Obama resucita una ley abolicionista para controlar las exportaciones de Tailandia
La pesca de marisco llevada a cabo por esclavos en Tailandia se incluirá en la lista de productos cuya venta está prohibida en Estados Unidos. La medida forma parte de una ley abolicionista resucitada por Barack Obama para vetar las industrias que hagan uso de trabajos forzados o explotación infantil.
Los altos cargos federales trabajan para incluir una prohibición de hace 86 años en los bienes producidos por niños o esclavos con arreglo a una nueva ley firmada por el presidente. “Esta ley repara por completo un inadmisible y arcaico vacío legal que obligaba a los EE.UU a aceptar productos fabricados a partir de la explotación infantil o de esclavos”, afirmó el senador Ron Wyden, un demócrata de Oregon que ha participado en la legislación.
La Ley Hawley-Smoot de 1930, que cedía a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza la autoridad de incautar los envíos sospechosos de ocultar trabajos forzados y de acabar con las futuras importaciones, se usó por última vez en el 2000, y ha sido empleada solo 39 veces en total. Esto se debía fundamentalmente a dos palabras: “demanda de consumo”, es decir, si no se cuenta con la oferta suficiente para abastecer la demanda nacional, se recurrirá a las importaciones independientemente de sus métodos de producción.
La Ley de Agilización del comercio que Obama firmó el pasado miércoles elimina este término, lo que permite una aplicación de la ley más estricta.
Las gambas y marisco de Tailandia, los cacahuetes de Turquía, el oro de Ghana y las alfombras indias se engloban en una lista del Ministerio de Trabajo de EE.UU con más de 350 artículos producidos por trabajo infantil o forzado. Según informó The Guardian, Associated Press, The New York Times y otros medios, las inhumanas condiciones de trabajo se siguen dando en el sector del marisco tailandés gracias al vacío en la legislación estadounidense que permitía las importaciones de forma continuada.
Como resultado de una serie de testimonios de trabajadores atrapados y esclavizados por las compañías tailandesas, cientos de personas han sido rescatadas, los traficantes fueron arrestados y las autoridades han incautado barcos y cantidades de marisco por valor de millones de dólares. “Si el Gobierno de EE.UU se implica en el bloqueo de los productos producidos mediante estas técnicas, será un cambio con un efecto dominó en las cadenas de suministro mundiales”, ha declarado David Abramowitz, que apoyó la ley como vicepresidente de la Unidad Humanitaria.
Para iniciar la investigación, los clientes necesitan recibir cualquier petición -de una empresa, agencia e incluso de un no ciudadano- con pruebas “razonables pero no concluyentes” de que las importaciones han sido producidas, al menos en parte, a través de trabajo forzado.
Neha Misra del Centro por la Solidaridad, otra organización sin ánimo de lucro que trabaja en defensa del cambio jurídico, critica que las solicitudes continúan siendo difíciles de presentar para demostrar un caso, pero sigue convencida. “Antes, la ley venía a decir que toleramos el trabajo forzado si queríamos un determinado producto de consumo doméstico. Ahora dice que no lo aceptamos bajo ningún concepto. Es un tremendo paso adelante”.
Gavin Gibbons, portavoz del Instituto Nacional del sector Pesquero, que representa el 75% de la industria, aseguró el martes que los miembros de la sociedad defienden que se implante la prohibición. “Apoyamos el cierre de este anacrónico vacío jurídico y esperamos con ansias su justa y legal entrada en vigor”.
Información realizada en colaboración con Associated Press
Traducción de Mónica Zas