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The Guardian en español

El Brexit en zonas donde ganó la salida de la UE: “Vivo con la esperanza de haber tomado la decisión correcta”

Un lector británico lee el Daily Mail este sábado 1 de febrero.

Josh Halliday / Steven Morris / Henry McDonald

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Birkenhead (Inglaterra)

Los ejemplos de financiación europea están a la vista nada más llegar a la estación de tren Conway Park. Inaugurada en 1998 por el entonces comisario europeo de Transporte, Neil Kinnock, la propia estación recibió 6 millones de libras esterlinas de la Unión Europea (UE). Situada en el bulevar Europa, tiene el edificio Europa House a la vuelta de la esquina. A un tiro de piedra está el Europa Centre, convertido hoy en sede de un enorme local Mecca Bingo.

Estas marcas distintivas de la financiación europea no fueron suficientes para evitar que en el distrito electoral de Birkenhead ganara la opción del Brexit por una reducida mayoría: 52% frente a 48%. En la parada de autobús que hay fuera de Conway Park no parecía haber mucho arrepentimiento por la decisión. “Me siento aliviada”, sostiene Hazel Harris (78). “Hemos vivido dentro y fuera de la UE y creo que mucha gente estaba harta de estas regulaciones y de ser gobernada por personas que no conocíamos, la gente quería recuperar el control”.

Birkenhead, que en otra época fue una próspera ciudad del Merseyside, se convirtió en una anomalía dentro de la península de Wirral por ser la única circunscripción que votó por salir de la UE. Al otro lado del río Mersey está Liverpool, donde el voto fue claramente a favor de la permanencia. Los lugareños dicen que está relacionado con las diferentes suertes que han tenido Birkenhead y Liverpool en los últimos 30 años. Mientras Liverpool resurgía como una resplandeciente ciudad de elegantes tiendas y grandes negocios, su vecina al otro lado del río lo pasaba mal.

Según Janet French (56), antes era muy difícil conseguir un puesto en el mercado de Birkenhead, pero ahora la mayoría de los clientes hace sus compras en Liverpool, en los centros comerciales de las afueras (a una hora en coche), o por Internet. Este viernes, más de dos tercios de los puestos del mercado estaba desocupado. Ella votó por salir y confía en que Gran Bretaña pueda recuperar su independencia tras el Brexit. “Todos andan presagiando fatalidades y malos tiempos, pero yo tengo la esperanza de que podamos levantarnos por nuestro propio pie”.

Para Pat Cleary, concejal del Partido Verde de Birkenhead, en las zonas más desfavorecidas de la ciudad hubo una tendencia notable de gente que nunca había votado y que en el referéndum acudió a las urnas para expresar su deseo de salir de la UE. La desigualdad es especialmente chocante en Birkenhead, donde las mansiones de Oxton están a un breve paseo de barrios que se cuentan entre los más pobres de Inglaterra.

Este mes el municipio de Wirral (que en otra época se autodenominó “Euro Wirral” para atraer fondos de la UE) redactó un plan maestro de 15 años para transformar Birkenhead en una animada “ciudad-jardín urbana”. Igual que Reino Unido, la ciudad está hoy en una encrucijada.

Saliendo de la estación Conway Park, Alex (31) dice sentirse “un poco decepcionada” por el Brexit. Confía en que el país pueda unirse de nuevo. “Sólo espero que todo se vaya asentando y que se reconozca que hay mucha gente de la clase trabajadora que no está disfrutando de las riquezas del país”.

Vale of Glamorgan (Gales)

 

Emma Page (42) pasea a su bulldog inglés, Brian, por la playa de Barry Island. “Para ser sincera, todo este asunto del Brexit ha sido difícil para mí”, admite. El problema reside en que la mayor parte de su familia votó por quedarse y ella apoyó el Brexit. “Provocó grandes discusiones”, cuenta Page, que trabaja como empleada del Gobierno local. “Cuando pasa algo, mi padre todavía me dice ‘esto es por tu culpa’... Vivo con la esperanza de que la decisión que tomé haya sido la correcta y de que se cierren las diferencias pero, es algo que va a llevar tiempo”.

Es un día luminoso y la mayoría de la gente entrevistada en Vale of Glamorgan prefiere hablar del futuro antes que del pasado. “Tenemos que mirar hacia delante”, dice Paul Wright (54), repartidor a tiempo parcial. “No creo que el Brexit haya tenido que ver con políticas, sino con miedos. La gente no se sentía segura ni cómoda con la migración y con el terrorismo; está por ver si ahora se sienten más seguros”.

En el paseo marítimo, el café de Marco tiene como logo una bandera galesa del dragón entrelazada con una italiana. En su mayor parte, los clientes que tomaban té y café parecen contentos con la separación de la UE. “Este país pertenece a la corona”, señala el ingeniero jubilado Leonard Fowler (85). “Este es un día feliz”.

