La paradoja del voto perdido: los españoles que votan en Reino Unido serán europeos sin representación
“Es frustrante, pero aún así he decidido votar”. Javier Escudero es un español que lleva nueve años en Edimburgo. Es una de las miles de personas que viven esta semana una gran paradoja: son ciudadanos europeos cuyo voto en estas elecciones acabará en la basura.
Los europeos extranjeros en Reino Unido, que no tuvieron derecho a participar en el referéndum sobre el Brexit, ahora sufren las consecuencias de la caótica salida del país de la Unión Europea: serán europeos que votan en un lugar que todavía es Europa pero que dejará de serlo. Cuando se produzca el Brexit y Reino Unido salga de la UE, los británicos no serán europeos pero las personas como Javier sí, y su voto habrá perdido su efecto y su representación en el Parlamento Europeo.
Los residentes comunitarios pueden participar las votaciones de las elecciones europeas de cualquier país de la UE en el que residan. Solo tienen que registrarse para hacerlo. En Reino Unido, este jueves se han celebrado las votaciones con la certeza de que más temprano que tarde habrá un Brexit y que incluso los eurodiputados elegidos no llegarán ni a sentarse en el Parlamento Europeo.
Reino Unido ha celebrado su tradicional jornada electoral en jueves, entre incrédulo y polarizado ante una situación a la que no se sabe muy bien ni cómo ha llegado ni cómo va a salir. “Contaron que lo del Brexit era sencillo…” dice Alba Meira, que termina su doctorado en Oxford. “El mundo imposible”, sentencia Adrián Redrado, que reconoce no saber qué pasará con la empresa de transportes en la que trabaja.
El desgaste de tres años de negociaciones fallidas hace que algunos vivan estas elecciones al Parlamento Europeo como un segundo referéndum: los descontentos con el ajustado resultado quieren aprovechar para que su voz sea escuchada y presionar por un remain que cada vez parece más lejano. Los pronósticos, sin embargo, apuntan a una baja participación y en todo caso a la victoria del Partido del Brexit del ultraconservador Farage.
“Voy a votar con el ánimo de poder expresar con mi voto mi frustración por el proceso del Brexit”, cuenta por teléfono Javier Escudero. Daniel Castillo es estudiante de doctorado en Londres y coincide en que el ambiente académico y el de las grandes ciudades es una burbuja de apertura frente a la polarización creciente de los “dos Reino Unidos” de posiciones enfrentadas.
Tenían la opción de pedir el voto por correo para poder elegir a eurodiputados españoles, pero han optado por emitir su sufragio en Reino Unido para “mandar un mensaje”, insiste Meira. “Decidí que mi voto sería más útil aquí, ya que tenía la posibilidad de votar como residente en Reino Unido”, añade. Escudero también tiene un parecer similar: “Lo valoré, aunque es verdad que van a estar pocas semanas decidí votar en Reino Unido por expresar mi parecer con respecto al Brexit”.
“Nadie se esperaba que saliese el Brexit y nadie estaba preparado para esto”, apunta Redrado, que lleva siete años viviendo en Southampton. Un embrollo del que ya todo el mundo se ha cansado y no hace sino enconar aún más a las dos posiciones. Y, por eso, los cuatro españoles entrevistados para este reportaje han votado, porque “es la oportunidad”, cuenta Castillo, que tienen de expresarse los que no tenían derecho al voto en el referéndum y apoyan a ese casi 49% de británicos que vieron en el Brexit una pérdida. Los residentes en Reino Unido no pueden votar en las elecciones nacionales ni en el referéndum. Sin embargo, sí tienen reconocido ese derecho para las locales y las europeas.
Además, con la baja participación del país en las europeas, que apenas llegó al 37% en 2014, su voto parece que cuenta algo más, cuenta Castillo. No importa que, en el caso de confirmarse la salida de Reino Unido, es posible que los europarlamentarios no lleguen siquiera a tomar posesión.
No creen que vaya a haber un segundo referéndum, es demasiado tarde y demasiado el hartazgo de la población. Y un final poco esperanzador: “lo peor está por venir”, cuenta Redrado, porque Farage o Johnson, que sucedería a May, que ha anunciado este viernes su dimisión, “son mucho más duros”.
Trabas para los que han elegido votar en su país de origen
Además de la paradoja política, los ciudadanos europeos también se encuentran con trabas administrativas si quieren hacer efectivo su voto a distancia, en su país de origen. Ciudadanos de diferentes países de la Unión Europea han criticado que no han podido votar en los colegios electorales de Reino Unido por errores administrativos, según recoge The Guardian, que dice haber recibido más de 300 correos electrónicos con quejas similares. Cuando han ido a las urnas sus nombres estaban tachados en las listas, los funcionarios les han asegurado que no tenían derecho al voto y les han dicho que deberían haberlo hecho en su país de origen o ir a la embajada.
“No me quedaré en silencio y los ciudadanos europeos no serán silenciados”, ha contado al diario británico Moritz Valero, alemán que, junto a su pareja, habían elegido votar en Reino Unido. Siguieron los procedimientos exigidos y entregaron presencialmente su documentación varios días antes de la fecha límite del dos de mayo. Sin embargo, según ha denunciado, la administración local no puso los sellos necesarios hasta una semana después, de manera en el registro aparece que lo han hecho fuera de plazo.
“Entendemos la frustración de algunos ciudadanos de otros Estados Miembros de la UE, residentes en Reino Unido, que han visto cómo no han podido votar hoy cuando deseaban hacerlo”. Así lo ha expresado la Comisión Electoral del Reino Unido en un comunicado en el que aseguran que “todos los ciudadanos de la UE tienen derecho a votar en las elecciones europeas en su Estado Miembro de procedencia”, pero que “si decide votar en las elecciones europeas en el Reino Unido, hay un proceso para completar la transferencia de su derecho a votar desde su Estado Miembro al Reino Unido”.
Aseguran que “en la ley británica hay un requerimiento que especifica que este proceso tiene que hacerse 'con suficiente tiempo antes del día de la votación'”; concretamente, fija este plazo en doce días laborables.
El comunicado concluye que el poco tiempo con el que se supo que el Reino Unido participaba en las elecciones impactó en el tiempo que tienen los ciudadanos para completar el proceso. Pero que “el derecho de los ciudadanos de la UE para votar en estas elecciones en sus estados de procedencia sigue sin verse afectado por el cambio en la participación del Reino Unido” y que éstos “necesitarían estar registrados en ese país según su esquema de plazos”.