Prueba del Kia Picanto 1.2, un clásico urbano con nuevos argumentos
Desde su comercialización en 2004, el Kia Picanto se convirtió en un coche muy popular a la altura de otros que le precedieron como el Hyundai Atos, al que sucedería luego el i10, y el Daewoo Matiz, reemplazado por el Chevrolet Spark y hoy desaparecido. Ahora, el pequeño modelo coreano ha recibido mejoras sustanciales que lo adaptan a los tiempos actuales en cuestión de diseño, conectividad y equipamiento en general.
En esta nueva generación, el Picanto llega a los 3,59 metros de longitud y resulta algo más amplio para los pasajeros, además de estar homologado ya con cinco plazas. El maletero, de 255 litros con todos los asientos en su posición y 1.010 si se abaten los traseros, es suficiente para cargar la compra o el equipamiento deportivo de los pequeños de la casa, que serán los usos habituales a que se destinen muchos de los desplazamientos de un vehículo como este.
Hemos probado la versión más deportiva de la gama, la GT Line, que luce unas atractivas llantas de 15 pulgadas, entre otros detalles específicos, asociada a un motor de gasolina atmosférico de 1,2 litros de cilindrada y 84 caballos. Es esta una potencia sobrada para un modelo que no llega a los 1.000 kilos de peso, con la consecuencia de que podemos movernos muy ágilmente en el tráfico urbano y al mismo tiempo alcanzar con rapidez los 120 km/h cuando es necesario adentrarse por vías de circunvalación y también por carretera pura y dura.
La ligereza del conjunto y unos desarrollos muy adecuados del cambio manual de cinco velocidades permiten que, en una utilización mixta, el consumo medio apenas supere los 5 litros/100 km de promedio, otra buena noticia para el usuario de un tipo de coche que no disfruta con frecuencia del desahogo de circular en marchas largas y a ritmo constante por autovías o autopistas.
En lo tocante a la estética, el nuevo Picanto exhibe un frontal más poderoso y con un punto deportivo de por sí, imagen resaltada por unos faldones prominentes en sus extremos y por una toma de aire de gran tamaño a cuyos lados se emplazan las luces antiniebla. Son nuevos tanto las ópticas como los paragolpes delanteros y traseros.
El acabado GT Line muestra, por su parte, rasgos de carácter deportivo, como el trazo rojo que recorre la parrilla delantera y, en el interior, detalles en el mismo color repartidos por los asientos, el volante y la funda de la palanca de cambios, entre otras zonas del habitáculo.
Amplio equipamiento para elegir
Por lo que respecta al equipamiento, esta versión está equipada con un sistema de navegación con pantalla táctil de 8 pulgadas que sustituye al anterior de 7 pulgadas. Gracias a él se dispone de conexión múltiple Bluetooth que hace posible emparejar hasta dos dispositivos móviles al mismo tiempo, uno para el uso de teléfono manos libres y contenidos multimedia y el otro solo como fuente multimedia, así como de compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto.
Quien no quiera o pueda desembolsar los casi 14.000 euros que cuesta esta versión tan pintona y equipada, tiene a su disposición un Picanto con todo lo esencial por poco más de 11.000, en este caso con un motor 1.0, igualmente atmosférico, de 67 caballos que también puede cumplir perfectamente con su cometido, aunque sus prestaciones sean más limitadas.
Y los que, habiéndose inclinado por la versión GT Line o bien por la más campera X Line, no se resisten a tenerlo todo pueden optar por incorporar un pack que, por 1.200 euros adicionales, comprende navegador UVO Connect con cámara de asistencia al estacionamiento, Android Auto o Apple Carplay, pantalla central táctil de 8 pulgadas y servicios de conectividad Kia.
Al estar conectado a internet, el coche permite en este caso obtener información sobre el estado del tráfico y consultar la previsión meteorológica o la localización de los parkings cercanos. Además, desde una aplicación móvil específica, se puede conocer la ubicación exacta del vehículo, consultar diversos datos sobre él y mandar una dirección al navegador.
