La 'turistificación' avanza en Malañasa: cinco casos de edificios enteros que se convierten en apartamentos turísticos
La oferta en Malasaña de camas para turistas no deja de crecer. En la zona, a la regular y regulada de hoteles, apartahoteles, hostels y pensiones hay que añadir la que ofrecen particulares a través de plataformas como Airbnb y, más recientemente, la que están presentando empresas que transforman edificios residenciales enteros en inmuebles de apartamentos exclusivamente para el alquiler turístico. En las últimas semanas han abierto dos de estos edificios en los números 33 de Corredera Baja de San Pablo y en el 5 de Minas. Ambos vienen a sumarse a los situados en Apocada 5, Palafox 7 y Pozas 16, dedicados a la misma actividad.
El primero de este tipo de negocios echó a andar a finales del 2014, por lo que -haciendo media- podríamos decir que se abre uno cada cinco meses. Si puede sorprender el ritmo de aperturas también debería preocupar, al menos desde el punto de vista vecinal, al plantearnos esta simple ecuación: a más alojamientos para turistas, menos viviendas en el mercado para residentes habituales.
En Malasaña, tan sólo en los últimos meses de 2016 los precios de los alquileres de larga duración aumentaron entre un 10% y un 15%. Algunos malasañeros que han tenido que abandonar el barrio ante ese repunte de precios y la escasa oferta de vivienda ya han dado la voz de alarma, mientras que distintos expertos consultados por Somos Malasaña hablan sin tapujos de la amenaza que para la zona puede suponer lo que se ha dado en llamar la turistificación, un lobo que en Madrid comienza a asomar las orejas, pero que en capitales como Barcelona conocen bien. De hecho, en la ciudad condal la sobreoferta turística es ya, tras el paro, la mayor preocupación de los barceloneses, mientras el gobierno de Ada Colau prepara un Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos.
A la búsqueda de un “equilibrio razonable”
A la búsqueda de un “equilibrio razonable”
En declaraciones a este periódico, Luis Cueto, coordinador general de Alcaldía de Madrid, apunta que en Malasaña y en el distrito Centro habrá que “tomar las decisiones y medidas necesarias para mantener un equilibrio razonable entre parque residencial y de uso terciario o dotacional”. Por otra parte, señala: “Este modelo que utiliza edificios enteros es seguramente menos agresivo y molesto para la convivencia de los vecinos que las viviendas de uso turístico, lo que no lo exime del cumplimiento de las normas vigentes”. A tomar esas decisiones y medidas de las que habla Cueto ayudarán, sin duda, las conclusiones del estudio La oferta de alojamiento turístico en Madrid. Características y distribución territorial, una evaluación de la carga turística total -hoteles, apartamentos y viviendas de uso turístico- que el área de Urbanismo del Ayuntamiento presenta mañana martes.
En cualquier caso, para el concejal del distrito, Jorge García Castaño, están claros los pasos a seguir: “Trabajar para evitar los cambios de uso residenciales a hoteleros en el centro y hacer que se vayan esponjando más por la ciudad”. El peligro está en que la presión turística expulse al alquiler tradicional del centro de la ciudad.
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