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El Ayuntamiento de Madrid presenta en febrero en Bruselas su polémico plan contra la contaminación

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con Andrea Levy y Borja Carabante. / EP

Sofía Pérez Mendoza

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El Ayuntamiento de Madrid trasladará el mes que viene a Bruselas su polémico plan contra la contaminación. La estrategia, llamada Madrid 360, viajará a la sede principal de la Unión Europea en febrero, pese a que aún el Gobierno municipal, formado por PP y Ciudadanos, no ha decidido si incluirá en la versión definitiva el recorte de Madrid Central para permitir la entrada sin restricciones a los vehículos C con dos o más pasajeros, como anunció el pasado mes de septiembre. 

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, comunicará a las instituciones comunitarias un plan con un “enfoque global y no restrictivo”, ha defendido. El regidor argumenta que sus medidas son un “15% más ambiciosas” en la reducción de emisiones que el Plan A de Calidad del Aire impulsado por la corporación de Manuela Carmena y ha empleado los datos del informe de Ecologistas en Acción, que revela que la contaminación cayó a los niveles mínimos en 2019, como evidencia de que Madrid Central, tal y como está planteado, no permite cumplir los límites máximos de la UE. La capital ha incumplido por décimo año consecutivo la directiva europea sobre tóxicos, aunque se han registrado los mejores niveles de dióxido de nitrógeno de la década. 

España está inmersa en la última fase de un proceso sancionador por rebasar los niveles legales de NO2 año tras año. La Comisión Europea canceló el periodo de gracia que el Estado había logrado tras la puesta en marcha del plan de Carmena con la suspensión de las multas en la zona de bajas emisiones el pasado verano. Desde entonces, España espera a ser juzgada por los tribunales europeos. 

En este contexto, el Ayuntamiento de Madrid aterrizará en Bruselas con una estrategia que da, si nada cambia, más espacio al coche en la ciudad e insiste en medidas de renovación de coches contaminantes y en la construcción de infraestructuras como carriles bus VAO o aparcamientos disuasorios en la periferia de la ciudad. El plan aún se está perfilando y, de momento, cuenta con una oposición unánime a una de las medidas estrella: abrir Madrid Central a los coches C. Está por ver si el PP es capaz de sacar adelante la iniciativa con Ciudadanos, su socio de Gobierno, como principal opositor. Los grupos parlamentarios de izquierdas (Más Madrid y PSOE), las organizaciones ecologistas y los expertos están también en contra. 

La interlocución oficial entre la UE y los Estados la canalizan los gobiernos centrales de los países con la Comisión Europea. Sin embargo, el dictamen abierto a España por la situación de Madrid abrió un cauce más técnico con el contacto directo de expertos de la UE con autoridades locales. El Ayuntamiento de Madrid, además de presentar en Bruselas su plan, debe remitir los informes mensuales sobre contaminación a la UE (con la intermediación normalmente del Gobierno de España). Así las cosas, tendrá que enviar el balance del año 2019, positivo en términos de contaminación pero insuficiente aún en valores para cumplir la ley europea. 

Mientras tanto, el Gobierno municipal ha dado los primeros pasos para modificar la Ordenanza de Movilidad Sostenible. Cualquier cambio en Madrid Central debe incluirse en esta normativa, que solo puede retocarse con el respaldo del Pleno. El Consistorio ya ha abierto a consulta pública la modificación y también ha retocado mínimamente el perímetro de la zona de bajas emisiones sacando dos calles del área. También ha ampliado los permisos para los vehículos pesados de más de 3500 kilogramos más contaminantes (A). El equipo de Martínez-Almeida, sin embargo, ha respetado y puesto en marcha las limitaciones a los vehículos A en Madrid Central, donde ya no pueden entrar de ningún modo salvo, y en los aparcamientos en superficie dentro de la almendra central, salvo si son residentes. 

El regidor ha anunciado, asimismo, que en febrero empezarán a funcionar las dos líneas de cero emisiones que recorrerán Madrid Central: una de Atocha a Moncloa y la otra de Arguelles a Puerta de Toledo. Martínez-Almeida ha establecido como prioridad solicitar al Gobierno de España con urgencia la construcción de un carril bus VAO en la A-42 (Carretera de Toledo) como forma de rebajar la contaminación en la Plaza Elíptica, donde está la estación con los valores más altos de contaminación. 

El órgano mixto que controla la calidad del aire de Madrid, la Mesa de Calidad del Aire, aún no conoce la versión definitiva del plan porque no ha vuelto a ser convocado. Está formado por concejales de todos los partidos, por técnicos y técnicas de Medio Ambiente del Ayuntamiento y por expertos de universidades y centros de investigación.

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