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Al volante del EQC, el primer coche eléctrico de Mercedes

El Mercedes EQC es un SUV de 4,76 metros a cuyo desarrollo se han dedicado cuatro años de trabajo.

Pedro Urteaga

Al mismo tiempo que se presentaba en el Salón de Frankfurt el EQS, la máxima expresión de la tecnología y el lujo eléctricos concebida hasta ahora por Mercedes, los de Stuttgart han dado inicio a la comercialización en España del modelo que abre esta nueva era. Desde 77.425 euros está a la venta el EQC, un SUV de 4,76 metros a cuyo desarrollo se han dedicado cuatro años de trabajo, 200 prototipos y muchos miles de kilómetros por medio mundo en los que ha conocido los 50 grados del desierto de Almería y los -35º de Escandinavia.

Como ya se conocía, el primer miembro de la familia EQ cuenta con 408 caballos de potencia y 760 Nm de par motor que están a disposición del conductor de forma inmediata en cuanto su pie derecho se insinúa sobre el pedal del acelerador. Alcanza los 100 km/h desde parado en 5,1 segundos y, más importante que eso, es capaz de realizar adelantamientos en lapsos de tiempo reservados hace no muchos años a los superdeportivos más exclusivos, un rasgo que comparte con todos los eléctricos de gran potencia.

Dos motores eléctricos se encargan de impulsar el coche, uno colocado en el tren delantero que se dedica principalmente a proporcionar empuje cuando la demanda de potencia es baja o moderada, y otro integrado en el eje trasero que entra en acción si esas necesidades son mayores. La tracción total, denominada 4Matic como es tradición en la marca de la estrella, se distribuye de manera continuamente variable entre las cuatro ruedas.

La batería, de 80 kWh, refrigerada por agua y calefactada, otorga una autonomía superior a 400 kilómetros y se compone de 384 celdas distribuidas en seis módulos. Enclavada en los bajos del vehículo, no merma espacio al amplio maletero, que cubica 500 litros, ni a unas plazas traseras que, en una primera impresión, disponen de una amplitud extraordinaria. Su garantía se extiende por ocho años o 160.000 kilómetros en los que se asegura su funcionamiento al menos al 70% de su capacidad.

Distintos modos de conducción varían el alcance de la batería

Para exprimir todo lo posible el alcance de la batería, el usuario dispone de unas levas tras el volante que no sirven para cambiar manualmente de marcha, como en muchos modelos automáticos, sino para modificar la intensidad con que se regenera energía. Cinco son los modos disponibles, que van desde la mínima retención hasta un grado tal de ella en que cabe conducir con un solo pedal, el del acelerador, salvo cuando se trata de detener por completo el vehículo, momento en el que sí se necesita pisar el de freno.

Los programas de conducción del EQC también se han desarrollado de manera específica por tratarse de un coche eléctrico. Junto a los modos Individual, Confort y Sport encontramos otro llamado Eco, que funciona de manera predictiva para llevar el máximo de energía de vuelta a la batería, y un quinto, Max Range, en el que el acelerador presenta una especie de resistencia como indicativo para el conductor de que el motor se halla en su rango más eficiente de funcionamiento. 

El primer modelo 100% de baterías de Mercedes puede cargarse en un enchufe doméstico, en un wallbox de 7,4 kW, donde la operación requiere unas 11 horas, y en un punto de carga rápida de hasta 100 kW, en el que recupera el 80% de la energía en alrededor de 40 minutos. La marca alemana forma parte del consorcio Ionity, que prevé instalar 400 estaciones de carga rápida en Europa antes de que termine 2020.

El equipamiento de serie del nuevo SUV incluye el sistema multimedia MBUX, navegador con visión del tráfico en tiempo real, servofreno de emergencia activo, asistente de viento lateral, siete airbags, faros multibeam  led, acceso y arranque sin llave, portón de apertura y cierre eléctricos y dispositivo de preclimatización del habitáculo, entre otros elementos.

Con el EQC ya en la calle y el EQS (cuya versión de producción conoceremos el año próximo) en el horizonte, Mercedes acelera con decisión hacia la movilidad eléctrica, convencida como está de que se convertirá no tardando mucho “en el core business” de la compañía, como ha señalado en Frankfurt el responsable de la familia EQ, Ola Källenius. Para ello se propone invertir 10.000 millones de euros en la ampliación de este catálogo de modelos, y más de 20.000 millones en celdas de baterías, así como desarrollar una red mundial de fábricas de estos sistemas de almacenamiento que en el futuro constará de nueve plantas en tres continentes.

No solo de eléctricos puros piensa vivir la firma germana en los próximos años. Además de modelos de hibridación suave, dispone de una amplia oferta de híbridos enchufables (PHEV), basados por cierto en motores diésel, a los que en Stuttgart aún auguran mucho futuro: 10 coches de este tipo estarán a la venta en España cuando termine este año, y en 2020 la cifra subirá a 20. Para 2025, entre el 15% y el 25% de la gama de Mercedes será 100% eléctrica, y en 2030 la mitad de todos sus vehículos será eléctrica o PHEV.

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