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The Guardian en español

Violencia y amenazas de muerte a trabajadores en la fábrica del mayor exportador de ropa de India

Una trabajadora de una fábrica textil en Bangladesh.

Steven Greenhouse

Esta primavera, en Shahi Exports, el mayor exportador de ropa de la India, varios empleados miembros de sindicatos hicieron circular una petición reclamando a la gerencia que ofreciese a los empleados agua limpia y que aumentase los salarios. Los directivos de Shahi respondieron, según ha descubierto una ONG, con amenazas de muerte a varios de esos trabajadores y ordenando a otros empleados que les dieran una paliza.

Un gerente de la Unidad 8 de Shahi en Bangalore dijo a una empleada: “No sería un pecado si alguien te mata y se deshace de ti”. Después le pidió presuntamente a otros empleados que le diesen una paliza a la mujer, que casi fue estrangulada por uno de ellos, según ha descubierto el organismo en una investigación.

Otro gerente insultó a otra empleada afín a los sindicatos y dijo a otros trabajadores: “Estas zorras están intentando hacer cerrar la fábrica. Dadle una paliza y matadla”. La mujer fue golpeada, le arrancaron la ropa y le robaron un collar, el móvil y la cartera.

La investigación del Consorcio por los Derechos de los Trabajadores (WRC, por sus siglas en inglés), un grupo con sede en Washington que controla la actividad en fábricas para 190 universidades en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, ha hallado que ocho gerentes son responsables de la violencia y amenazas de muerte y que 15 empleados cercanos a los sindicatos han sido suspendidos de forma injusta.

La investigación llega en un momento en el que el WRC está luchando por mantener las mejoras que logró para trabajadores de empresas textiles en la vecina Bangladesh, después de que se generara un escándalo mundial por las condiciones de trabajo tras el derrumbe fatal del complejo Rana Plaza en 2013.

El WRC pidió que Shahi despida a estos gerentes, reincorpore a los trabajadores suspendidos y reconozca oficialmente al sindicato. Pero tras la negativa de Shahi a admitir la responsabilidad de sus gerentes y despedirlos, el WRC ha exigido a las grandes marcas occidentales que le compran ropa –incluidas H&M, Benetton, Abercrombie & Fitch y Columbia Sportswear– que presionen a Shahi para que despida a los gerentes y pida disculpas a los 15 trabajadores.

Al incrementarse la presión del WRC y de las empresas occidentales, a principios de este mes –tres meses después de la violencia– Shahi anunció que había despedido a cinco gerentes y había comenzado el proceso de despido de otros cuatro. Además, Shahi reincorporó a los 15 trabajadores, les pagó los sueldos adeudados y aceptó reconocer y negociar las condiciones de trabajo con el sindicato Unión de Trabajadores Textiles de Karnataka.

Scott Nova, director ejecutivo de WRC, afirma que Shahi tomó estas medidas sólo después de que WRC montara una campaña y sacara a la luz un informe de 28 páginas en el que se detallan los abusos cometidos en la empresa. Nova indica que la primera oferta de Shahi de reincorporar a los 15 trabajadores no significa nada porque los trabajadores tendrían miedo de regresar si los gerentes que los habían amenazado y habían ordenado que los golpearan están todavía al frente (varios gerentes habían sido suspendidos).

Una fábrica de 3.000 empleados

WRC está financiado por 190 universidades para supervisar fábricas en todo el mundo que producen ropa con el logo de las universidades. Los investigadores del WRC han logrado que las marcas occidentales dejen de contratar a fábricas que violan los derechos de los trabajadores y muchas fábricas temen que el WRC descubra sus infracciones.

Nova muestra preocupación por el hecho de que varias marcas que compran ropa a Shahi no sabían nada de las palizas y las amenazas en la fábrica de 3.000 empleados hasta que fueron informadas por el WRC. “Las marcas dicen que tienen estándares de trabajo más estrictos” y mayor supervisión, señala Nova, “pero los gerentes de un proveedor clave ordenaron golpear a trabajadores, amenazaron con matarlos y no recibieron ninguna medida disciplinaria. Más de dos meses después todavía estaban a cargo de la fabricación de productos para marcas como Benetton y Abercrombie & Fitch”, añade.

“No hemos podido verificar o encontrar ninguna prueba de que esos gerentes hayan realizado amenazas, golpeado a trabajadores o instado a nadie a hacerlo”, indica a The Guardian Anant Ahuja, uno de los directivos de Shahi. Ahuja afirma que el “WRC exigió a Shahi que tomara medidas disciplinarias y despidiera a esos empleados” y añadió que “en respuesta a la presión implacable del WRC”, Shahi “los ha despedido”.

