Škoda Kamiq Aventurero polivalente y familiar
La silueta que define al SUV urbano ha ido impregnando todos los segmentos del mercado del automóvil, hasta arrinconar a los tradicionales vehículos polivalentes de ciudad con alrededor de cuatro metros de longitud. En el caso de Škoda, la apuesta había sido además muy diferente, con su hermano el Scala, orientado hacia el uso diario y muy familiar donde la demanda de un espacio interior generoso no es algo trivial.
Afortunadamente, sobre esa base, la MQB A0 (por cierto, término mil veces recitado pero pocas veces explicado: “Modularer Querbaukasten” que quiere decir bloque de construcción transversal modular), Škoda rápidamente amplió la familia con el Kamiq que analizamos. Y la verdad es que a la enorme distancia entre ejes de 2.65 metros, el incremento de medida a lo alto, le ha sentado de maravilla.
El interior más espacioso del segmento
Primero de todo, destaca por su habitabilidad. Con una suspensión que deja la carrocería a casi 19 centímetros del suelo, convivir con el Kamiq es cosa fácil. El acceso es sencillo, las puertas son enormes y abren en un buen ángulo, y al maletero se accede de forma natural sin tener que inclinar demasiado los riñones. El interior está repleto de detalles que pasan desapercibidos hasta que se echa mano de ellos, como el paraguas en la puerta, el soporte para móviles y pantallas tras los reposacabezas delanteros o las mesitas plegables opcionales, difíciles de ver fuera de la órbita de los escasos monovolúmenes.
El salpicadero resulta sencillo, está forrado de plástico blando para mitigar crujidos y transmitir sensación de calidad, y viene rematado de serie con una pantalla táctil de 8 pulgadas o una opcional de 9,2 que además tiene soporte para Android Auto, Apple Carplay y el interesantísimo Mirrorlink que replica por completo el contenido del móvil en la pantalla. Las butacas son cómodas en larga distancia y pueden disponer de reglaje eléctrico, mientras que detrás el espacio para dos personas es sobrado en todas las cotas, y suficiente de verdad para tres. Por cierto, pensando de nuevo en el público familiar, los enganches Isofix son de los que no hacen sudar tinta china para fijar la silla o el alzador: se desliza sobre la banqueta y ¡click! En el maletero, los 400 litros se pueden convertir en 1.395 plegando los asientos, y en lugar de una luz fija, el plafón se separa convirtiéndose en una linterna recargable.
Segundo, por la interpretación al español que se puede hacer del concepto “Simply Clever” que exhibe la marca checa: sinceridad. El Kamiq, se ofrece solo con tracción delantera pero su distancia al suelo le autoriza a entrar en caminos sin miedo a romper nada. Los sistemas de seguridad realmente útiles en el día a día, vienen de serie. Y así la detección de ciclistas, el mantenimiento en el carril o el radar de tráfico trasero cuando se maniobra en un parking, dejan de ser un elemento propio de coches más caros para alcanzar a todos los públicos. El control de crucero activo ACC también está disponible y combinado con la ayuda al mantenimiento de carril, descarga al conductor en autopista de forma muy notable. Realmente es un elemento en el que confiar y en su nivel de precio, marca diferencia por su suavidad en el tránsito entre la detección de un vehículo precedente, el frenado, y la recuperación de la velocidad cuando desaparece.
Dinámica sorprendente
En marcha, el Kamiq resulta una de las opciones más adecuadas por confort de marcha, silencio de rodadura, suavidad de todos los mandos y tarados de la suspensión. En curvas lentas no resulta deportivo, pero con la recomendable y asequible suspensión adaptativa opcional, salva el expediente. A cambio, en carretera y autopista, es un tiramillas tanto más brillante cuanto se atiende a su precio.
Bien es cierto que la oferta de motores y potencias disponibles, no van a poner jamás en apuros al chasis, bien plantado con unas grandes ruedas de 16 o 17 pulgadas, con un peso contenido y suficiente precisión de la dirección. El bloque de tres cilindros sobrealimentado (pequeño como una caja de zapatos; merece la pena abrir el capó para comprobar que sobra más de la mitad del vano motor), se ofrece con 95 caballos (en gasolina o GNC, el gas metano que en su composición no tiene carbono y resulta muy limpio de quemar), con 115 (caja manual o DSG de siete relaciones, rápida como si fuera un videojuego), y con 150 extraídos del formidable 1.5 TSI de cuatro cilindros, fino funcionamiento y desconexión de cilindros tan bien calada, que casi calca los consumos de los menos potentes aunque tiene una reserva de potencia enorme). En diésel, sólo queda tras la limpia de la norma Euro 6 el 1.6 TDI con filtro de partículas, catalizador de postcombustión y una auténtica planta química en el escape en busca de la pegatina “C” de la DGT.
Entre los cinco acabados (Active, Ambition, Style, Scout y Montecarlo), destacan los dos últimos por ser más floridos y realmente apetecibles: el uno, con un decorado campero por fuera y práctico por dentro, en el que hasta la tapicería es especialmente sufrida. El otro, por transmitir un discreto toque deportivo, que solo sería eso, si no se atendiera a las estupendas butacas delanteras tipo baquet que trae de serie.
Discreto, con interior capaz y rodar suficiente para cuatro adultos y 400 litros de equipaje, el Kamiq es otro modelo destinado a poblar las calles en lucha fratricida con su hermano de chasis, motor y equipamiento, el Scala. Estética y altura, marcan la diferencia.