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El Ayuntamiento de Madrid renueva la licencia para el Espacio Delicias de Adif pese a las quejas vecinales

Vista de las carpas instaladas en el Espacio Ibercaja Delicias.

Guillermo Hormigo

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Uno de los centros de ocio más cuidados y promocionados por el Ayuntamiento de Madrid sigue dando que hablar. El Espacio Ibercaja Delicias, que actualmente acoge el polémico Laberinto de Tim Burton, se enfrenta a las protestas de muchos vecinos de Arganzuela. Descontentos con la iniciativa desde su concepción, estos residentes agrupados en la plataforma Delicias Para Tod@s - Stop Espacio Delicias denuncian además que la licencia municipal ha expirado este martes 4 de octubre, con lo que mantener la actividad del enclave está fuera de la legalidad.

Desde el Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento matizan que los terrenos son propiedad de Adif, quien tiene la potestad para su alquiler. “En el acuerdo al que se llegó entre administraciones para dotar de equipamientos esas zonas, Adif ya dijo que mientras se realizaran los planes para desarrollar el ámbito, mantendría el alquiler por interés general, para mantener limpio y sin ocupas el solar y mientras se modifica la zona para albergar lo que el distrito y los vecinos quieren, haciendo un nuevo plan especial y cesiones y urbanizaciones de las calles”, explican a Somos Madrid.

En cuanto a la nueva renovación, desde el consistorio que dirige José Luis Martínez-Almeida recalcan que no entra en sus competencias, pero la reconocen: “Las licencias son actos reglados. En este caso, como no ha cambiado nada de la actividad y ya contaba con licencia, se ha vuelto a dar, pero es Adif quien prorroga el contrato”.

Según Miguel Martínez, portavoz de la plataforma Stop Espacio Delicias, podríamos estar en cambio ante una “estrategia claramente planificada” por Adif y el Ayuntamiento “para cambiar el uso dotacional establecido para estos terrenos en el PGOUM de 1997 y especular con ellos. El Ayuntamiento de Madrid ha utilizado una licencia destinada a instalaciones feriales de carácter efímero, como las que se dan al mercado de productores que se instala en el Planetario o unas fiestas de distrito, para autorizar una macroinstalación que ha exigido obras de cimentación que la ley no contempla y que son contrarias a las propias normas urbanísticas”, señaló Martínez en conversación con El Salto.

El Espacio Delicias se ubica donde se encontraba la antigua Estación de Delicias, en una de las parcelas situadas entre el Museo del Ferrocarril y el Parque Tierno Galván, inutilizada durante las últimas tres décadas. Los vecinos llevaban años reclamando espacios públicos con fines culturales en el lugar, y el plan de urbanismo reservaba estos terrenos para esa finalidad. Sin embargo, en lugar de un instituto o una biblioteca, la parcela ha sido tomada por “la empresa privada y el ocio más invasivo”, denuncian desde Delicias Para Tod@s.

Con tres carpas para representaciones teatrales y música en directo, más un jardín central con puestos de comida al aire libre, el Espacio Delicias acoge conciertos, cabarets y otros espectáculos hasta medianoche para 1.800 personas. A cargo de la compañía Let’s go, dirigida por el productor Iñaki Fernández y con el patrocinio de Ibercaja, en un principio la instalación solo tenía licencia desde finales de septiembre hasta abril de 2022, pero las renovaciones del permiso se han sucedido “pese a que la instalación atenta contra la calidad de vida de nuestro barrio, puesto que genera múltiples molestias”. Así lo lamentó Paloma Gómez (de Stop Espacio Delicias) en declaraciones a Somos Madrid.

Desde un inicio, y a pesar de las prórrogas, el consistorio se ha justificado ante las críticas aduciendo que se trata de una instalación temporal. “Esto no es así, aunque desde el exterior parezca una carpa gigantesca. Es una estructura duradera fijada con cimientos de hormigón y con acometidas para el suministro y el saneamiento”, aseguró también Gómez.

Los residentes protestan además por la inacción de las autoridades locales ante las molestias ocasionadas por la actividad del espacio. Su condición de acto de especial proyección cultural, oficial y religiosa, otorgada también en el permiso municipal, les permite rebasar algunos límites de horario y ruido. “Todo esto nos ha traído al barrio una serie de molestias: afluencia masiva de gente, tráfico, contaminación acústica y lumínica y en definitiva falta de tranquilidad. Nos ha mermado la calidad de vida”, dijo Paloma Gómez.

El pasado mes de abril, el Ayuntamiento y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana acordaron llenar con dotaciones y equipamientos culturales el vacío urbano que dejó la antigua parada de trenes e integrar en el entorno los antiguos suelos ferroviarios. El elemento más destacado del acuerdo es la construcción de la sede del Teatro Nacional de la Danza, así como un centro de interpretación y academia, dependientes del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música. Además, se establecen parcelas para un equipamiento educativo, deportivo y de otros usos culturales. Un proyecto más del agrado de los vecinos, que sin embargo no están dispuestos a soportar las molestias del Espacio Ibercaja hasta que eche a andar.

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