje preparado para maquillar de legalidad lo que sucede a través de fórmulas como esta normativa o la adhesión a la ley humanitaria internacional”, explica el portavoz de Betselem. “En la práctica hay una profunda indiferencia hacia la vida de los palestinos o sus propiedades y el continuado uso de la fuerza letal es una herramienta más para controlar la vida de millones de ellos” concluye.

Corrección: una primera versión del artículo decía por error –no atribuible a la autora del texto– que Betselem es una organización palestina de derechos humanos. Fundada en 1989, Betselem es una ONG israelí.

Etiquetas
stats