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Crece la presión en Reino Unido para confinar el país ante el récord de casos y la rápida propagación de la nueva cepa

Los científicos han asegurado que la nueva cepa detectada en Reino Unido acelera hasta en un 70 % más la transmisión del virus.

Icíar Gutiérrez

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Los contagios de coronavirus no dejan de batir récords en Reino Unido, que ha sumado este lunes 41.385 nuevos positivos más, el número más alto registrado hasta ahora en un solo día desde el inicio de la pandemia. El elevado nivel de infecciones –“sin precedentes” según ha reconocido la directora médica inglesa de Salud Pública– y la rápida propagación de la nueva variante del virus preocupan cada vez más en un momento en que los hospitales están bajo una presión creciente, con nuevos ingresos al alza en varias partes del país.

Este sábado, nuevas áreas del este y el sureste de Inglaterra en las que viven unos seis millones de personas se situaron en el nivel 4 de alerta, el más estricto en el sistema británico y en el que ya se encontraban varias zonas, incluida Londres. También se introdujeron restricciones en Escocia e Irlanda del Norte.

Se calcula que 24 millones de personas en Inglaterra, más del 40% de la población, viven ahora bajo este nivel, en el que las tiendas no esenciales y los lugares de ocio y entretenimiento deben cerrar, y se pide a la población que se quede en casa. El ministro de Sanidad aseguró el pasado miércoles que la nueva variante del Sars-CoV-2, llamada B117, “se está propagando a un ritmo peligroso”. “Es absolutamente vital que actuemos”, dijo Matt Hancock en una rueda de prensa.

Sin embargo, se redobla la presión para que toda Inglaterra sea incluida en esta categoría. En los últimos días, los científicos del Independent Sage, un grupo que brinda asesoramiento independiente, han pedido que todas las regiones de Inglaterra entren en nivel 4 para “suprimir la propagación del virus mientras los científicos continúan aprendiendo más sobre la nueva variante”. Reclaman asimismo más medidas de control de los viajes e instaron a que Irlanda del Norte, Escocia y Gales adelantaran sus propias restricciones previstas para el sábado. “Los casos en todos los niveles están en aumento, incluso en aquellos lugares en los que la nueva variante es aún rara”, decían la semana pasada. Los especialistas creen, no obstante, que las restricciones del nivel 4 pueden no ser suficientes para reducir la propagación.

Este lunes, uno de los expertos que componen el grupo, Stephen Reicher, ha publicado un artículo en The Guardian en el que asegura que es “esencial” decretar nuevas restricciones. “Ahora está claro que la variante B117 de COVID-19 ya está establecida en todas partes de Reino Unido”, escribe Reicher. “De hecho, no es probable que una sola medida sea suficiente para volver a controlar la pandemia. Más bien necesitamos una respuesta integrada que reúna todos los instrumentos que tenemos para hacer frente a la infección”. Según la BBC, es posible que el Gobierno revise las medidas el 30 de diciembre.

El récord de casos y la presión hospitalaria encienden alarmas

Gran parte de las miradas en Reino Unido se dirigen en estos momentos a los hospitales, particularmente del sur de Inglaterra pero también de Gales y Escocia, que afrontan una presión cada vez mayor, mientras el número de pacientes ingresados alcanza los niveles máximos observados en la primera ola. 

Las últimas cifras (hasta el 22 de diciembre) muestran que había 21.286 personas en el hospital con COVID-19 en todo Reino Unido, y se estima que ese dato ha aumentado en los últimos días. El pico de primavera fue de 21.683 personas hospitalizadas, el 12 de abril, informa The Guardian.

Según ha revelado la BBC, el Servicio de ambulancias de Londres (LAS, en inglés) registró el pasado día 26 un total de 7.918 llamadas de urgencias, un alza de 2.500 respecto al mismo día del año pasado. Son unos niveles no vistos desde el pico de casos en la primera ola. El LAS relacionó este fuerte aumento con la “rápida propagación de la nueva variante del virus de la COVID-19”.

