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Sobre este blog

No todo es deporte en el mundo del deporte. Hay miedo, injusticia, éxito, fracaso, superación...Ante todo, historias increíbles protagonizadas por personas. Este blog, coordinado por la periodista Olga Lorente, trata sobre todos los factores que no vemos, pero sí influyen a los deportistas.

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Medallas de papel

El murciano Mariano García, nuevo campeón mundial de 800 m en pista cubierta

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Imagina que eres el mejor de Europa o del mundo en tu trabajo y no puedes vivir económicamente de ello. Es, cuanto menos, frustrante. En el deporte, como en muchísimos sectores de la sociedad, también ocurre eso frecuentemente -porque Cristiano Ronaldo o Messi pertenecen a una burbuja prácticamente inaccesible para el resto del universo-. Tendemos a pensar que, por conseguir medallas o campeonatos, los deportistas ganan mucho dinero y en la mayoría de los casos –en España- no es así. Al contrario. Y no hay que olvidarse de que en la élite las carreras profesionales se alargan, en el mejor de los casos y sin lesiones de por medio, hasta los 38-40 años. ¿Y después qué? No tienen la vida resuelta, tienen que incorporarse al mercado laboral desde otra perspectiva. Por eso, cada vez más, los deportistas siguen formándose mientras compiten. Incluso en alguna ocasión si no pueden compaginar estudios y entrenamientos, dejan apartada temporal o definitivamente la práctica deportiva.

El atleta Mariano García (24 años) se proclamó el pasado sábado campeón del mundo en 800 metros en pista cubierta con una inolvidable remontada. El de Cuevas de Reyllo era la gran promesa de la delegación española, ya que un mes antes había batido el récord de España corriendo en Nueva York, y no falló. Firmó una carrera que ya es histórica, en la que comenzó sexto pero que terminó superando a todos sus adversarios en una recta final igualadísima para alcanzar la cima mundial. Sin embargo, ser el o la mejor no se traduce en ganar mucho dinero. Es más, el premio por haberse colgado la medalla de oro no superará los 20.000€. En el atletismo, un deporte en el que hay mucha preparación pero no tanta competición, cobras en función de las metas que logras o de si bates alguna marca (más alguna retribución de la Federación Española o del gobierno regional, que no suelen ser elevadas).

El hecho de ganar campeonatos internacionales abre las puertas a los deportistas de conseguir becas, como el plan ADO (Asociación de Deportes Olímpicos), que sí están remuneradas pero que tampoco son una maravilla. De hecho, estas ayudas han perdido buena parte del apoyo que tenían procedente del sector privado y en los últimos Juegos Olímpicos tuvieron que ser, en parte, cubiertas por el Consejo Superior de Deportes. Es decir, queremos que nuestros deportistas ganen medallas, pero apenas se les apoya económicamente para conseguirlo. Para subir a lo más alto, tienen que dedicarse en cuerpo y alma a entrenar, pero a su vez eso no les da una estabilidad económica.

Las becas ADO no se solicitan, se llega a ellas si previamente los deportistas han entrado entre los ocho primeros clasificados de las pruebas previas a unos Juegos Olímpicos (o si consigues un billete para los mismos). Una vez ahí, si ganan una medalla, esa ayuda anual es fija, aunque varía en función del color de la presea: Oro 60.000 euros, plata 45.000€ y bronce 30.00€. Evidentemente, con ese dinero no le alcanza a ningún deportista para mantenerse una vez terminada su carrera deportiva y mucho menos en el caso de no conseguir títulos o medallas. Por esta razón, la mayoría de ellos siguen estudiando o formándose a la vez que compiten.

Mariano García estudia un grado en Ciencias de la actividad física del deporte (CAFD) en la UCAM de Cartagena, al que accedió después de un ciclo formativo en Alhama. El atleta murciano está becado por la Universidad Católica (al igual que la mayoría de deportistas olímpicos españoles) y, por eso, puede seguir un programa dual en el que se adapta su vida académica a la deportiva. Él continúa viviendo en su pueblo, con su familia, y tiene un entorno muy controlado en cuanto a sus horarios de entrenamientos, alimentación y un seguimiento detallado desde el punto de vista científico gracias a esta beca. Va a clase siempre que puede y poco a poco tiene previsto terminar sus estudios. Tanto sus padres como su entrenador, Gabi Lorente, son conscientes de que aunque ahora es joven y está en su mejor momento, la vida deportiva tiene fecha de caducidad. Por eso quiere estar preparado para lo que vendrá después. Con este grado podrá ser en el futuro profesor de educación física, gestor deportivo o dirigir un club. Todo este entrenamiento invisible verá sus frutos en unos años. Mariano no pudo estar en los Juegos de Tokio el pasado verano por una inoportuna apendicitis, por lo tanto no entró dentro del plan ADO. Con el oro del pasado fin de semana sí podrá recibir esa beca hasta París 2024.

Cambiar el deporte por la medicina

No todos los deportistas alcanzan la cima mundial o tienen la suerte de ir a unos Juegos Olímpicos. Es más, eso está al alcance de muy pocos. Amanda Cano (27 años) ha hecho el camino inverso de Mariano dejando temporalmente aparcado el atletismo para centrarse en sus estudios, primero,  y en su trabajo, ahora. La de Abarán era y es –hasta que decida retirarse definitivamente- uno de los grandes nombres del atletismo en la Región de Murcia. Ha ganado varios Campeonatos de España en la modalidad de marcha, ha competido en Copas de Europa y se colgó un bronce en el Mundial por equipos con la selección española en 2018. Todo esto, mientras estudiaba la carrera de medicina, hasta que llegó a un punto en el que necesitaba que los días tuvieran más de 24 horas para llegar a todo. En ese momento decidió dejar en un segundo plano el deporte para centrarse en preparar el MIR (coincidiendo además con el confinamiento por motivo de la pandemia del COVID). “No quería arriesgarme a que me saliese peor el examen por intentar hacerlo todo a la vez, quería apostarlo todo en eso porque realmente es mi futuro. No tenía muy claro qué especialidad quería elegir, así que quería hacerlo bien. Ahora no tengo un plan de entrenamientos establecido, salgo en función de la energía que me queda después de trabajar. Miro mis horarios de guardias y si puedo, me inscribo en alguna carrera, pero sin presión”, afirma.

Desde que empezó en el mundo del atletismo, Amanda era consciente de que no iba a poder vivir de ello. Las medallas y participar en pruebas internacionales tampoco estaban en sus planes, llegaron después. “Esto no es el fútbol, que tiene mucha más repercusión. Lo sabía y, por eso, siempre he dicho que lo más importante para mí eran mis estudios. No quería terminar mi carrera deportiva o dejarla de repente por una lesión (que también pasa) y sentirme vacía por no saber qué hacer con mi vida”, reconoce.

En la actualidad, Amanda trabaja en el hospital Morales Meseguer de Murcia como médico de familia. No sabe cuándo ni cómo retomará la actividad deportiva que tenía antes o si lo volverá hacer, pero ha tenido la suerte y la oportunidad de poder elegir su futuro.

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