Un juez clausura en Madrid los locales del “Vampiro de Humanes”, investigado por torturar animales para vender su sangre
Un juez ha dado orden de cierre para los locales de un empresario de la localidad madrileña de Humanes que está siendo investigado por torturar animales para sacarles sangre y venderla. Según la Fiscalía, el ya conocido como “vampiro de Humanes” –según lo califica la protectora El Refugio– sometía a los animales, sobre todo perros y gatos, a prácticas “dolorosas y crueles” para extraer la mayor parte de su sangre, para después no reponerla y dejarles morir. Lo hacía, explica la querella, “hasta causarles la muerte”.
El Refugio ha solicitado prisión provisional para Luis Miguel V. F, presidente de la Asociación de Hematología y Homeopatía Animal, ante el presunto delito continuado de maltrato de animales domésticos con resultado de muerte y otro de intrusismo profesional. El investigado, que ha ejercido durante 20 años como veterinario careciendo de titulo, se negó a declarar ante la Guardia Civil y en las próximas semanas será llamado a declarar en el marco del procedimiento judicial.
El plasma que extraía el empresario de los animales cruelmente sacrificados era vendido a clínicas veterinarias de toda España, así como a otros países de la Unión Europea como Italia, Bélgica, Francia y Portugal, según se detalla en la página web del Centro de Transfusiones.
Por el momento han sido rescatados 240 animales, en su mayoría galgos en malas condiciones de salud.
Según la querella, los animales muertos eran incinerados en un crematorio de la localidad toledana de Yuncos. Sólo entre abril y mayo de este año 60 animales murieron después de quedarse sin sangre: en total “27 perros, 29 gatos, 3 conejos y 1 hurón”, según informaba Alberto Pozas. La Fiscalía también detalla que “el valor aproximado que alcanzaría en el mercado sería de unos 80 euros por 400 ml. de sangre de perro y 85 euros por 40 ml. de sangre de gato”.
El Centro de Transfusiones Veterinario S.L, cuyo administrador único era Luis Miguel V. F, comenzó a funcionar en septiembre de 2013. No consta registro, ni autorizaciones, ni licencias a nombre de dicha empresa por lo que durante años desempeñó su actividad “en la más absoluta clandestinidad”.
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