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Cifuentes marca sus distancias con el aguirrismo con el apoyo de Rajoy

Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes.

Andrés Gil

Con Mariano Rajoy y sin medalla para Ignacio González. Cristina Cifuentes celebra su primera fiesta de la Comunidad de Madrid como líder del PP regional y cuando se cumple prácticamente un año de su llegada a la presidencia del Gobierno autonómico. Y lo hace, en línea con su gestión al frente del partido, marcando distancias con la anterior líder regional del PP, Esperanza Aguirre, quien dejó el partido acorralada por los casos de corrupción que salpicaban a antiguos colaboradores suyos.

El presidente del PP no acostumbraba a acompañar a Esperanza Aguirre ni a Ignacio González en esta fiesta. Pero esta vez sí acudirá a la Puerta del Sol para acompañar a Cifuentes en lo que es un claro gesto político que pretende evidenciar una sintonía con ella que no existía con sus predecesores.

Cifuentes quiere encarnar una nueva etapa en un partido marcado por la sombra de la corrupción y sobre el que pesa una investigación judicial por supuesta financiación ilegal mientras fue presidido por Aguirre; uno de cuyos ex secretarios generales está en prisión por la Púnica –Francisco Granados– y el otro está imputado por un ático en Estepona –Ignacio González, cuya dimisión se mantuvo en secreto durante un mes–.

Este Dos de Mayo será la primera vez que un expresidente regional no sea condecorado el Dos de Mayo. Ignacio González no recibirá la Gran Cruz de la Comunidad de Madrid, como lo han sido el resto de expresidentes de la región, por su condición de investigado en el caso que estudia la compra de su ático.

El Gobierno de Cifuentes ha afirmado que en la actual situación no sería “oportuno” entregar el reconocimiento. No obstante, ha indicado que “por supuesto” se procedería a entregar la Gran Cruz en acto distinto al de las celebraciones oficiales del Dos de Mayo una vez se “normalizara” la situación de González en caso de perder la condición de imputado.

La celebración llega unos días después de que la propia Cifuentes haya afirmado que el exgerente del partido investigado por corrupción Beltrán Gutiérrez ya no es trabajador del PP de Madrid. Gutiérrez dejó de ser gerente del PP de Madrid en octubre de 2014, tras 14 años en el cargo, por su imputación en el caso de las 'tarjetas black' de Caja Madrid, con las que supuestamente gastó 58.000 euros. En febrero de este mismo año, agentes de la UCO revisaron su ordenador personal en la sede del partido en el marco de investigaciones por corrupción.

Cifuentes anunció el 1 de abril que se encontraba “negociando” con Beltrán Gutiérrez para que “cese en su relación laboral con el PP de Madrid”. “Se va a hacer en aplicación de la legislación vigente, con la indemnización correspondiente que le corresponde como trabajador de la casa”, aseguró en declaraciones a los medios de comunicación tras un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum.

Según la presidenta regional, este es tema aparte del nuevo código ético del PP madrileño, aprobado por la gestora: “El código ético es de aplicación a todos los miembros de la gestora, a todos los cargos orgánicos, a todos los secretarios ejecutivos, a los presidentes y a los secretarios generales; cosa que no es, por tanto, de aplicación a una persona que es trabajadora, que tiene un contrato laboral y que no tiene cargo ni vínculo político”.

Beltrán Gutiérrez Moliner siguió trabajando para el PP de Madrid a pesar de haber abandonado oficialmente el cargo de gerente tras el escándalo de las tarjetas 'black' de Caja Madrid. Un día después de que el PP nacional diera de baja en la Seguridad Social su contrato indefinido como jefe administrativo, el PP de Madrid volvió a contratar a Gutiérrez con las mismas condiciones. La formación que preside Esperanza Aguirre negó en un comunicado que Gutiérrez fuera despedido y mantiene que dejó de realizar sus funciones como gerente cuando puso su cargo a disposición de la dirección el 6 de octubre de 2014.

Gutiérrez Moliner es un personaje destacado del PP de Madrid. Aparece relacionado con la Gürtel por trabajos hechos por Special Events para actos del PP madrileño entre 2002 y 2004, y pagados por la Fundación para el Desarrollo Económico y Social de la Comunidad de Madrid (Fundescam). Fundescam es la fundación del PP madrileño a la que Correa facturó gastos electorales de la campaña de Esperanza Aguirre en 2003.