Los hospitales ingleses han recibido las instrucciones de habilitar todas las camas posibles por el creciente número de pacientes de COVID-19, mientras se teme un alto número de muertes a causa de la enfermedad en enero. El Servicio Nacional de Salud de Inglaterra ha advertido de que todo el sistema sanitario tendrá que permanecer en su estado de máxima alerta hasta por lo menos finales de marzo debido a la continua afluencia de pacientes enfermos. En una carta, pide movilizar toda la capacidad de los hospitales ante el aumento del número de pacientes hospitalizados con COVID-19 “en casi todas las partes del país y el nuevo riesgo que presenta la cepa variante del virus”.

En declaraciones a BBC Radio, Andrew Lansdown, endocrinólogo del Hospital Universitario de Gales, ha dicho que el número de pacientes ingresados con COVID-19 en el hospital ha sido “masivo”. “Creo que no es solo la nueva variante, que parece estar extendiéndose más rápido. También están las presiones habituales del invierno en el hospital, así como el personal que está enfermo y se autoaísla”. Por su parte, Saffron Cordery, subdirectora de la organización NHS Providers, que representa a las diferentes entidades dentro del sistema público de sanidad, ha afirmado que los hospitales de Londres y el sur de Inglaterra están bajo “verdadera presión” debido a la demanda de COVID-19 y otras afecciones, así como a la ausencia del personal.

La curva de contagios continúa disparada en Reino Unido, que ya acumula cerca de 71.200 fallecimientos a causa de la COVID-19 desde el inicio de la pandemia. Durante estos días se han superado varios máximos históricos de infecciones, aunque se cree que las cifras registradas fueron mucho más altas durante el primer pico en abril, pero la capacidad de prueba era demasiado limitada para detectar el número real. El volumen de pruebas diarias también se ha incrementado. Según cifras del Gobierno, el 23 de diciembre se efectuaron, por primera vez, más de medio millón de test en un solo día.

La incidencia actual en Reino Unido es de 647 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, según datos de la Universidad Johns Hopkins analizados por elDiario.es.

Tras el nuevo récord de casos diarios este lunes, la directora médica de Salud Pública de Inglaterra, Yvonne Doyle, ha dicho: “Es un nivel de contagios muy alto, muy preocupante en un momento en el que nuestros hospitales están en su momento más vulnerable, con los ingresos al alza en muchas regiones”.

“A pesar de estos niveles de contagio sin precedentes hay esperanza en el horizonte. Podemos enfrentarnos a este virus trabajando juntos hasta que la vacuna llegue a los más vulnerables y a muchas más personas en cuestión de semanas y meses”, ha añadido.

Se espera que los reguladores británicos aprueben esta misma semana la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, lo que se considera que permitirá acelerar el programa de inmunización de la población británica, iniciado el pasado día 8 con el preparado de Pfizer/BioNTech. Hasta la fecha, se han administrado más de 600.000 dosis, pero los científicos han advertido que más de un millón de personas tendrán que ser inoculadas cada semana para controlar las infecciones en un futuro próximo, recoge The Observer.

Los principales médicos y jefes del NHS creen que la disponibilidad de la segunda vacuna permitirá un aumento drástico en el número de personas vacunadas, incluidos los profesionales sanitarios. Una nueva encuesta de la organización EveryDoctor difundida este lunes en los medios británicos indica que casi dos tercios de los médicos que respondieron aún no han recibido la vacuna.

La variante reemplaza a otras

La nueva variante fue detectada a principios de diciembre tras un aumento inesperado en casos de COVID-19 en el sureste de Inglaterra. El análisis retrospectivo rastreó la primera variante identificada hasta Kent, al sureste, a finales de septiembre.

En la actualidad, está creciendo rápidamente y desplazando a otras, según explican los expertos. En el laboratorio británico Lighthouse en Milton Keynes –que apoyan los análisis en todo Reino Unido–, la nueva variante representa ya más de tres cuartas partes de todas las pruebas positivas.

