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“Almeida, escucha, los árboles se luchan”: el movimiento vecinal sale a la calle contra la especulación y por un Madrid verde

Manifestación por un Madrid más verde y habitable frente al Ayuntamiento de Madrid el jueves 1 de diciembre.

Guillermo Hormigo

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El movimiento vecinal de Madrid ha sacado músculo este jueves 1 de diciembre con una manifestación frente a la sede del Ayuntamiento, en el Palacio de Cibeles, en la que cientos de personas han reclamado una ciudad “verde y habitable”. Impulsada por la Plataforma por el Derecho a la Ciudad, la protesta ha aglutinado muchos de los conflictos vecinales vinculados al espacio público en la capital.

La concentración, que ha desafiado al frío y al interés por el Mundial de fútbol, ha tenido un aroma a movilización electoral: se han escuchado llamamientos a la “unidad” para revertir desde las urnas un Madrid “en venta”, donde el gobierno municipal “no responde a las exigencias que impone el cambio climático”.

Las distintas organizaciones han ido tomando la palabra para exponer sus problemáticas, con una serie de proclamas comunes (“fuera especuladores de nuestros barrios”). Los primeros en hacerlo han sido los vecinos del distrito de Retiro, contrarios a la construcción de un polémico aparcamiento subterráneo que “no protege el Paisaje de la Luz” y que implicaría la demolición de un edificio sin expediente de ruina, además de importantes molestias para el alumnado de los centros escolares y los residentes de centros de mayores tanto durante como después de su construcción.

La Plataforma No al Pelotazo de la Ermita del Santo ha criticado, por su parte, el proyecto para construir dos torres en esta calle paralela a Madrid Río. Una ejecución que supondría “quitar luz y vías peatonales” al barrio e “incrementar el ruido y la contaminación”.

Precisamente las molestias ocasionadas por la extensión de la iniciativa privada han sido uno de los lugares comunes en las protestas, con ejemplos como los espectáculos hasta altas horas de la noche en parcelas pensadas para uso público en el Espacio Ibercaja-Delicias; o los continuos olores, ruidos y riesgos de seguridad en las cocinas fantasma. La plataforma Pedalibre, dedicada a impulsar y defender el uso de la bicicleta en Madrid, ha reclamado por su parte que, “en una ciudad donde más del 60% de los desplazamientos son inferiores a 5 km”, el consistorio “no invierta en una red de carriles bien estructurada que garantice su uso seguro”.

Batallas por el verde y el patrimonio

Pero la gran reivindicación ha sido la protección de las zonas verdes y el arbolado de la ciudad. Vecinos del Parque de la Cornisa han cargado contra la repentina tala de 28 árboles en este espacio situado en pleno centro de Madrid, en La Latina. En el mismo sentido se ha expresado la Plataforma de Vecinos de Lavapiés. El Ayuntamiento “arrasó”, de nuevo sin previo aviso, el huerto vecinal del barrio. Llevan meses reclamando nuevas áreas con vegetación, y no ha sido hasta hace escasas semanas que han conseguido una pequeña zona verde. “¡Más jardines y menos pelotazos!”, ha exclamado el representante de la organización. Otros manifestantes han gritado espontáneamente “¡Almeida, escucha, los árboles se luchan!”.

La protección del patrimonio histórico y cultural de Madrid ha sido otra asidua reclamación. Varios colectivos del distrito de Chamberí han arremetido contra el derribo de las cocheras de Cuatro Caminos y el taller de artillería. Además, no entienden que el Ayuntamiento que dirige José Luis Martínez-Almeida quiera ahora “hacer suyo” el parque construido sobre el antiguo depósito del Canal de Isabel II, donde llegó a estar planificado un campo de golf hasta que lo evitó “la democracia vecinal”.

En Plataforma Liebre por Gato-Salvar Clesa tampoco comprenden que el Gobierno local y el de la Comunidad de Madrid no aumenten el nivel de protección de la antigua lechera (“historia obra de la ciudad”), sobre la que se llegó a plantear una reconversión en centro cultural que hiciese de ella “un Matadero del norte”. Finalmente, dedicará gran parte de su espacio a proyectos privados de corte empresarial.

La agrupación por la defensa de la Plaza de Dalí, en Goya, ha lamentado por último la dejadez del Ejecutivo municipal ante el deterioro de “un tesoro municipal que no quiere recuperar”. Ha sido justamente uno de sus miembros quien ha dicho que “la unidad nos hace fuertes para conseguir un cambio, debemos salir a la calle en abril y votar en mayo”.

La protesta ha acabado con la lectura de un manifiesto coordinado por todas las agrupaciones y que han leído las portavoces de dos de las plataformas. En él exigen el derecho a “una ciudad que no se convierta en negocio” y que no se lleve a cabo “un expolio del suelo público”. Un documento que ha concluido con toda una declaración de intenciones: “El suelo de Madrid no lo venderán, ni lo robarán, porque pertenece al pueblo”.

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