Reacción aguirrista

En la primera reunión de la gestora del PP de Madrid con cargos públicos, el 7 de marzo, Cifuentes miró hacia adelante y apeló a que “el PP es una fuerza del cambio entendida como evolución”. Pero en su discurso no tuvo palabras para Aguirre, y sectores próximos a la expresidenta expresaron su malestar: “No ha agradecido ni reconocido el trabajo de la anterior dirección. Es como si acabara de llegar al partido, y Cifuentes lleva 12 años en la dirección, desde que Aguirre la nombró secretaria territorial, de facto la número tres del partido. Y se lo ha tenido que recordar alguno de los presentes”.

Sin embargo, en el entorno de Cifuentes afirman que lo que está persiguiendo la nueva dirección regional es “animar a la militancia. Para crecer electoralmente, lo primero que tenemos que hacer es reforzarnos dentro, que los cuadros estén animados, que la militancia se contagie y, a partir de ahí, crecer”.

El aguirrismo critica que en la gestora “no hay alcaldes”, cargos electos elegidos en su día para encabezar unas listas que confeccionaba la ex presidenta regional del partido.

Una carta enviada por Cifuentes a la militancia volvió a levantar ampollas. En su misiva, la presidenta de la gestora del PP afirma: “Es muy posible que en este tiempo que llevas colaborando con el Partido, se te ha pedido mucho y muchas veces sin que recibas nada a cambio. Te ofrezco de momento algo que es muy importante: la oportunidad de que el PP sea el partido que tú quieres que sea. Te ofrezco escucharte y te ofrezco contar con quienes sois el alma y motor de este partido”.

“¿Por qué dice que la militancia no recibía nada a cambio? ¿Acaso antes no se escuchaba a la militancia?”, se preguntan fuentes próximas al aguirrismo. “Los casos de corrupción han dejado al partido hecho unos zorros, con la moral por los suelos. Y nuestra primera misión es recuperar a la gente”, replican en el entorno de Cifuentes.

Pero si algo tiene revuelto al aguirrismo son las informaciones periodísticas publicadas últimamente que ponen en cuestión la limpieza de la gestión de Esperanza Aguirre e Ignacio González al frente del Gobierno madrileño: “Eso viene de Sol [sede del Gobierno regional], y es algo que no podíamos imaginarnos. Hubo un tiempo en el que Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón peleaban mucho, pero confrontaban discursos políticos; ahora se trata simplemente de manchar al otro para brillar más. Es inaudito. Nosotros también podríamos haber enturbiado la gestión de Gallardón al frente de la Comunidad, pero no se nos pasó por la cabeza. Y ahora nos toca defender a Ana Botella en el Ayuntamiento, que no es precisamente la mejor amiga de Aguirre”.

Mirando a Génova

Que Cifuentes tenga las riendas del partido no es poca cosa en clave interna, y eso lo saben todas las familias populares. Aguirre, con su dimisión, perdió influencia en dos asuntos clave: en la elección de compromisarios para el congreso nacional en el que se podría abrir el melón de la sucesión de Rajoy; y en la confección de las listas por Madrid en caso de repetición electoral. Hay otra cosa que ha perdido Aguirre al dejar la presidencia regional: deja vacante una atalaya desde un reino de Taifas “muy goloso”, si bien conserva un altavoz de proyección estatal como la portavocía del PP en el Ayuntamiento de Madrid.

En el caso de que Rajoy no logre ser presidente tras el 26J, y se abra el debate de su sucesión en el congreso nacional, fuentes del PP confirman que es “muy importante” presentarse “con territorio”, con un partido como el de Madrid detrás, que ha pasado de “43.000 militantes a 90.000 en los últimos diez años”. No obstante, Rajoy heredó el PP de José María Aznar sin tener más territorio detrás que el dedazo presidencial.

En ese baile de nombres y juego de tronos, hay un hombre y dos mujeres que suenan como hipotéticas sucesoras de Rajoy si el PP acaba en la oposición: su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, y la propia Cristina Cifuentes. Cifuentes, de acuerdo con la teoría de los territorios, llegaría con Madrid detrás, tanto el partido como la presidencia regional. Y Sáenz de Santamaría, sin territorio, como número dos saliente de un proyecto político derrotado, pero con voz en el Congreso de los Diputados desde su escaño.

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