Ahuja afirma que la violencia se generó entre dos empleados miembros de los sindicatos y otros empleados fuera de la fábrica, señalando que los primeros estaban presionando a los demás para que firmaran la petición y se unieran al sindicato. Acusa al WRC de hacer públicas falsas amenazas de muerte y afirmaciones de que los gerentes habían golpeado a estos empleados, pero sostiene que esas acusaciones se basaron en entrevistas con los partidarios de los sindicatos.

“Nosotros en Shahi siempre hemos estado comprometidos a mejorar las condiciones de trabajo de nuestros empleados”, afirma Ahuja. “En este caso aislado existieron cuestiones respecto del resarcimiento conciliatorio, pero hemos cooperado con los sindicatos y las negociaciones han sido productivas”, añade.

Los medios de comunicación indios siguieron de cerca la disputa en Shahi, principalmente porque el directivo de Shahi Anand Ahuja recientemente contrajo matrimonio con una de las actrices más populares de Bollywood, Sonam Kapoor.

Los trabajadores del WRC respaldan su investigación, alegando que la versión de Shahi “es falsa y obstinadamente deshonesta”. El WRC sostiene que sus investigadores entrevistaron a más de 30 empleados de Shahi y descubrieron que varios gerentes habían llamado a empleados a sus oficinas, que les habían maltratado y que luego habían pedido a otros empleados que les golpearan.

“Tu casta solo sirve para limpiar lavabos”

La investigación del WRC ha hallado que un gerente dijo a un empleado miembro del sindicato: “Tu casta sólo sirve para limpiar lavabos. ¿Cómo te atreves a pedirme un aumento?”. Luego le pidió a otros empleados que le golpearan y le robaran.

El WRC señala a un comunicado reciente de Shahi a sus empleados de Bangalore en el que la empresa lamenta la violencia y afirma que los empleados suspendidos “no habían hecho nada malo”.

Nova y Ben Hensler, abogado de la ONG, afirman que varias de las grandes marcas occidentales que compran ropa a Shahi tardaron mucho en presionar a Shahi y al principio no le exigieron a la empresa que despidiera a los gerentes responsables de la violencia. El WRC hizo público su informe el 20 de junio para aumentar la presión sobre las marcas occidentales y Shahi.

“Si lo hubiésemos dejado en manos de las marcas, el sindicato no existiría, sus líderes estarían en una lista negra, los trabajadores estarían aterrorizados y silenciados y los gerentes que ejercieron la violencia antisindical seguramente habrían sido ascendidos”, señala Nova.

Las marcas aseguran que fueron agresivas en las presiones a Shahi a que tomara medidas disciplinarias contra los gerentes, reincorporara a los trabajadores y reconociera al sindicato. “Podemos asegurar que hemos utilizado nuestra influencia al máximo”, declaró H&M. “La gerencia se disculpó públicamente y ha reconocido el derecho de asociación de los trabajadores. Lo que sucedió en Shahi es inaceptable”, añadió.

Abel Navarrete, vicepresidente de responsabilidad empresarial de Columbia Sportswear, que produce indumentaria deportiva para muchas universidades, afirma que Shahi “fue presionada por todas las marcas. El presidente y su familia recibieron constantes llamadas telefónicas”. Navarrete explica que muchas empresas no exigieron inmediatamente a Shahi que despidiera a los gerentes porque tenían dudas sobre los procesos debidos en estos casos y pensaban que podrían estar “despidiendo a empleados sin causa”.

Abercrombie & Fitch afirmó: “Estamos muy preocupados por lo que sucedió en la fábrica de la Unidad 8 de Shahi y por el dolor y sufrimiento causado a esos 15 trabajadores. No toleraremos este tipo de comportamiento”. Por su parte, Benetton declaró: “Estamos en constante contacto con Shahi para insistir en que se garanticen los derechos de los trabajadores”.

Respecto de la disputa entre Shahi y el WRC sobre lo ocurrido, Mark Anner, director del Centro por los Derechos Globales de los Trabajadores de la Universidad Estatal de Penn, explica: “Es significativo que la empresa tomase esas medidas: reincorporó a los trabajadores y despidió a algunos de los gerentes. Eso sugiere que reconocen que las marcas encontraron el informe de la investigación creíble”.

Anner remarcó que el precio que las marcas occidentales pagan por la ropa hecha en India y Bangladesh ha bajado desde el año 2000. “Eso genera incentivos para evitar los sindicatos a toda costa”, asegura. Anner señala que las empresas con programas de responsabilidad empresarial suelen ser mucho más lentas en detectar y denunciar abusos contra los trabajadores. “Todavía dependemos mucho de las campañas independientes y de los medios de comunicación para lograr que las empresas se responsabilicen de graves violaciones a los derechos de los trabajadores”, concluye.

Traducido por Lucía Balducci

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