Sangre y Crumb
Sí, el título es un poco escandaloso, pero así fue la tarde-noche… Resulta que gracias a J.C. y a M. (excelentes guías) de Carpetania, E., M. y yo disfrutamos de un tenebroso paseo por el Madrid Oscuro (basado en el libro homónimo de Alberto Granados): lluvia, ruidos misteriosos y sangre mucha sangre (particularmente tétrico el crimen del capitán Sánchez). ¡Mil gracias por este paseo espeluznante! El Círculo de Bellas Artes, la Casa de las Siete Chimeneas, la calle Antonio Grilo y, finalmente, tras esta ruta morbosa a la par que apasionante, llegamos al Crumb, que es un establecimiento con mucha miga, como su propio nombre indica.
Bueno, para acompañar nuestra experiencia, os dejo dos canciones por el precio de una Suffer little children, de The Smiths y Psycho killer, de Talking Heads, ¿qué más propio para la ocasión? Escuchando esta última canción solo puedo sentirme identificada con eso de I hate people when they are not polite. Por ahora, este odio no me lleva al asesinato pero, ya se sabe, todo es cuestión de tiempo.
Hacía mucho que quería visitar este sitio, tras leer recomendaciones varias en diversas publicaciones. Además, a mí el mundo-sándwich me encanta y en España, por desgracia, aún no está nada explotado; es más, ¡todavía se siguen vendiendo sándwiches mixtos! Es taaaan curiosa la gastronomía española, es bonito observar cómo conviven dos mundos paralelos: el del plato “tira p’allá” (en el que no se cuida la estética y la parafernalia y a veces es de calidad y a veces no) y el plato de nombre complicadísimo y rimbombante (en el que sí se cuida la estética y la parafernalia y, como en el anterior, a veces es de calidad y a veces no). En medio se sitúa, en general, el mundillo malasañés. Bueno, ya me empiezo a dispersar, lo dejo.
El local tiene una estética agradable, siguiendo los cánones de la modernez: grandes bombillas colgantes de cables a modo de lámparas, las famosas sillas Eames y otras de diversos tipos, zona de mesa corrida, vigas vistas reforzadas con hierro, una decoración simple y efectiva.
En la carta del Crumb dicen: Las harinas que usamos para hacer el pan son ecológicas, los huevos y los pollos son de corral, el resto puede que no, pero pregunta a nuestro camarero. Es un punto a su favor que cuiden las materias primas y que el camarero esté dispuesto a aclararnos cortésmente nuestras dudas (me vienen ganas de preguntarle si hay algo después de la muerte pero paso, tengo que aprender a no dejarme influir por el ambiente y esta noche todo rezuma criminalidad y sus consecuencias).
Mientras esperamos a que quede libre la mesa, miramos la carta de vinos, que tienen todos nombres originales (véase Gran Cerdo) y etiquetas chulas… Una de las personas que está tras la barra, que supongo será el propietario o un socio, me dice que tratan de elegir vinos que tengan una estética cuidada pero no solo eso, lo principal es que sean buenos. Por lo que veo, todo el personal es francamente amable y atento. Nosotros estamos dudando si elegir el Gran Cerdo, pero al final nos decantamos por uno del Bierzo, La Perra Gorda (17 €) y la verdad es que no nos defrauda en absoluto. Mencía, Cabernet y Merlot para crear un vino sedoso, profundo y persistente, ¡fantástico! Y la perra gorda es realmente una perra gorda (no hablo de monedas).
Nos ponen para picotear un cuenquito con verduras encurtidas (col, pimientos, coliflor, zanahoria…), aciduladas y crujientes, un aperitivo original y sano.
E. elige un sándwich de la sección MEDITERRÁNEAMENTE, el n.º 1, pollo provenzal con guacamole, canónigos y alioli (9 €). Incluido en el precio hay un acompañamiento, E. se decanta por el mix de ensalada, compuesto por brotes tiernos de verduras, almendras laminadas y parmesano. El sándwich resulta jugoso y sabroso y de tacto delicado, el pan realmente excelente y perfectamente tostado; la ensalada sin complicaciones y fresca.
M. y yo preferimos dos sándwiches de la sección DE AQUÍ Y DE ALLÍ (somos los dos bastante de aquí y de allí, sí, y también “p'allá”). M. elige el sándwich n.º 5, roastbeef oriental con rúcula, cherry, pepinillos y diyonesaroastbeefrúculacherrydiyonesa (9,90 €) acompañado de patatas revolconas con crujientes torreznos. Este sándwich resultó algo seco, ya que el roastbeef estaba demasiado hecho, pero el pan, una vez más, es francamente excelente y los pepinillos, los tomatitos y la mayonesa con mostaza de Dijon le dan su punto sabroso. No logré descubrir cuál era el motivo oriental de todo ello (?). Las patatas revolconas son de textura y gusto suave perfectamente contrastadas con los torreznos, de sabor firme y crujiente.
