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ENTREVISTA | Mónica Benicio, compañera de Marielle Franco

“Marielle Franco encarnaba un cuerpo desechable para el poder en Brasil: de la favela, negra, lesbiana y pobre”

Monica Benicio, en un homenaje a Marielle Franco.

Marta Borraz

Habló con ella 14 minutos antes de que varios disparos acabaran con su vida. Aún no ha pasado ni un año desde que la defensora de derechos humanos y concejala del Partido Socialismo y Libertad en Río de Janeiro, Marielle Franco, fuera asesinada, pero Mónica Benicio (Río de Janeiro, 1985), su pareja y “compañera de vida” desde hacía 12 años, recorre el mundo pidiendo justicia. Esta misma semana se ha conocido que el hijo del presidente Jair Bolsonaro, el senador Flavio Bolsonaro, mantuvo contratadas en su gabinete a la madre y la mujer del principal sospechoso del asesinato.

Benicio, que creció en la misma favela en la que nació Marielle, condena la lentitud con la que, asegura, tramita el Estado brasileño la causa y apunta “a la falta de respuestas” durante estos diez meses. Esta arquitecta y activista pelea, también en el plano internacional, para no dejar espacio a la impunidad y continúa el legado que dejó Marielle, con la que pensaba casarse a finales de año. 

El pasado 14 de enero se cumplieron 10 meses del asesinato de Marielle Franco. ¿Cuál ha sido la respuesta de las autoridades durante este tiempo?

El Estado brasileño es muy lento y de momento ha sido incapaz de dar demasiadas respuestas sobre lo que sucedió el 14 de marzo. Han pasado diez meses desde aquel escenario que representa, sin lugar a dudas, un crimen político. La mayor parte de lo que sabemos acerca de las investigaciones nos llega a través de los medios de comunicación, y las autoridades no confirman lo que es real o no. Es cierto que las investigaciones están bajo secreto, como debe ser, pero es necesario que el Estado brasileño actúe. Mientras no haya respuesta sobre quién mató a Marielle, no habrá democracia.

Diez meses después, ¿por qué cree que Marielle Franco fue asesinada?

Marielle Franco encarnaba un cuerpo desechable para la clase poderosa en Brasil: de la favela, negra, lesbiana, pobre y defensora de los derechos humanos. Marielle hizo una de las campañas más bonitas de Río de Janeiro y fue elegida en 2016 con casi 50.000 votos. Simbolizaba algo muy diferente en Brasil, un país con políticos blancos, heteronormativos y machistas. Lo que representaba Marielle, sus batallas y la defensa que hacía de las minorías, no le gustaba a mucha gente de poder, era algo que incomodaba porque encarnaba el contrapoder y la esperanza de mejorar la vida de la gente más sencilla.

¿En algún momento temió por su vida?

Marielle no sospechaba de ningún riesgo, además era muy cuidadosa con el tema de la seguridad. No había recibido ninguna amenaza y, de ser así, creo que hubiera tomado las medidas pertinentes. 

Jair Bolsonaro tomó posesión del cargo como presidente el pasado 1 de enero. Entre sus primeras medidas, se encontró la exclusión del colectivo LGTBI de la política oficial de Derechos Humanos. ¿Qué implica ser mujer y LGTBI en Brasil?

Es un acto de resistencia. De resistencia a un sistema fascista. Brasil es uno de los países en los que más se mata a personas trans y de los que más amenaza a su colectivo LGTBI. Un país con un fascista llevado al poder cuyo discurso de odio hacia al colectivo LGTBI es de una profunda falta de respeto a la igualdad y expresión de género. Este discurso de odio representa un peligro e incita a la violencia; y contra él la resistencia también representa un acto de amor.

Tras la elección de Bolsonaro, ¿cómo ve el contexto político para las minorías y personas vulnerables por las que luchaba Marielle?

Veo la elección y victoria de Bolsonaro con mucha preocupación. Brasil es una democracia muy frágil. Es un país joven con una larga etapa de esclavitud y dos dictaduras militares en el que no ha habido un ciclo de 30 años seguidos sin una intervención por la fuerza o un golpe de Estado. Este es un escenario muy desesperanzador, porque Bolsonaro ignora los derechos humanos y jerarquiza la vida a través de un discurso que menosprecia algunos tipos de violencia y pretende volvernos menos sensibles al dolor del otro. 

Al mismo tiempo, las mujeres y el colectivo LGTBI han plantado cara al presidente a través de históricas movilizaciones en la calle. ¿Cuál cree que es la respuesta más eficaz?

Es necesaria una reconstrucción social y un análisis profundo de la sociedad. Esto se consigue a través de una red de solidaridad y una estructura colectiva en la que tengamos en cuenta que todas somos iguales. Mientras no seamos capaces de reaccionar y ser solidarios, nos seguirán matando.

¿Qué estaría haciendo Marielle en este momento?

Creo que lo mismo que estoy haciendo yo ahora. Es importante ser y hacer resistencia en este momento de retroceso y avance del conservadurismo y del fascismo.

Ella batallaba contra el racismo, el clasismo y la creciente militarización y violencia en las favelas. ¿Cómo está ahora la situación?

Todas estas situaciones siguen siendo alarmantes. Entre otras cosas, el incremento del paro está cada vez más presente en las metrópolis, principalmente entre las personas con baja escolaridad, lo que acentúa aún más las desigualdades. Algunos programas sociales de transferencias de renta se encuentran obsoletos y son ineficaces y ha habido un incremento de la violencia. Brasil tiene a día de hoy una juventud sin perspectiva de futuro y esta juventud tiene color (raza) y clase y está en las favelas.

¿Cómo se manifiesta en Brasil ese racismo?

Hablamos de un país con 518 años de historia, de los cuales 388 corresponden a una etapa de esclavitud de personas negras del continente africano y de indígenas que vivían libremente en territorio brasileño. Mujeres negras e indígenas fueron violadas y mutiladas por los colonizadores europeos y el mestizaje brasileño es fruto de ello. En estos 130 años de falsa abolición de la esclavitud, el Estado brasileño aún no ha sido capaz de construir una reparación histórica con el pueblo afrodescendiente. Aún son los que ocupan los puestos de trabajo más precarios, quienes tienen menos acceso a la educación, los más expuestos a la violencia y al exterminio, así como al encarcelamiento. En los gobiernos de Lula Da Silva se implementaron políticas públicas en este sentido tras años de lucha de los movimientos sociales y de los colectivos “afro”, pero aún tenemos una amplia desigualdad social racial. Esto explica en gran medida la bajísima representación política de personas negras en los parlamentos.

En estos diez meses, la causa de Marielle ha contado con un importante apoyo internacional. ¿Cómo lo ha vivido?

El mundo quiere saber quién mató a Marielle y por qué. El apoyo internacional nos emociona mucho y toda esta red de solidaridad que se ha formado y este mensaje a nivel mundial tiene un gran significado. Estamos muy agradecidos por toda esa gran fuerza y reivindicación pacífica que hace que cobre sentido todo aquello que significa Marielle. Muchas gracias.

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