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Cubanos en España: “El legado de Fidel Castro no es el mejor, pero nos dio oportunidades”

Moha Gerehou

La muerte de Fidel Castro, cuyo funeral se celebra este 4 de diciembre tras nueve días de luto en el país latinoamericano después de la muerte del líder de la revolución, provocó reacciones de todo tipo por todo el mundo.

España, cuya relación con Cuba a lo largo de la historia ha sido amplia, no ha sido una excepción por la amplia representación de su población en el país, como demuestran los más de 46.125 cubanos que residen en España, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. De hecho, hubo ciertos episodios de tensión entre partidarios y detractores de Fidel Castro tras su muerte a las puertas de la embajada cubana en Madrid.

Con la perspectiva que otorga cierto tiempo, hablamos con cuatro cubanos residentes en España sobre cómo piensan que avanzará la situación en su país de origen tras la muerte del hombre que dirigió Cuba durante 47 años.

Dayana Contreras

Esta actriz asentada en Madrid llegó en 2003 a España procedente Cuba, donde sintió una falta de “crecimiento personal”, para dedicarse al teatro. Pese a que hace muchos años que vive lejos de su Cuba natal, Dayana cree que la sombra de Fidel Castro sigue siendo muy alargada: “Hay niños de diez o doce años que ya no le conocen, no tienen su presencia y crecieron con Raúl como presidente, pero Fidel sigue siendo un héroe para ellos”.

Para Contreras, Cuba todavía tiene mucho que avanzar pero lo hará lento, “hasta que por ejemplo se permita una mayor libertad de expresión, con otros partidos y otras voces. Económicamente se va a depender bastante de la inversión extranjera, que puede tener su parte positiva y una parte negativa, porque nos preocupa si se mantendrán algunos lugares o se destruirán”.

Las reacciones dispares en el mundo de la política española a la muerte de Fidel Castro llamó la atención de Contreras, que considera que “en la izquierda tienen una imagen utópica e idealizada que no tiene que ver con la realidad del país. Si lees las ideas y el discurso, es interesante. Pero hay que entrar y ver cómo está el país entero por esas ideas”.

En el lado contrario, la actriz piensa que desde la derecha “se acusa constantemente de dictadura y de situaciones que aquí también ocurren. Es una imagen descontextualizada que agranda mucho las cosas”.

Justo Salas

Graduado en la escuela nacional de arte de La Habana, Justo Salas se dedica a sus 57 años a las artes escénicas. Precisamente llegó a España por un gira artística en el 2000, cuando ya se quedó definitivamente y siguió formando una familia.

Salas recuerda su pasado en Cuba de “más de 30 años que dediqué enteros a la revolución cubana, estuve muy comprometido”. Para él, su punto de inflexión fue cuando nació en los 90 su primer hijo: “Las cosas por las que yo luché empezaron a desvanecerse. Después de tanto sacrificio no me valió el asunto, al final vi que no todos éramos lo mismo en este sistema. No me desentendí de la revolución, pero tomé un papel mucho más personal”.

Cree que hace 20 años la muerte de Fidel Castro “hubiera sido muy dolorosa. No tengo nada que celebrar, debió pedir perdón a mucha gente, pero sí creo que hay que agradecerle algunas cosas”. Explica que pese a nacer en un entorno rural, “llegué a hacer una carrera profesional gracias a la revolución. Fidel abrió puertas para dar posibilidades, estudié en una escuela de arte y gracias a eso tuve un futuro. Para mí esos logros son de la revolución”.

No obstante, Salas critica que Fidel Castro “decidió por dónde ir sin consultarlo, aparentemente el pueblo estaba de acuerdo pero no era así. Las consecuencias de las crisis no las pagaron ellos después, sino nosotros. Ha habido errores internos en los que yo no tuve participación.

Para este artista, la clave del futuro de Cuba está en que “los que tengan nuevas ideas puedan tomar decisiones, ahí llegará el cambio. Pero mientras se sigan tomando en un círculo cerrado, va a ser difícil que los cambios que quiere la gente se noten”.

Antoinette Torres

Residente en Zaragoza desde 2007, Antoinette Torres vivió en La Habana, donde estudió filosofía y fue profesora en la Universidad de las Artes de Cuba durante cinco años, hasta que se casó con un hombre español y vino a España, donde dirige la publicación Afroféminas. Allí creció bajo el mandato de Fidel Castro, lo que marcó su adolescencia, una percepción que a su modo de ver “ya no tienen los jóvenes de ahora, que no han escuchado en directo los largos discursos de Fidel”.

Torres relata que la revolución cubana siempre estaba presente. “Yo fui parte de las juventudes comunistas y mi familia era muy comunista. Concretamente del mundo de las mujeres negras porque me desarrollé en una familia matriarcal. Al final todo esto forma parte de tu recuerdo y claro, la muerte de Castro te duele un poco”.

Por un lado, la directora de Afroféminas critica que “el legado de Fidel no es el mejor, porque los barrios pobres siguen siendo habitados por negros”. Pero también reconoce que “nos dio oportunidades, ya que por ejemplo yo pude formarme bien, aunque todo ha cambiado y el sistema de ahora no tiene que ver con el de antes. Muchas de las políticas transformadoras necesitan dinero, y creo que ese ha sido uno de los principales fallos”.

Como Dayana Contreras, Antoinette Torres también cree que “hay españoles que tienen una imagen idílica de Cuba, porque en España hay una forma de entender las cosas sin término medio. Por ejemplo, la derecha lo que tiene que hacer es aplicarse lo que critica de Cuba. Si lo vas a criticar, no lo reproduzcas tú”.

Disney González

Con solo 13 años llegó a España procedente de Cuba, pero pudo venir antes. “Mi padre era muy revolucionario y quería que estudiara allí sí o sí. A los trece años me dejó venir, justo a tiempo para no hacer el servicio militar”. Quince años después, González ya ha vivido más tiempo en España que en Cuba, pero ha seguido atento lo que ocurría en la isla.

González se muestra escéptico ante un posible cambio en Cuba tras la muerte de Fidel Castro. “Por mucho que tengamos ganas de cambiar, si no hay un partido diferente o una persona que sea un líder, si eso no existe no hay una unión y no habrá un poder que pueda cambiar. Para empezar, tiene que haber partidos políticos que hagan oposición. Es algo que en meses no podemos cambiar, que llevará mucho tiempo.

De su época en La Habana, recuerda que él era “comunista y castrista, porque es lo que aprendí en la escuela. De verdad, me gustaba mucho escuchar a Fidel e ir a las marchas. También odiaba mucho a los Estados Unidos, sin saber muy bien por qué”.

La animadversión al país norteamericano todavía perdura (“no me gusta mucho pero no lo odio como antes”) pero su opinión sobre el castrismo sí ha cambiado. Personalmente critica la falta de desarrollo del país en los últimos años: “Ver que tu madre ha visto los mismos dibujos animados que tú, que ha recibido la misma educación, es muy significativo. Son generaciones distintas que se han criado con la misma base, sin ningún avance, todo igual, con los mismos conceptos. El país ha evolucionado hacia atrás”.

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