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“Un acuerdo bueno para España y la OTAN”: qué pasa ahora con el gasto militar que exigía Trump

Pedro Sánchez y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en una imagen de archivo.

Irene Castro / Andrés Gil

22 de junio de 2025 22:19 h

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El acuerdo que Pedro Sánchez ha conseguido en la OTAN supone un cierto cambio de tornas respecto a lo que en las últimas semanas se venía dando por hecho: que los aliados establecerían un nuevo objetivo de gasto militar del 5% del PIB como exigía Donald Trump. Ninguna fuente, salvo en el Gobierno de España, presumía aventurar que esa exigencia que el presidente de EEUU puso sobre la mesa del secretario general, Mark Rutte, al llegar a la Casa Blanca se iba a relajar por la negativa de un puñado de países.

Por primera vez, el secretario general de la OTAN firma una carta a un Estado miembro para reconocer especificidades en asuntos nucleares de la Alianza Atlántica como el gasto en defensa.

¿Qué supone el acuerdo?

El sonoro 'no' de Pedro Sánchez al texto de la declaración conjunta que Rutte mandó a los 32 estados miembros el viernes pasado abocó a una negociación contrarreloj que terminó el sábado por la noche con un nuevo acuerdo en unas negociaciones que ha contado con el beneplácito de todos los aliados. Por tanto, los jefes de Gobierno llegan con los deberes hechos a la cumbre que se celebra en La Haya el martes y el miércoles y no habrá, en principio, golpes en la mesa ni bloqueos.

Lo que figura en ese texto es que el contexto geopolítico conduce a la necesidad de incrementar el gasto en defensa al 5%, que se establece con un 3,5% de gasto militar puro y duro; y un 1,5% para un concepto más amplio de seguridad que incluye la protección de infraestructuras críticas, interoperabilidad, ciberseguridad, etc.

El cambio fundamental que ha logrado la delegación española es que no figuren alusiones a “todos los aliados” o “cada uno de los aliados” se comprometen al 5%, sino que se utiliza la expresión genérica “aliados”.

Una flexibilidad que el propio presidente de EEUU, Donald Trump, ya reclamó para sí el viernes pasado: “Creo que deberían pagar el 5% en defensa. No creo que nosotros debamos hacerlo, pero creo que ellos sí. Llevamos mucho tiempo gastando y apoyando a la OTAN, en muchos casos pagando casi el 100% del coste. Por lo tanto, no creo que nosotros debamos hacerlo, pero creo que los países de la OTAN deberían hacerlo, sin duda alguna”.

¿La 'excepción ibérica' sirve a más países?

Lo que interpretan fuentes gubernamentales es que esa expresión más genérica supone que el compromiso no incluye a todos los aliados, sino que da una cierta manga ancha en su interpretación. “Respetamos, como no puede ser de otra manera, plenamente, el deseo legítimo de otros países de aumentar su inversión en defensa si así lo quisieran, pero nosotros no vamos a hacerlo”, expresó Sánchez en su comparecencia en Moncloa para anunciar el acuerdo.

España ha sido el país que con más vehemencia se ha opuesto a que el nuevo objetivo del 5% fuera vinculante, pero había otros países, como Canadá, Italia, Luxemburgo y Bélgica que también se resistían. En general, porque son los que ahora mismo tienen un gasto militar más bajo, junto a España. Pero también Reino Unido, pese a haber anunciado un plan histórico para incrementarlo, se había quedado en el 3% para 2034, es decir, por debajo de lo que en teoría se iba a aplicar.

Sin embargo, al margen del lenguaje que recoja la declaración, el país que llega con una carta firmada por Rutte confirmando su excepción es España.

