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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

A diferencia de Europa, EE UU sí que está luchando contra el paro

Bernanke dice que mantendrá estímulo hasta mejora "sustancial" de desempleo. / Efe

Carlos Elordi

El Banco Central norteamericano (la Reserva Federal, la Fed) ha dado una nueva confirmación de que está haciendo frente a la crisis con un enfoque radicalmente distinto del de los gobiernos europeos, obsesionados por la austeridad y los recortes. Ayer, en un anuncio que el Washington Post ha considerado “histórico”, pues nunca hasta ahora la institución había fijado compromisos precisos en la materia, su presidente Ben Bernanke aseguró que la Fed no rebajará sus medidas de impulso al crecimiento mientras el paro no baje del 6,5%, objetivo que se espera alcanzar en dos años. Los medios para lograrlo, la inyección de más dólares en la economía y la compra de deuda por parte del Estado, son exactamente los mismos que en Europa se vienen pidiendo angustiosamente desde hace años y que Angela Merkel –ejerciendo sobre la UE lo que Der Spiegel ayer llamaba “imperialismo pedagógico”- se niega a aceptar.

Bernanke aseguró que hará lo preciso para que los tipos de interés básicos estén a tasas de cerca del 0% -esta semana el BCE los ha mantenido en el 0,75% que, aunque no lo parezca, es muchísimo más- y también que la Reserva Federal imprimirá dinero para comprar hasta 65.000 dólares al mes de títulos de deuda hipotecaria, más del doble de lo que venía comprando hasta ahora. Ambas medidas podrían provocar, a medio plazo, aumentos de la inflación, que es el argumento con el que Alemania bloquea cualquier decisión significativa de apoyo al crecimiento por parte del Banco Central Europeo. Pero el temor de que eso ocurra en Estados Unidos no ha frenado a Bernanke. “Poniendo por delante la necesidad de crear empleo, la Reserva Federal ha roto con su larga historia de considerar la tasa de inflación como el objetivo prioritario del Banco Central”, ha dicho el New York Times.

Y esa ruptura con la tradición que en Europa es hoy impensable (en mayo Angela Merkel le dijo muy claramente al presidente francés que “de eso ni hablar”, aunque François Hollande lo llevara en su programa electoral), se apoya, según los comentaristas norteamericanos, en dos convicciones: una, en que no parece que hay riesgo, por el momento, de que la inflación pueda dispararse (está en el 2 %, lo mismo que en Europa) y, dos, en la de que, si eso ocurre, tiempo habrá para tomar medidas para frenarla.

Pero, que mientras tanto, lo prioritario es hacer frente al paro, que en estos momentos está en el 7,85 %, más de dos puntos menos que hace tres años y ello, en buena medida, gracias a otras políticas de apoyo al crecimiento que el gobierno norteamericano y la propia Fed han venido tomando desde entonces. Por el contrario, en nuestro continente la tasa de desempleo no para de crecer y, según todas las previsiones, lo seguirá haciendo en 2013. Y Berlín sigue impertérrito, sin que ningún gobierno europeo se atreva a contradecirlo.

“Es lo que quieren los inversores: dinero barato y crecimiento. La idea de un banco central supervisando una expansión sin frenos contra la inflación es un cuento de hadas”, dice con ironía el Financial Times de hoy con respecto a los anuncios de Bernanke, para dejar caer que la realidad puede ser bastante más dura en el futuro y obligue a tomar nuevas medidas, tal vez de signo distinto.

Puede que sí o puede que no. Lo que sí está claro es que los anuncios del presidente de la Fed llegan cuando faltan 19 días para que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes llegue a un acuerdo con los parlamentarios demócratas y con Obama que impida que el 1 de enero se apliquen automáticamente los drásticos recortes del gasto estatal y los aumentos de impuestos que está aplazados desde agosto de 2011, haciendo caer a Estados Unidos en lo que se ha llamado “precipicio fiscal”, que podría tener gravísimos efectos sobre su economía y, de paso, sobre la de todo el mundo.

Como es sabido, el automatismo de esas medidas responde al hecho de que el 31 de julio de 2011 la Cámara de Representantes, entonces dominada por los ultras del Tea Party, aceptó posponer esos recortes hasta el 1 de enero de 2013. Ese fue el apaño que se fraguó un día antes de que el gobierno norteamericano tuviera que “cerrar”, es decir, de dejar de pagar a sus funcionarios, porque la Cámara se había negado a aprobar el aumento del endeudamiento público que les pedía Obama y que se debía justamente a su política de apoyo al crecimiento económico.

Ahora llega la hora de la verdad y nadie se atreve a pronosticar que vaya a haber un acuerdo al respecto. Parece que los republicanos están aceptando reducir un tanto sus pretensiones de hace año y medio, pero a Obama sus concesiones le parecen insuficientes. La entrada en escena de Bernanke con sus clamorosos anuncios no puede ser ajena a esa batalla política que concentra toda la atención de los medios estadounidenses. Porque, como el que no quiere la cosa, la Reserva Federal –una institución que sigue gozando del carisma de su gran independencia respecto de los gobiernos- ha venido a apoyar las pretensiones del presidente de la nación, que no deja de repetir que lo que menos necesita el país en estos momentos son recortes del gasto público. Lo que falta por saber es si ese movimiento va a tener algún impacto en la opinión de la mayoría de los congresistas republicanos, que, tras las elecciones de noviembre, es algo menos “talibán” que la de hace un par de años.

Y lo que desde Europa, España incluida, cabría esperar es que los ecos de esa batalla resonaran también aquí, sobre todo si termina bien, y ayudaran a disipar un tanto el fanatismo de la austeridad que manda por nuestros pagos. Pero, visto lo visto en estos últimos años, no cabe hacerse muchas ilusiones.

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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