El efecto del calor en el trabajo
Las continuas olas de calor que estamos viviendo este verano son la muestra palpable de que el cambio climático es una realidad ya incuestionable. Y lo peor de sufrir episodios de temperaturas muy elevadas con tanta frecuencia es que mucha gente tiene la sensación de que este verano será el más fresco de los que le queda por vivir.
Cuando hace mucho calor, la solución adoptada por muchos equipos de trabajo en oficinas y espacios cerrados es encender el aire acondicionado. Pero esta fórmula también tiene incidencia en la salud de los trabajadores, porque se respira aire muy seco que puede provocar problemas a nivel respiratorio y de garganta, y porque el consumo de electricidad se multiplica, incidiendo aún más en el agotamiento de recursos.
¿Cuál es la temperatura idónea en espacios de trabajo al interior?
Durante muchos años, los expertos señalaban que la temperatura ideal para las oficinas es la que oscila entre 21 y 23 grados centígrados. También se ha repetido hasta la saciedad que en ambientes domésticos cuando toca poner el aire acondicionado, lo mejor es seleccionar temperaturas entre 24 y 26 grados.
La primera investigación ha quedado ya obsoleta, porque se basa principalmente en oficinas compuestas principalmente por empleados varones, que era la práctica más común en buena parte del siglo XX.
El sexo también afecta a la temperatura en las oficinas, pues está demostrado que las mujeres tienen tasas metabólicas más bajas que los hombres y tienden a acumular más grasa corporal. Por esta razón, ellas son más susceptibles al frío y los 21 grados parece ya una temperatura baja.
A esto hay que sumar el diseño de las oficinas. Las grandes ventanas que dejan entrar mucha luz solar hacen que la habitación se sienta más cálida y se genere mucho efecto invernadero. Los techos altos consiguen que el aire se distribuya peor, lo que deriva en un mayor trabajo de los aparatos de aireación y climatización.
¿Cómo afecta la temperatura de la oficina a la productividad laboral?
Cuando la temperatura sube en exceso, el nivel de productividad es menor. Esto se hace especialmente patente cuando en la oficina se superan los 30 grados. No solo disminuye la productividad, también lo hace la sensación de confort. Existen determinados factores que afectan a la percepción de la temperatura en cada trabajador. Uno de ellos es el peso, a mayor índice de masa corporal, más sensación de calor. La edad también juega un papel clave, ya que las personas mayores de 55 años se ven más afectadas por el frío.
Finalmente, no hay que dejar de lado la humedad. Si el aire es demasiado húmedo, puede afectar en la capacidad de sudoración, lo que puede llevar a un agotamiento por calor. Un nivel de humedad relativa cercano al 40% es el más conveniente. Para alcanzarlo se pueden instalar en la oficina sistemas nebulizadores.
¿Y qué ocurre con el mobiliario?
Más allá de la temperatura en la sala, ya sea una oficina o trabajando desde casa, otro elemento a tener en cuenta es la comodidad que aporta el mobiliario. La ergonomía estudia a fondo esta cuestión.
Se trata de la disciplina que analiza qué elementos son los más convenientes para adquirir buenas posturas trabajando y que esto se traduzca en un nivel mayor de productividad o, al menos, no conlleve pérdidas.
Aquí se pone el foco en las mesas de escritorio y en las sillas para trabajar. Estas deben ser seleccionadas en función de su comodidad, escogiendo aquellas que garanticen buenas posturas. De lo contrario el resultado pueden ser dolores o lesiones crónicas en la espalda o el cuello.
A su vez, hay que buscar elementos de mobiliario que sean transpirables. Si vamos a un escenario todavía más marcado por el cambio climático y las temperaturas extremas, es un error decantarse por sillas que no transpiren.
En la vivienda hay que optar por la misma fórmula, pero con una diferencia notable. En casa será posible adquirir una temperatura confortable un poco más alta que en la oficina. Así, si se programa el aire acondicionado a 25 o 26 grados en casa, ya habrá sensación de confort. En cambio, en las oficinas la acumulación de empleados puede hacer que no sea suficiente esta práctica y haya que bajar a 24 grados centígrados.