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Familias de colegios y escuelas infantiles de Usera, en pie de guerra por el calor en las aulas: “Cada curso es peor”

Dos niñas se abanican en un centro educativo

Nerea Díaz Ochando

Madrid —

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El calor vuelve a ser protagonista en las aulas los últimos días del curso. Familias de hasta cinco escuelas infantiles y colegios del distrito de Usera se enfrentan a uno de los veranos más duros hasta la fecha debido a las condiciones en las que sus hijas e hijos han estado asistiendo a sus respectivos centros educativos durante los meses de junio y julio, con temperaturas por encima de los 30 grados centígrados dentro y fuera de las aulas.

“Mi hija ha cogido un hongo en la zona del pañal de estar todo el día sudando”, cuenta la madre de una niña de un año y medio que asiste a la Escuela Infantil Zofío. En esta guardería las aulas de bebés no tienen aire acondicionado ni ventilador, por lo que las educadoras se ven obligadas a sacar a los bebés al patio y hacer juegos de agua. “Los tienen en pañales para intentar mantenerlos frescos, pero el suelo es irregular y hay riesgo de caídas”, advierte la madre de una de las alumnas afectadas.

El aula de su hija es una de las que se reformó recientemente, en 2023. “Es paradójico, se hizo una obra y no se instaló ningún sistema de climatización. Y se nota que fue una obra de mala calidad. Las aulas reformadas están peor acondicionadas que las que tienen aire, que además los pagaron las familias hace años”, indica.

A esto se suma otro problema que ha tensionado aún más la situación: la falta de personal educativo durante el mes de julio. Según relata esta madre, el proceso de estabilización de interinos ha provocado que varias vacantes queden descubiertas: “Las personas que llevaban años en el centro se han tenido que ir. Otras han cogido vacaciones acumuladas. Hay aulas en las que queda una sola educadora cuando deberían ser dos y esas ausencias no se reemplazan”.

Interior del patio de la Escuela Infantil Zofío, que cuenta con un único toldo y carece de otras zonas de sombra

Estas circunstancias han llevado incluso a que algunas educadoras hayan planteado que “julio sea meramente asistencial”, a pesar de que muchas familias dependen de las guarderías durante este mes para poder conciliar con sus puestos de trabajo hasta empezar sus vacaciones. “Nos han llegado a sugerir que recojamos antes a nuestros hijos, que no los dejemos hasta las tres. Pero claro, ¿qué haces si tienes que trabajar y no tienes con quién dejarlos? Lo peor es irte sabiendo que tu bebé va a estar todo el día en una sauna”, señalan.

Los problemas no se limitan únicamente a las escuelas infantiles. En los colegios públicos del distrito la situación es muy parecida. En el CEIP Jorge Manrique no hay climatización de ningún tipo. Solo se han instalado toldos en una parte del patio y algunas aulas, gracias a una subvención municipal, algo que para las familias no resulta suficiente.

“El mes de junio fue terrible”, explica Laura, madre de dos alumnos del centro. “Mis hijos salían sudando, muy acalorados, especialmente del comedor. Es uno de los espacios donde peor lo pasan. Y esto no es solo un problema de este año. En septiembre volverá a pasar lo mismo. Cada curso es peor, porque el cambio climático está haciendo que las olas de calor lleguen antes y duren más. Pero la administración no actúa”, asevera.

Una ofensiva contra la escuela pública y los barrios más humildes

Laura incide en un punto que repiten muchas familias: la desigualdad entre distritos y municipios. “En Torrejón han instalado aire acondicionado en todos los colegios. ¿Por qué aquí no? Esto no puede depender del código postal. Es injusto. ¿Te imaginas trabajar en una oficina a 32 grados sin posibilidad de refrescarte? Pues eso hacen nuestros hijos, día tras día”, denuncia.

En el colegio público Juan Sebastián Elcano, Christian recuerda que hace unos años su hija asistió al campamento urbano del colegio. “Tuvimos que sacarla a los tres días. Volvía colorada, descompuesta. No se podía estar allí dentro”. Las aulas, según señala, superan los 28 grados con frecuencia. “El Real Decreto 486/1997, que regula las condiciones térmicas en el trabajo, establece un máximo de 27 grados para trabajos sedentarios. Si ese límite se aplica a oficinas, ¿por qué no a los colegios?”, apostilla Christian.

