Una revisión del XIX: de Cartagena al mundo al hilo de la obra de Jeanne Moisand, 'Federación o Muerte'
En 2013, Angela Merkel leyó, durante una convalecencia, el libro de Jürgen Osterhammel publicado en 2009: Una historia global del mundo. Sorprendida por su lectura llamó al autor para entrevistarse con él. Quería conocer a quien había sido capaz de sintetizar el siglo XIX desde una perspectiva nueva y global. La anécdota no pasó desapercibida y quedó reflejada en las páginas de The Guardian.
Osterhammel dialogaba en su obra con otro libro sobre los mismos temas: El nacimiento del mundo moderno de Christopher Bayly. Ambos textos, con enfoques diferentes, comparten, sin embargo, una visión particular sobre España y sus colonias. El motivo de esta dificultosa integración es variado. El proceso de profesionalización de la Historia en España fue en paralelo al resto de los países europeos de nuestro entorno. La llegada de la Guerra Civil y el desarrollo del régimen franquista rompió con aquella situación. Célebres historiadores, relacionados en la mayor parte con la Junta de Ampliación de Estudios y el Centro de Estudios Históricos, perdieron sus puestos y tuvieron que emigrar, mientras el debate historiográfico en el interior de España languidecía, los exilios, interiores o exteriores, intentaron comprender como se había llegado a dicha situación sin llegar, con someras excepciones que confirman la regla, a aventurarse en la historia de otros países.
Los estudiosos marxistas, subrayaban que la dictadura franquista tenía su origen en la ausencia de una revolución liberal española. Un tema recurrente durante los setenta y ochenta del siglo pasado. Los liberales y conservadores, en cambio, que acabarían bebiendo más tarde en las teorías de la modernización terminarían anudando una parecida explicación, aunque con argumentos diferentes. A estas dos tendencias habría que añadir a los denominados hispanistas que renovaron los caminos con ciertas peculiaridades, cuando no condescendientes percepciones. El resultado una visión muy particular del XIX español. Este sería, en gran parte, el que recogería Osterhammel y Bayly. Ambos tienen como manual de referencia compartida si hemos de revisar su bibliografía, con algunos otros apuntes, la ya clásica de Raymond Carr de mediados de los sesenta. Situación que plantea diversos interrogantes sobre el impacto de la pujante historiografía hispana fuera de nuestras fronteras durante aquellos años.
El libro de la historiadora hispanofrancesa Jeanne Moisand, Federación o Muerte no solo rompe con esta visión, sino que integra el Cantón en el mundo de las revoluciones: europeas, en contacto con la experiencia anterior de la Comuna de París, y globales a través de las sucesivas experiencias revolucionarias de las colonias españolas desde el Caribe: Puerto Rico, Cuba, hasta Filipinas. Su historia se abre con una introducción y un capítulo primero que hace de marco para dividirse como libro en dos partes: la primera, centrada en Cartagena, la evolución del Cantón, sus miembros, su desarrollo, sus avances y sus herencias; la segunda, en las experiencias posteriores a través de una biografía coral que recorre un mundo de conexiones y lugares distintos y lejanos unidos por una historia en común. Un relato que nos hace reflexionar sobre ese periodo del XIX como un lugar de cambio donde suenan historias de revolución, de federalismo, de nacionalismo...
El libro es tan subversivo como el Cantón y como él tiene sus antecedentes, por un lado, en una serie de investigaciones que ella misma desgrana en su libro y, por el otro, en una historiografía con la que conversa. Esta última comenzó en la periferia de la península ibérica y le ha dado la vuelta a la interpretación del XIX. De entre ella sobresalen: el libro conjunto coordinado, entre otros, por Jesús Millán. Libro de difícil lectura para el no especialista, pero clave para comprender este giro; las investigaciones de José María Portillo Valdés; las de Josep María Fradera y el grupo de investigación en el que la autora ha participado, GRIMSE. Aportaciones todas ellas que nos han permitido revisar nuestro siglo XIX bajo una nueva mirada global que empieza a cuajar en los diversos manuales.
Los cambios de la historiografía, sin embargo, no llegan al público medio siempre. En este sentido es interesante contrastar el programa coral de Onda Regional sobre el Cantón con visiones diferentes, con el que realizó Nieves Conconstrina en la SER dedicado al Cantón de Cartagena. Pero sobre divulgación histórica, lo que ahora los universitarios llaman transferencia discutiremos en otra ocasión. Esta aventura comienza ahora.
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