“No podemos descartar la posibilidad de que la estacionalidad y el comportamiento humano expliquen parte del aumento”, dice Müge Çevik, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Saint Andrews, en declaraciones a la revista Science. “Pero sin duda parece que hay algo que tiene que ver con esta variante”. Una de las cosas que más sorprenden a los expertos es la cantidad de mutaciones que porta, un total de 23.

Muchos científicos británicos creen que esta variante es más transmisible que otras anteriores. El Grupo Asesor sobre Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes (Nervtag, por sus siglas en inglés) estimó con un nivel de “confianza moderada” que esta nueva variante es más contagiosa. Los datos para fundamentarlo incluyen un análisis genómico que muestra que este linaje está creciendo a una velocidad en torno a un 70% mayor. Hay otras posibles explicaciones para esta rápida propagación, pero la idea de que esta variante es más contagiosa parece ganar fuerza entre los expertos.

De momento, nada indica que las medidas de higiene, uso de mascarillas y distanciamiento social requeridas hasta ahora ya no sean suficientes. Tampoco hay suficiente información para determinar si está asociada con algún cambio en la gravedad de la enfermedad, la respuesta de anticuerpos o la eficacia de la vacuna. La semana pasada, el director de la compañía que ha desarrollado la vacuna de Pfizer, BioNtech, dijo que confía en que su vacuna sea eficaz contra la nueva variante y que su equipo trabaja para tratar de averiguar si funciona o si sería necesario adaptarla. Pero se considera poco probable que sea necesario cambiar las vacunas inmediatamente, ya que la mayoría de las personas responden a las inyecciones produciendo una amplia gama de anticuerpos que desactivan el virus.

La importancia de la vigilancia genómica

Fuera de Reino Unido ya son varios los países que han identificado casos de la nueva variante, entre ellos Finlandia (uno de los Estados europeos con menor incidencia de COVID-19), Australia, Canadá, Singapur, Corea del Sur, Francia, Dinamarca, Jordania, Nigeria y Sudáfrica. También en España, donde Andalucía ha confirmado este lunes cinco casos. La semana pasada, en la que numerosos países cancelaron sus conexiones aéreas con Reino Unido, el científico Neil Ferguson, del Imperial College de Londres, dijo que es probable que ya la nueva variante detectada en Inglaterra ya estuviera en la mayoría, si no en todas, las naciones europeas.

Reino Unido cuenta con uno de los mejores sistemas de vigilancia de mutaciones genéticas del mundo, pero otros países hacen mucha menos secuenciación. Tras su caso y el de Sudáfrica (que también ha descubierto una nueva variante), el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha recalcado la importancia de llevar a cabo más análisis genéticos en todo el mundo para asegurar que se detectan las nuevas variantes del virus, así como de compartir información con la agencia sanitaria. 

Por esta razón, el director general ha pedido este lunes que Reino Unido y Sudáfrica “no sean castigados” por el resto de países por identificar y compartir abiertamente sus hallazgos sobre nuevas variantes de coronavirus en sus territorios. “Solo si los países están buscando y haciendo pruebas con eficacia serán capaces de encontrar variantes y ajustar las estrategias para responder”.

Los expertos de la OMS han insistido en que la mejor manera de controlar las variantes del coronavirus es aplicando las mismas recomendaciones en las que la agencia ha insistido desde el comienzo de la pandemia para reducir la transmisión. “Si no teníamos suficientes llamadas de atención, las nuevas variantes son otra más para reducir la transmisión. Deben empujarnos a tener todavía más determinación para acabar con la pandemia”, ha subrayado María Van Kerkhove, la epidemióloga que lidera la respuesta técnica a la COVID-19 en la OMS.

En declaraciones a Science, Van Kerkhove sostiene que la llegada de B.1.1.7 muestra lo importante que es seguir de cerca la evolución viral. “Mi preocupación es: ¿Cuánto de esto está sucediendo a nivel mundial, donde no tenemos capacidad de secuenciación?. Otros países deberían reforzar sus esfuerzos. Y todos los países deberían hacer todo lo posible para minimizar la transmisión del SARS-CoV-2 en los próximos meses”.

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