Además, la ubicación del centro en el barrio de Moscardó agrava la situación: “Nuestra calle aparece marcada como zona de riesgo térmico extremo en los mapas de estrés por calor. Es una evidencia avalada por datos. No se trata de quejarnos por costumbre. Es una emergencia real que afecta a la salud de los niños y también de los docentes”. Desde el centro, lo único que se ha conseguido es la instalación de unos toldos en una de las fachadas. “Fue una mejora, pero limitada. Hay otras plantas y otras fachadas igual de expuestas. Es una gota en el océano”, cuenta.

Aunque la Comunidad de Madrid ha anunciado un Plan de Actuación ante Episodios de Altas Temperaturas y asegura haber aumentado la inversión hasta los 13,3 millones de euros para actuaciones de climatización en centros educativos, las familias de Usera critican que las medidas no están llegando a donde más se necesitan. “Nos hablan de envolventes térmicas, de aislamiento… Pero, ¿cuántos colegios han sido beneficiados realmente? ¿Cuántas aulas? ¿A cuántos niños ha llegado esa inversión?”, se pregunta Christian. “Los datos globales sirven de poco si nuestros hijos siguen sudando a 35 grados en clase”, añade.

Victoria, madre de la Escuela Infantil La Jara, resume así la sensación que tienen muchas familias: “No hay ningún sistema de climatización, nada”. Lo mismo ocurre en el CEIP Nuestra Señora de la Fuencisla, donde Ana denuncia que, a pesar de que el centro acoge campamentos urbanos municipales durante julio y agosto, los niños “no pueden ni acceder al patio por el calor que hace”.

“Todo esto te hace pensar si no será una forma de empujarnos fuera del sistema público”, reflexionan las familias. “Me planteo si en una escuela privada no pasarían estas cosas, si allí los bebés están fresquitos y cuidados, es normal que muchas familias se lo planteen. Y es una lástima. Porque estamos convencidas de que la educación pública es la mejor opción, pero también tiene que ser digna y segura”, reflexiona la madre de una de las bebés de la escuela infantil Zofío.

Según cuentan desde las diferentes asociaciones de madres y padres de estos centros educativos, han informado en varias ocasiones a la consejería de Educación, de la que dependen, de sus peticiones, pero nunca han recibido respuesta. Es el caso de las familias del colegio Nuestra Señora de la Fuencisla, que desde hace varios años han pedido toldos o cualquier elemento que proporcionase sombra tanto al Ayuntamiento de la capital, responsable del mantenimiento del edificio, como a la Comunidad de Madrid, sin recibir respuesta alguna.

El verano pasado el Consistorio decidió instalar tres pequeñas pérgolas plegables en los patios después de años de presiones por parte de las familias, pero consideran que “aun así son claramente insuficientes”. En el interior del centro tampoco cuentan con ninguna medida de climatización, ni ventiladores, ni aires acondicionados, ni aparatos refrigeradores de ningún tipo.

Hace un par de años, el AMPA planteó al centro la opción de financiar ventiladores de techo. “El AMPA los compraba y el ayuntamiento se encargaba de ponerlos, ya que el edificio es su responsabilidad”, explica Ana. La administración municipal se negó a instalarlos. “A día de hoy no creemos que se vaya a tomar ninguna medida a corto o medio plazo para climatizar los centros escolares”, lamentan las familias de Nuestra Señora de la Fuencisla. Somos Madrid ha preguntado a la consejería de Educación sobre estas cuestiones sin recibir respuesta alguna.

Las quejas de estos centros se suman a las de otras escuelas infantiles y colegios de la capital que también han sufrido las consecuencias de una mala climatización. Es el caso de la Escuela Infantil Municipal El Bateo, ubicada en el barrio madrileño de Alameda de Osuna, donde no ha funcionado el aire acondicionado durante las primeras olas de calor de este verano. Según indicaron algunas familias a este periódico a finales de junio, llegaron a producirse desmayos entre el personal docente debido a las altas temperaturas registradas en las aulas.

Desde la consejería de Educación remarcan que el Gobierno regional “ha cuadruplicado” la inversión para combatir el calor en los centros educativos respecto al año anterior. Por su parte, las familias de los cinco centros afectados en Usera insisten: “Los planes están bien sobre el papel, pero exigimos que se traduzcan en soluciones reales para cada colegio, cada aula, cada niño y niña”.

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