'Matrimonios mixtos: enlace entre Marruecos y La Rioja'
Chadia, es una mujer de mediana edad de Rabat, Marruecos, pero lleva desde 1983 viviendo en La Rioja. El 14 de octubre de aquel año se casó con un riojano, de Cañas. Con él tuvo dos hijas, que ahora tienen 20 y 22 años. Enviudó hace cuatro años, ha fijado su residencia en Lardero después de vivir toda su vida en Logroño, y trabaja de la hostelería.
“FUI DE LAS PRIMERAS EN LLEGAR, Y LA GENTE ENTONCES LO VEÍA BONITO...”
“Ahora piensan que es por papeles” afirma Chadia. Ella vino a La Rioja de visita, tenia una amiga en Cenicero que le invitó a San Mateo, y uno de los chicos de la cuadrilla ... se convirtió en su marido. Desde hace 4 años es viuda, y además de trabajar cuida de sus dos hijas.
A finales de los 70 tenía toda la vida en su país, trabajo, novio, familia, no pensaba quedarse en España. Pero el amor fue el responsable de su cambio de opinión. “Mis padres al principio no lo veían bien, pero a mí me daba igual” reconoce orgullosa.
El amor y la libertad que se respiraba en la España de los 80, la terminaron de convencer para dar un giro radical a su proyecto de vida, antes de la boda convivió cuatro años con su marido. Su madre fue la que más tardó en asimilar la decisión de Chadia, “mi madre quería un musulmán, y una boda musulmana...”pero “al final todos lo querían mucho”.
Juntos construyeron una familia, sus hijas han sido educadas en un colegio público de Logroño, como el matrimonio no practicaban ninguna de las dos religiones, han celebraban por igual las fiestas de ambas. Sus hijas están bautizadas por el catolicismo y el musulmán, pero en vez de hacer la comunión católica recibieron 'la noche del destino'. En la actualidad no son practicantes.
“NO PUEDO OBLIGARLAS, PERO ME GUSTARÍA QUE SE CASASEN CON UN MUSULMÁN”
Chadia reconoce que ha tenido un fallo con sus hijas porque no les ha enseñado árabe, aunque “no hace falta hablar árabe para sentirse musulmán” asevera. Ante la pregunta obligada de sí preferiría que sus hijas se casasen con un marroquí o con un riojano, Chadia reconoce que “en el fondo me gustaría que se casasen con un musulmán”.
Le gustaría volver a su país natal, donde tiene todavía a su madre y a todos sus familiares. La soledad tras enviudar es patente en el quehacer diario de Chadia, pero el amor vuelve a girar su vida a La Rioja, donde tiene claro que permanecerá por el bienestar de sus hijas.Una queja: “
España ha ido a peor“. Además cree que los padres de ahora transmiten prejuicios a sus hijos, y en este sentido reconoce que la gente de La Rioja ”dice una cosa pero en el fondo creen otra“.
Un llamamiento: Para fomentar la integración pide a las instituciones públicas para que refuercen su labor en temas tan importantes como este.
Mohamed y Carmen,
son un matrimonio mixto de mediana edad que viven en Logroño. Si retrocedemos al 9 de enero de 1987 encontramos a un pareja de jóvenes, él marroquí y ella riojana, camino del juzgado. Hoy más de 20 años después siguen casados, tienen dos hijos de 17 y 12 años y trabajan juntos en un negocio dedicado a la hostelería, en una céntrica calle de la capital riojana.
Él vino en 1983 a La Rioja de vacaciones, a visitar a su hermana. Estudiaba en Inglaterra derecho cuando conoció en una verbena a su actual mujer. A ella le hizo gracia “porque era extranjero” y como era la que mejor hablaba inglés de su grupo de amigas, fue quien le recomendó un restaurante para cenar. La relación a distancia acabó en boda tres años después.
Carmen reconoce que al principio su familia no lo aceptaba, “porque era marroquí, porque no lo conocían... yo hice huelga de hambre” dice entre risas. Asegura que si ahora su madre tuviese que elegir entre uno de sus cuatro yernos, le elegiría a él.
Recuerdan que al principio Mohamed tardó en adaptarse a la vida de aquí, dejar de ser estudiante para trabajar de temporero en un país donde no conocía el idioma, fue duro. Con los amigos y el entorno de ella se integró perfectamente, pero los dos comentan que “ahora es diferente hay más problemas y la gente rechaza más”.
LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
En general no han tenido ningún problema con el tema de la religión y la educación de los hijos: “no les educamos en ninguna de las dos religiones”. Ella acepta las costumbres de él , y él respeta las tradiciones de ella. Quieren trasmitir a sus hijos la libertad de elegir, la pena de él es que no les ha enseñado árabe.
Les preocupa que sus hijos estudien y que sean buena gente, pero no con quien se casen o dejen de casar el día de mañana. No han notado discriminación en el colegio de los niños, “¿pero cómo? si ahora de 25 niños 16 son extranjeros”, asegura ella. No tienen ningún problema, la única queja “cuando los niños llegan de su país con 12 años y les meten directamente en 6º... debería haber clases extra”.
HEMOS TENIDO QUE DEMOSTRAR MÁS
Cuando empezamos la relación ningún miembro de la familia de ella quería que se casasen. Y en ese momento él tuvo que demostrar que era un buen trabajador, una buena persona. Tal vez fue entonces cuando tuvo que demostrar que era tan válido como cualquier otro.
Al principio la familia de Mohamed también quiso que Carmen se convirtiese al musulmán, “pero al final te aceptan como eres” dice ella. El respeto y tener la mente abierta para llegar al consenso es fundamental, la base de su relación, y la norma a seguir para que el engranaje social no se oxide nunca.
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