Empleado en el aeropuerto de Cardiff, Ryan Sutton (35) votó por la salida de la UE. “Servirá para darnos más control sobre la inmigración, las leyes, etc... Pero no creo que nada cambie demasiado a pesar de todo el bombo”. Él también ha sufrido las divisiones. “Tengo amigos que piensan lo contrario que yo y eso ha provocado algunas conversaciones acaloradas. Esto tiene que sanarse, no podemos seguir divididos. Esto terminará y todos seguirán tirando hacia delante como antes. Cuanto más pronto, mejor”.

A ocho kilómetros de la costa, Abi Reader se prepara para atender a su ganado de vacas lecheras en la granja Goldsland. Es una apasionada defensora de la UE y cree que Bruselas “entiende” la agricultura mejor que Londres o que Cardiff. “Por el momento, nada cambia de verdad”, afirma. “Seguirán viniendo a buscar mi leche, la granja funcionará sin problemas... Pero hay mucha preocupación por lo que le pasará a todo el sector cuando esto golpee de verdad. Me preocupan los acuerdos comerciales, me preocupa que las granjas sean expulsadas del negocio”.

En el mercado de Cowbridge, Sally Stephenson (conocida por el premio que recibió su papelería Pencil Case), se pone desafiante un banderín de la UE. “Tengo un abrumador sentimiento de tristeza”, explica. “Tristeza porque nuestro país ha sido estafado, tristeza porque todos estamos a punto de perder tanto. Estoy increíblemente preocupada por lo que nos depara el futuro. Si nos vamos del mercado único y de la unión aduanera, a las empresas grandes y a las pequeñas les resultará mucho más difícil seguir siendo viables y muchas se hundirán”. Su plan para el día del Brexit fue encender una vela a las 11 de la noche. “Nunca perderé la esperanza de que un día regresemos, siempre seré europea”.

Upper Bann (Irlanda del Norte)

El monumento a la guerra de la ciudad de Banbridge (dentro del condado norirlandés de Down) es la escultura de un soldado que con el casco en la mano parece estar despidiéndose de conflictos pasados. A su sombra, los clientes de un pub que han salido a fumar hablan del alivio que sentían ahora que el Brexit se ha concretado por fin (Banbridge forma parte del distrito electoral de Upper Bann, que en 2016 replicó el resultado nacional del referéndum y votó por el Brexit).

Entre ellos, a Paul ‘Skins’ McGuinness (40) sólo le preocupa la posibilidad de que salir de la UE afecte a sus planes de vacaciones estivales. “Mientras el avión despegue y aterrice en España, seré feliz de nuevo... y por supuesto mientras me traiga de vuelta a casa sin inconvenientes”. McGuinness asegura estar “harto, irritado y cansado” de que la televisión y la radio estuvieran todo el rato hablando sobre el Brexit. “No me pregunten si el Brexit va a funcionar, no lo sé y no me importa; de lo que sí me alegro es de no oír hablar más del tema; para mí la única certeza ahora es que 'los rojos' han ganado la liga”, afirman mientras señala su bufanda con los colores del Liverpool.

“Como mucha gente en este pueblo, estoy contento con mi vida y no dejo que temas como el Brexit me perturben”, indica el bombero jubilado Robert Murray (60), uno de las personas que conversan fuera del pub. “Ya está hecho, la gente se las arreglará, no habrá ningún problema”.

Geralyn Ross y Eileen Steele disfrutan un día de compras en Banbridge en busca de las ofertas de después de Navidad. Como en otras ciudades de las islas británicas, las dificultades por las que pasan muchos locales del centro son visibles por todas partes. Frente a los carteles de 70% de descuento por cierre de los grandes almacenes Houstons, Steele dice estar segura de que no habría restricciones para pasar la frontera irlandesa (Banbridge está a 20 millas de la República de Irlanda). “En las historias de miedo que contaban se decía que íbamos a necesitar un visado para viajar al sur, y nosotras solíamos ir de compras a Dublín, pero eso resultó no ser cierto”.

Ross interviene para recordar a su amiga que el encarecimiento de la cesta de la compra puede estar relacionado con el Brexit. “He notado que artículos como la leche han subido de precio y me pregunto si vamos a sufrirlo en el bosillo ahora que estamos fuera... pero en este lugar hemos vivido tiempos más duros, tiempos mucho más duros”, dice refiriéndose al conflicto norirlandés y a la serie de grandes atentados con bomba que en los años setenta, ochenta y noventa devastaron el centro de la ciudad, predominantemente unionista.

¿Abandonar la UE podría hacer volver el conflicto a Irlanda del Norte? Casi todos los que en el día del Brexit se detienen a hablar sobre el tema creen que no.

Traducido por Francisco de Zárate

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