La 'bola extra' de Sánchez

Sánchez tiene una 'bola extra' y es que el secretario general de la OTAN le ha reconocido una excepcionalidad a España, que por el momento otros países no han comunicado. “Entiendo que España está convencida de que puede cumplir los nuevos objetivos de capacidad acordados con una trayectoria de gasto inferior al 5% (3,5 % en defensa básica y 1,5% en gastos relacionados con la seguridad) del PIB. A la luz de su carta, le confirmo por la presente que el acuerdo de la próxima Cumbre de la OTAN otorgará a España la flexibilidad necesaria para determinar su propia vía soberana para alcanzar el objetivo de capacidad y los recursos anuales necesarios como porcentaje del PIB, así como para presentar sus propios planes anuales”, le ha dicho por carta.

¿Se acaba la presión del rearme?

Que España haya logrado suavizar la exigencia del aumento militar hasta el 5% no significa que la presión por el rearme vaya a desaparecer. Lo que sostenían en la OTAN es que, para cumplir con los nuevos objetivos de capacidades que se acordaron a principios de junio, sería necesario un aumento generalizado al 3,5% del tradicionalmente reconocido como gasto militar.

El Gobierno español sostiene que, con el actual 2% o un 2,1%, será suficiente, pero las cifras económicas pueden fluctuar y los planes se van a ir revisando.

Fuentes diplomáticas admitían la semana pasada que los servicios de inteligencia advierten de que los desafíos de seguridad no serán menos sino más en los próximos años. Por lo tanto, la presión para incrementar el gasto en defensa va a seguir. Y también en el seno de la UE, que ha impulsado su propio plan de rearme bajo el pretexto de mejorar la seguridad estratégica del Viejo Continente y reducir la dependencia histórica de EEUU, que con Trump ha llegado a amenazar con desentenderse.

Y lo que ha conseguido España es esquivar la presión para cumplir el 5% de forma expresa, a cambio de comprometerse a cumplir con los objetivos que fije la OTAN, independientemente del porcentaje de PIB que eso supone. Es decir, que España dice ahora que le vale con el 2,1º% del PIB español actual, pero eso no es óbice para que futuros objetivos en una senda de rearme y aumento de gasto en todo el mundo occidental no puedan suponer una mayor cuota de PIB español. O si el PIB español fluctúa y lo que ahora se paga con un 2,1% en otro momento supone más.

En definitiva, se esquiva el 5%, pero también se queda a expensas de los objetivos de la OTAN y desaparece el porcentaje del 2% para aparecer el 3,5%+1,5% (total, 5%).

¿Qué cabe esperar de Donald Trump?

Por el momento, EEUU está de acuerdo con el pacto que se cerró en la noche del sábado entre España y el equipo de Rutte, pero en una negociación a varias bandas.

El texto final se circuló a todos los estados miembros con el denominado procedimiento de silencio. Si ninguna capital se oponía, el texto se daba por consensuado.

Sin embargo, la volatilidad e imprevisibilidad de Trump son dos de sus rasgos más significativos.

¿Y qué más pasará en la cumbre de la OTAN?

Las negociaciones e informaciones sobre la cumbre de La Haya se han tenido en el aumento del gasto militar su elemento central. Sin embargo, otro de los principales asuntos que estarán sobre la mesa es Ucrania.

Trump ha relegado a Volodímir Zelenski a un segundo plano: sólo participará en la cena de gala que organizan los reyes de Países Bajos, como anfitriones de los jefes de Gobierno. Sin embargo, no tendrá un papel en el plenario con los 32 estados miembros, como ocurrió en 2024 (Washington) y 2023 (Vilnius). En la cumbre de Madrid intervino por videoconferencia dado que sólo cuatro meses antes Vladímir Putin había invadido el país, y el presidente no había salido prácticamente.

Ucrania se abordará a nivel de ministros en una reunión del Consejo OTAN-Ucrania. Y el texto sobre el apoyo a ese país también se ha negociado hasta el último momento. Habrá un compromiso de apoyo a Ucrania, pero no se espera una alusión a su “camino irreversible” a la alianza atlántica que le prometieron el pasado año, según fuentes diplomáticas. Trump ha rechazado ya esa posibilidad. “Estados Unidos no cree que la membresía de Ucrania en la OTAN sea un resultado realista de un acuerdo negociado”, dijo hace unos meses el secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth.

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