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Los deportivos 'digitales' tienen su abanderado en el Lexus 300h

Las baterías del Lexus RC 300h se recargan en marcha, no mediante una toma de corriente externa.

R. T.

Muchos entusiastas del motor piensan que ya no hay coches como los de antes. Las legislaciones anticontaminantes no entienden de iconos del automóvil. Y los pocos que sobreviven a este azote, corren serio peligro. Las marcas lo saben y actúan en consecuencia. Si en las próximas décadas quedan deportivos en los concesionarios, éstos serán híbridos y automáticos.

Ante este panorama, no queda otra que anticiparse y adecuarse a un futuro donde la gasolina, las cajas de cambio manual, la propulsión y la conducción más mecánica perderán protagonismo en el segmento más lúdico del merado. Asumido el drama, llegan los primeros deportivos digitales. Y ahí, Lexus marca el paso con su coupé RC de 4,70 metros, lanzado en su versión más cañera con motor V8 de 477 CV y una segunda híbrida y dulcificada de 223 CV.

Es el Lexus RC 300h, un modelo único en el mercado español desde el punto de vista de su carrocería (coupé) y motorización (híbrida). La competencia premium alemana -Audi A5 o BMW Serie 4- no dispone de versiones equiparables; hay que buscar entre sus mecánicas de gasolina de potencia pareja. Ni siquiera el BMW i8, una obra tecnológica incomparable (y de precio desorbitado, claro), ya que su sistema motriz híbrido es también enchufable.

No ocurre esto en el RC 300h, cuyas baterías se recargan en marcha. Basado en el mismo esquema que la berlina IS, Lexus apuesta por un motor gasolina de 2.5 litros y 181 CV y una unidad eléctrica de 143 CV que, mediante un engranaje planetario, se conectan a las ruedas traseras. ¿El problema? La relación de giro entre ruedas y motor varía, lo que provoca la mayor desventaja de este modelo: ante grandes aceleraciones, la ausencia de caja de cambio de relaciones fijas, hace que el sistema híbrido sea demasiado sonoro.

Es un denominador común en los híbridos de Toyota (marca madre de Lexus), que en el RC se mitiga parcialmente gracias a una insonorización del habitáculo de matrícula de honor. En cualquier otra situación, velocidad crucero en autovía o en ciudad, donde el motor eléctrico apaga en muchas fases el de combustión, el silencio de marcha predomina en un coche elegante por fuera y pulcramente acabado por dentro.

Centrémonos en esto último. Si una vez sentados frente al volante no miramos hacia atrás, donde se encuentran dos plazas auxiliares o para niños, bien podríamos pensar que nos encontramos ante una berlina de gran lujo. Nada mejor pare refutar esta cualidad que fijarse en sus asientos delanteros, de impecable sujeción y confort, y su tapicería de cuero grueso recubriendo buena parte del habitáculo. Esto es un Lexus RC 300h Luxury, el más alto de gama (58.200 euros), y un equipo de sonido de 17 altavoces firmado por Mark Levinson pone la guinda.

Todo este aburguesamiento interior tiene continuidad en su comportamiento dinámico. El Lexus RC 300h no está pensado para ofrecer sensaciones altamente deportivas. ¿Esto es bueno? ¿Es malo? Es una característica del RC 300h que gustará a aquellos conductores que busquen un control total sobre la conducción, ya sea en recta o en curvas lentas, y de paso, un consumo real inferior al de cualquier competidor (gasolina) de potencia similar, logrando entre 7 y 8 litros cada 100 kilómetros.

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