Yo, por mi parte, escogí el sándwich n.º 4, sardinas al sumak con tapenade, ensalada de cherry a las hierbas y mayorisasumaktapenadecherrymayorisa (9,20 €), le añadí el pan especial (1 €) y, para acompañar, patata asada con boniato. ¡Mi elección es la ganadora! No tenía ni idea de qué era el sumak, una especie turca con sabor a limón, ¡pero ya me he convertido en fan total de este condimento! Mi sándwich era fresco, lleno de matices, de aromas, la tapenade (mezcla de aceitunas, anchoas y alcaparras) le daba un sabor marcado, el sumak ácido y aromático, las hierbas se notaban poquito y la mayorisa (quiero imaginar mayonesa y, tal vez, harissa [crema hecha con pimientos picantes, ajo y especias típica del Norte de África]) aportaba su toque cremoso, todo ello con unas sardinas de 10. Una auténtica maravilla de sándwich. El pan, de nuevo, verdaderamente rico, integral y con más sabor aún que los otros dos. La patata asada con boniato y mayonesa contrastaba, tal vez en el exceso, con el sándwich por su dulzor (el del boniato) pero era un acompañamiento original.
De repente, me fijo en un lado de la mesa y observo a los Humberts ante lo que parece la escena de un crimen… ¡¿Qué ha pasado?!, les preguntamos E., M. y yo a coro. Humbert I sonríe y no dice nada, Humbert II nos deleita con un ronquido, como siempre. Claramente han participado en algo terrible, ¡están salpicados de sangre! No parece que hayan llegado después de que haya ocurrido el fatal evento. Les volvemos a preguntar y Humbert I continúa con su sonrisa de Mona Lisa. Humbert II cambia de postura y sigue roncando. ¡Dios mío, qué estrés! ¡¿Y ahora qué hacemos?! E., M. y yo decidimos limpiar todo y hacer como si no hubiera pasado nada. Humbert I y II se van tranquilamente. Yo me siento, en cierto modo, responsable de lo que haya podido suceder. Esta noche no duermo con tanta truculencia. ¿Qué habrá pasado? ¿Qué han hecho los Humberts Boys? Claramente, todas esas teorías de que la cara es el espejo del alma se me han caído al suelo (y no las voy a recoger). Estos dos parecen plácidos y buena gente, ¡y ya veis la que han montado! Cuando me vengáis con rollos de esos para encasillar a gente basados en prejuicios y estereotipos varios os voy a enseñar esta foto, que lo sepáis. Entiendo que es muy cómodo catalogar a los demás, ahí apoltronadito, con la etiqueta que tú mismo te has puesto y de la que estás tan orgulloso, nada de dudas frente a ti y venga a establecer dónde están los demás de acuerdo con tu tabla de características perfectamente cerrada y adaptada a tus necesidades. La vida es algo más, por suerte. Que conste que las últimas frases las ha escrito el ordenador con el programa Trados, que traduce el pensamiento directamente, sin pedir permiso ni nada. No solo tengo en mi entorno a dos ovejas asesinas o lo que sean, ahora tengo también un programa que le da por traducir y transcribir lo que pienso. ¿Qué está pasando? ¿En qué va a acabar esto?
Después de todo esto, E., M. y yo necesitamos endulzarnos la noche, así que escogemos tres tarritos, muy monos.
M. un crumble de manzanacrumble (2,90 €), es decir, una especie de galleta desmigajada con crema de manzana, delicada y dulcecita.
E. y yo, dos mousses de chocolatemousses (2,90 €/unidad). Saben a chocolate, como debe ser, y la textura, aunque excesivamente fría, es correcta.
Recomiendo, sin duda, este sitio para aquellos que quieran disfrutar de una cena informal, en un lugar agradable, con personal amable, donde el pan es de 10 y ofrecen sándwiches de sabores originales para gente que busca algo diferente y de calidad.
P.S. A pesar de todos los inputs criminales, E., M. y yo nos hemos comportado educadamente y no hemos asesinado a nadie, por si teníais alguna duda.
- Crumb, Calle Conde Duque, 8, tel. 91 548 41 29. Horario: de martes a sábado de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 00.00, domingo de 13.30 a 16.00. Web: http://www.crumb.es/ y Facebook: https://www.facebook.com/pages/CRUMB/184545275034834?ref=ts&fref=ts
0