¿De verdad que este graffiti es racista?
“Cuando una persona de color dice que algo es racista, deberías creerle. Solo porque tú no lo veas racista no significa que no sea verdad”. Con esta lapidaria frase arranca el post Arte urbano racista en la persiana de Menta en Malasaña, un texto (en inglés) que acusa al comercio situado en el 30 de la Corredera Alta de San Pablo de mostrar “una caricatura racista”.
El texto, escrito por una profesora afroamericana que no vio el graffiti en persona (recoge la polémica generada en Instagram por una foto de un matrimonio residente en Malasaña), argumenta que la caricaturización que cualquier raza (como “la de un judío o un asiático”) es ofensiva “porque representa estereotipos que la sociedad mantiene contra la gente de esa raza”. Además, acusa a la artista de tener “una obsesión con objetivar el cuerpo de la mujer negra” y concluye afirmando que no se pueden hacer caricaturas de uno mismo caracterizada como una mujer negra “si no eres negra”.
La escritora del texto, que vivió durante ocho meses en Madrid, publicó antes de su llegada a nuestro país que España era un país “racista”. Tiempo después, ha asociado el nombre de Malasaña, barrio caracterizado por una notable diversidad étnica y de mentalidad abierta, al racismo.
Esta es la foto del graffiti de la discordia:
Ante la polémica generada, que ha llegado a alcanzar cierto revuelo en redes sociales, la artista responsable del dibujo, Fátima de Juan, se defendía afirmando que su obra en realidad representaba a ella misma, y que “ni siquiera era negra” (es de color morado). “Pinta con el culo y es una ironía. No es para nada ofensivo, esto es algo ridículo”. La propia grafitera muestra como imagen en su biografía de Instagram un dibujo similar.
Menta Store, el comercio acusado de racismo y que cuenta entre sus clientes con personas de diferentes procedencias, también salía al paso de estas acusaciones publicando este texto en redes sociales:
Lejos de amedrentarse por la polémica, el comercio sigue apoyando con sus productos a la artista -que ya trabajó con otros dibujos en el cierre de la tienda- y acaba de presentar unos cojines con diseños de esta última, dibujos que siguen la estética del graffiti señalado y que no sabemos si volverán a merecer un texto acusándolos de racismo.
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