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Xbox One tarda más en instalar los juegos por la marcha atrás en la política de conexión permanente

Xbox One

Daniel Moreno

Cuando Don Mattrick, por aquel entonces jefazo de Xbox, presentó al mundo su visión de lo que debía ser Xbox One no pocos jugadores pusieron el grito en el cielo al sentir como su querida marca se suicidaba ante sus ojos al optar por políticas que sabían serían rechazadas por la gran mayoría de la comunidad, incluyéndose por supuesto a sí mismos, lo que permitió a Sony partir con una ventaja considerable en la carrera por dominar la nueva generación.

Finalmente la presión de los jugadores tuvo su fruto: Mattrick salió escopetado de Microsoft y la compañía puso al frente a un Phil Spencer, cuya primera tarea al mando consistió en escuchar a los futuros usuarios de su consola para acto seguido deshacer el entuerto generado por Mattrick, entre lo que encontramos una política abusiva hacia los indies, restricciones en el mercado de los juegos de segunda mano, la obligatoriedad de Kinect y la necesidad de una conexión permanente a Internet. Cosas que como bien sabéis ya pertenecen al pasado, por suerte para todos.

Sin embargo Xbox One sigue lastrando las secuelas de un nacimiento tan estrepitoso, empezando por el hecho de que hasta ahora, casi un año después de su salida a la venta, no ha sido capaz de recortar terreno de forma considerable a Playstation 4, y continuando por diversos achaques que su rival parece no sufrir tan a menudo.

Uno de ellos es el hecho de que instalar un juego en nuestra consola puede ser agotador por dos puntos: porque un solo juego nos ocupa una barbaridad de espacio en nuestro disco duro (como sabéis no sustituible) y porque tarda una auténtica eternidad.

Phil Spencer ha querido hablar sobre esto, asegurando que el hecho de que las instalaciones tarden tanto en realizarse en su consola atañe a la eliminación precipitada de la obligatoriedad de una conexión permanente. Es decir, es una herencia directa de la mala decisión de Mattrick, quien diseñó la consola orientándola por completo al aprovechamiento de la Nube:

El cambio hacia un sistema desconectado obliga a que todas nuestras instalaciones no sean tan perfectas como deberían ser. Estoy analizando los datos. Quiero que la gente comience a jugar tan pronto como sea posible y eso es una de nuestras prioridades”.

En teoría el uso de la Nube nos permitiría instalar un menor contenido de juego en nuestro disco duro al cargar ciertos elementos del mismo desde un servidor. Sin embargo, ¿qué ocurriría de querer llevarnos la consola al pueblo para jugar? ¿Y si sufrimos una avería en la red o tenemos que esperar unos días a que nos instalen la fibra óptica? Pues simple, que debido a la necesidad de una conexión permanente no podríamos jugar, convirtiendo nuestra consola en un ladrillo con la misma utilidad que un pisapapeles.

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