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Almeida deja en el aire Mad Beach, la playa de Madrid con conciertos que trae de cabeza a los vecinos

Maqueta del Mad Beach, difundida en su página web.

Sofía Pérez Mendoza

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Se anuncia como la playa de Madrid, aunque bajo la arena hay una explanada de 17.000 metros cuadrados dentro del entorno verde más grande de Madrid, la Casa de Campo, y se llama Mad Beach. El complejo, propiedad del Ayuntamiento de Madrid, acoge conciertos de jueves a domingo durante todo el verano, actividades deportivas y una terraza todos los días. Y trae de cabeza desde hace semanas a los vecinos y al Gobierno municipal, que le dio las licencias.

La empresa organizadora, Comanchería Inversiones S.L, ya tiene en curso un expediente sancionador por rebasar ilegalmente el horario permitido, y la Corporación de José Luis Martínez-Almeida está valorando si renueva un permiso que avala el exceso de decibelios puntualmente. En este caso se ha concedido por un mes y medio, pero debe renovarse a finales de julio, según la documentación oficial a la que ha tenido acceso elDiario.es.

Las quejas vecinales están relacionadas con los horarios, con el ruido, con la basura que se genera y con la afectación al entorno histórico de la Casa de Campo, donde aparcan más coches que antes. “En este espacio se han hecho conciertos y espectáculos desde hace años, pero normalmente no ha habido graves problemas porque se desarrollaban en carpas cerradas y eran eventos de corto recorrido, una o dos semanas. Ahora nos encontramos con algo extensible todo el verano y que nos está afectando al descanso”, resume Andrés Vales, portavoz de la asociación vecinal Puerta del Ángel. Los residentes están intentando hacer sus propias mediciones para confirmar si las ondas de sonido superan en sus ventanas los 65 decibelios permitidos “en fachada”.

La Policía Municipal tuvo que intervenir el sábado 17 de junio, cuando constató que la sesión de DJ Nano, Oro Viejo, se alargaba una hora más de lo permitido. Hasta las 12 de la noche, cuando el permiso municipal solo se extiende a las 11. Este incumplimiento ha motivado la apertura del expediente sancionador y puede convertirse en una multa entre 900 y 12.000 euros, según una portavoz del área de Medio Ambiente. Dos días después, el alcalde de Madrid advertía a los organizadores de que el Ayuntamiento no volvería a contar con ellos para próximos eventos si seguían incumpliendo las normas.

La organización del festival, con la que se ha puesto en contacto elDiario.es, asegura habían pedido licencia para ampliar el horario hasta la medianoche y “en ese proceso de celebró Oro Viejo”. “Teníamos bastante claro que nos lo iban a conceder, pero en lugar de eso nos llegó el expediente. Los decibelios siempre los hemos respetado”, explica la directora de comunicación del festival, Bárbara González.

Los organizadores aseguran que inicialmente el permiso iba a ser hasta las 12 de la noche, pero que no se concretó por problema burocrático. Y justifican que las mediciones realizadas por la Policía Municipal “no coinciden” con las suyas. “Nos tomamos muy en serio las palabras del alcalde y nos preocupan”, concluye González.

La idea de traer la playa a Madrid ya se exploró en 2018. La misma empresa se lo propuso al Gobierno de Manuela Carmena. Era una etapa precovid y el plan no era solo volcar arena sino abrir un parque acuático en los Jardines Descubrimiento, en la madrileña plaza de Colón. El primer proyecto de una playa urbana en Madrid encalló tras las críticas de la oposición (PP y Ciudadanos) al plan, las alegaciones de los vecinos afectados y la presión mediática.

Tres años después, algunos de aquellos empresarios que fracasaron, junto a otros nuevos, lo volvieron a intentar. Con el mismo nombre, pero sin agua y en una parcela en Puerta del Ángel que se ha utilizado antes para instalar la carpa del Circo del Sol, entre otros espectáculos. Es una explanada que pertenece a la empresa municipal Madrid Destino, a la que Mad Beach ha tenido que abonar un canon. Ninguna de las partes especifican cuánto cuesta el alquiler temporal del espacio desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre. En las instalaciones hay arena, césped, pistas deportivas, un escenario y una noria. La entrada a la “zona de ocio” es gratuita, pero los conciertos van por entrada.

Un permiso especial con más decibelios

Los trámites legales han requerido algunas cesiones por parte del Ayuntamiento, como permitir un número de decibelios superior solo reservado para eventos puntuales. El área de Medio Ambiente comprobó que los conciertos planificados superaban los 65 decibelios que normalmente se permiten en zona urbana y concedieron una licencia especial para llegar hasta los 100.

Se trata de un permiso excepcional que los vecinos consideran que no puede prolongarse tanto como tres meses en el tiempo.

“La extensión de ruido que se concede en el informe es habitual en eventos de esta índole”, responde una portavoz del área de Medio Ambiente, quien confirma a elDiario.es que el Ayuntamiento está valorando si ampliar este permiso especial durante los meses de agosto y septiembre. Si finalmente se decide rechazar la prórroga, Mad Beach tendría que replanificar su agenda. No está entre los planes del Gobierno municipal, sin embargo, revocar la licencia completa y obligar a desmontar el complejo.

A la plataforma Salvemos Casa de Campo no le resulta suficiente que Mad Beach cumpla la legalidad porque consideran que su actividad supone la “apropiación de un espacio público para fines privados” dentro de un Bien de Interés Cultural. “La Casa de Campo tiene esta calificación desde 2010, que es la máxima figura de protección que hay en nuestro país. La protección es en calidad de sitio histórico, aunque el valor medioambiental también es importante. Entre los usos no se encuentran este tipo de eventos prolongados en el tiempo”, apunta Joaquín Giménez, miembro de la plataforma. Entre los vecinos se está extendiendo el rumor de que Mad Beach podría extender su actividad a los próximos veranos, aunque este extremo no lo confirma el Ayuntamiento. Los vecinos lamentan también la negativa del delegado de Urbanismo, Mariano Fuentes, a reunirse con ellos.

Mientras, los organizadores de Mad Beach se quiebran la cabeza para encontrar la aceptación del vecindario y dejar de estar “bajo la lupa”. Este sábado han organizado una paellada. “Nuestra idea es crear un ambiente playero y que la gente que no se puede ir de vacaciones este año tenga un espacio chulo en Madrid, no molestar a los vecinos”, indica la directora de comunicación del evento, que defiende que el rechazo al festival se limita a “40 o 50” personas. “Les queremos escuchar, pero también que sean flexibles. Que si un día está un pelín más alta la música a las de diez a once de la noche... se entienda”. El Gobierno de Almeida tiene la última decisión en sus manos.

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