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Mario Golf: World Tour - Análisis 3DS

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Daniel Moreno / Daniel Moreno

Que levanten la mano todos los lectores que juegan o han jugado alguna vez al golf. ¿Tres, cuatro? ¿Ninguno? Ya bueno, pues eso no quita que sea uno de los deportes más populares a la par que incomprendidos del mundo (¿realmente es un deporte?). Y más extraño aún es que no haya consola alguna que no tenga al menos un juego de golf en su catálogo a fin de demostrar que algo aparentemente tan aburrido para muchos puede llegar a ser la mar de entretenido incluso sobre el césped virtual. Ahora bien, teniendo esto en cuenta y sabiendo lo tan polifacético que es este Mario, no nos extraña lo más mínimo ver aparecer por nuestra 3DS un nuevo juego de Mario Golf, aunque sea años y años después del último.

Hablamos de Mario Golf: World Tour, título que viene para demostrar una vez más que incluso los fontaneros regordetes tienen derecho a practicar con sumo talento un deporte tan elitista, por no hablar de los gorilas como Donkey Kong, tortugas diabólicas como Bowser, los espectros como Boo y dinosaurios como Yoshi. Vamos, que quien se espere la más mínima pizca de realismo ya puede ir sacándose un abono para una hora en el minigolf más cercano, aunque quién quiere simulación teniendo a personajes tan queridos y carismáticos.

Golf en el castillo de la Princesa Peach.

Dicho todo lo anterior creo que sobra remarcar una vez más que nos encontramos ante una propuesta sumamentearcade, aunque no por ello poco adictiva y completa, capaz de ofrecer bastantes horas de diversión siempre y cuando se le pille el punto a esto de superar hoyos realizando swings. Puede que no sintamos la brisa moviento nuestro pelo ni el fresco olor a hierba, pero al menos podremos acceder a una propuesta sencilla, directa y sin complicaciones gracias al trabajo realizado desde Camelot Software, un pequeño estudio que ya echó alguna que otra mano a Nintendo con títulos como Mario Tennis.

Para que Mario Golf: World Tour resulte atractivo sus creadores no han dudado en añadir los suficientes modos de juego como para generar ese interés a largo plazo tan necesario en los juegos de hoy en día. Podremos por supuesto echar nuestras partidas rápidas de un solo jugador, algo crucial tratándose de un juego para una consola portátil, pero además contaremos con la posibilidad de jugar contra otros jugadores tanto en red localcomo online, acceder a torneos con múltiples variantes, y lo más llamativo de todo, el Club Castillo, una especie de modo carrera donde jugaremos con nuestro Mii adentrándonos en un auténtico club de campo, jugando partidas clasificatorias y campeonatos y desbloqueando con nuestras victorias nuevos y jugosos ítems y objetos para la personalización de nuestro personaje.

He aquí la mayor gracia de este juego: hacer que nuestro Mii prospere. Gracias a las monedas virtuales que ganemos podremos comprar en la tienda del Castillo una gran variedad de palos de golf, zapatos, sombreros y demás indumentaria, algo bastante llamativo teniendo en cuenta que algunos de estos objetos servirán para mejorar nuestras habilidades, como la distancia o el control de nuestros lanzamientos. Además el resto de jugadores podrán ver nuestro hándicap, el cual variará según demostremos nuestra habilidad dando lugar a un pique muy serio con nuestros colegas y amigos.

Fuera del Club Castillo podremos controlar a nuestro Mii o a cualquiera de los doce personajes de la factoría Nintendo que por el momento pueblan la parrilla, incluyendo algunos tan míticos como el citado Mario, Luigi, Peach, Waluigi y Diddy Kong. Ciertamente no son demasiados y pueden cansar pronto, aunque cuentan con el punto de que cada uno de ellos tiene sus propias habilidades, dentro de lo limitado de un juego de golf.

Por otro lado podremos acceder a varios circuitos de juego de lo más variados, siendo todos ellos personalizables en número de hoyos, objetos, velocidad del viento, etc. Tendremos desde el típico campo de golf con su césped, sus arbolitos y sus pequeñas lagunas hasta delirantes escenarios en el Reino Champiñón repletos de colores y bien sembraditos de distintos elementos capaces de alterar nuestras tiradas, como obstáculos o aceleradores que dispararán nuestra pelota.

Y como todo juego de Mario que se precio tampoco faltarán los ítems como la flor de fuego o el boomerang, gracias a los cuales podremos sortear mil y un obstáculos creando efectos sencillamente imposibles en la vida real, atravesar cualquier elemento o lanzar bolas supersónicas. Todo un deleite imaginativo que servirá para amenizar la jugabilidad, aunque puede defraudar a todos aquellos despistados que esperen una experiencia de juego menos arcade.

El sistema de control resulta tan sencillo como accesible, permitiéndonos optar por un control tradicional con el pad o bien por el uso del panel táctil para describir nuestra trayectoria de tiro. Además la interfaz viene bastante completita mostrando todos los elementos necesarios, como la velocidad del viento, la trayectoria de nuestra pelota o la distancia del hoyo sin resultar por ello para nada liosa.

Y para alargar la experiencia de juego, aunque pueda sonar polémico, Nintendo podrá a disposición de los usuarios una amplia gama de DLCs, incluyendo nuevos y jugosos recorridos así como personajes para ampliar la por ahora un tanto escueta plantilla.

A nivel gráfico no hay demasiado que podamos decir. Sencillamente cumple con la robustez exigida por Nintendo a todos y cada uno de sus juegos sin ofrecer ningún deleite para la vista más allá de un efecto 3D que funciona bastante bien en los momentos en los que lanzamos la bola, aunque para cualquier otra cosa no es más que un añadido anecdótico. Al igual que en el apartado sonoro, todo resulta de lo más desenfadado y amistoso posible, siendo el típico juego de la factoría Nintendo.

Conclusión: lanzando bolas que desprenden arcoíris.

La compañía japonesa consigue el objetivo al que nos tiene acostumbrados durante los últimos años: crear un título accesible, simpaticón y encantador. Una propuesta arcade desenfadada, para todos los públicos, en la que no hay que preguntarse si eso que acabamos de hacer tiene algo o nada que ver con la realidad, ya que no amigos, no tiene nada que ver. Si ya nos resultaría raro ver a un fontanero con peto azul tirando bolas en un campo de golf, no digamos a un pequeño dinosaurio, y es que las mascotas no deben pisar el césped.

Mario Golf: World Tour conseguirá engatusar a todos aquellos que busquen pasar un rato distendido, sin lugar a dudas. Pero por suerte también a todos aquellos jugadores que busquen una propuesta más a largo plazo gracias al modo Club Castillo, un añadido que consigue elevar y mucho la nota media del juego. El modo multijugador y los desbloqueables hacen el resto, aunque cabe señalar que la parrilla de personajes se ha quedado un poco corta, y que quizá el añadir nuevos personajes vía DLC no sea lo más justo.

En definitiva, la portátil 3DS ya cuenta con su propio juego de golf. Gracias al cielo ya podemos dormir tranquilos.

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