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Los escolares de Murcia aprenden a gestionar sus residuos: “El viaje de la basura debe ser de ida y vuelta”

Escolares durante una visita a Cañada Hermosa

Erena Calvo

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“¿Aquí huele muy mal? ¿Podemos abrir la ventana?”, grita uno de los alumnos del Colegio Cristo Crucificado de Murcia durante su visita este martes a la Planta de Tratamiento de Residuos Urbanos de Cañada Hermosa mientras recorre en tren junto a sus compañeros las instalaciones. “Huele, huele, aquí a veces hay que escoger entre calor u olor”, bromea Mamen Allepuz, responsable de Proyectos Educativos de PreZero, empresa concesionaria de los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Murcia. “Es cierto que hay zonas donde huele más, es normal porque hay basura, materia orgánica en descomposición pero hasta ese olor puede ser un objetivo de la visita escolar porque les sirve a los alumnos para preguntarse qué pasaría si no recogiéramos la basura”, explica. Hace 25 años que Mamen está implicada en el programa educativo de PreZero (antigua Cespa Ferrovial) con los alumnos del municipio de Murcia. Desde entonces, llevan repitiendo más de 148 centros escolares de Murcia año tras año. “Les visitamos en su colegio mientras cursan 4º y 5º y en 6º hacen la excursión a la planta, y es aquí donde terminan de entender la importancia de la economía circular y de que el viaje de la basura ha de ser de ida y vuelta”.

Cañada Hermosa gestiona todos los residuos del municipio de Murcia (459.000 habitantes) y también los de otros municipios colindantes como Mula, Albudeite o Campos del Río. En un año pasan por las 120 hectáreas de sus instalaciones cerca de 600.000 toneladas de basura.

La experiencia en Cañada Hermosa comienza en un aula medioambiental “muy especial”, que está preparada para hablar de esa economía circular: “Es una antigua almazara, la finca se dedicaba al cultivo de la oliva, y el molino mantiene todas sus piezas con las pesadas piedras que hacían girar las mulas, de la misma manera que ha de girar la economía”. Para reflexionar sobre ese aspecto, Mamen les pregunta a los atentos visitantes para qué creen que podría utilizarse el resto de la producción de aceite, la piel y el hueso de la oliva. “Puede servir para varias cosas, para producir energía, abono, para alimentar a los animales y en aquella época para inventar juegos los niños, se pensaba mucho antes de tirar y esa es la primera lección que se aprende aquí”. Cada vez más hay una vuelta a esa forma de entender la economía, “hay que pasar página del usar y tirar; la sociedad antes lo aprovechaba todo y estamos en proceso de regreso a esa reutilización de los recursos”.

A los chicos, cuenta Mamen desde su dilatada experiencia, “hay que hablarles en su lenguaje y adaptar lo que se aborda a las materias que dan en el colegio; insistimos mucho en las materias primas, en lo que compramos y consumimos, un enfoque desde el conocimiento social y de la naturaleza”.

Durante la pandemia, recuerda Mamen, “tuvimos que interrumpir las charlas presenciales pero no quisimos abandonar el programa y creamos una plataforma con un personaje, Lili, que es una 'ecoelfa' amiga de los niños y que se metió en todos los colegios; fue muy demandado y para nosotros es muy enriquecedor poder ser útiles y que los colegios quieran repetir”.

En 4º la experiencia comienza invitando al alumno a mirar su basura. “Parece algo muy sencillo, pero no se hace y es un espejo de las casas, una manera de conocer a alguien, saber qué comes, cuáles son tus gustos y actividades, si tienes muchas facturas... la basura es muy diversa”. Ya en 5º, se trabaja con tantos por cientos y operaciones matemáticas “porque reflexionamos sobre el peso de la basura”. La base siempre es la misma. “Les pedimos que diferencien entre residuo natural y artificial, que piensen en las materias primas que se utilizan para producir determinados productos”. Y “les pedimos que reutilicen, que dejen de usar y tirar; cuando me preguntan si el plástico o el papel de aluminio son malos les digo que somos nosotros los que hacemos un mal uso y que debemos ser responsables con nuestros hábitos, es algo que trabajan mucho por ejemplo desde Madres por el Clima”.

Nuria Espinosa es una de las madres que conforman este colectivo: “Incidimos mucho en el consumo responsable para reducir al máximo los residuos y nos centramos en que sí que podemos elegir y en que si no se compra algo, no se produce”. Es “importante” participar en esa cadena de reutilización y reciclaje de la economía circular. “Los niños son esponjas y lo adaptan todo inmediatamente”.

Reducir residuos en el almuerzo

Coincide Conxi Arlandis Catalá, miembro de Teachers for Future y maestra de Infantil en un centro de Murcia. “Empezamos la concienciación de manera trasversal desde los 3 años con aspectos cotidianos como el almuerzo, reduciendo los residuos; planteamos acciones que son valores, que se introducen en la vida diaria de un colegio y de una familia”. De esta manera, pidiendo a las familias que lleven el almuerzo y la bebida en envases reutilizables, han llegado a conseguir prácticamente recreos con residuos cero. “Hace 13 años, cuando llegué a la escuela, el conserje llenaba varias bolsas de basura y ahora mismo las papeleras están casi vacías”.

Para Mamen una de las claves también es la educación, “y conseguir que la sociedad se implique, que se preocupen un poco en qué compramos y qué tiramos, que ambas cosas se hagan con conocimiento y que se interiorice que cada cosa tiene su sitio, también la basura, y es algo que los niños entienden muy bien”. En alguna de sus charlas, les pregunta si guardarían los calcetines limpios en el cajón de los cubiertos “y se ríen porque 'no pega', pues lo mismo pasa con la basura”.

Allepuz explica que ahora PreZero ha puesto en marcha un proyecto piloto con el contenedor marrón (de materia orgánica) en el barrio de La Flota, los mercados de abastos de Murcia y algunos restaurantes. Y el objetivo es destinar esa materia orgánica a la producción de proteína en un convenio en el que participan 17 países y que pilota el Cetenma (una asociación empresarial sin ánimo de lucro). “Con esta materia orgánica diferenciada se quiere hacer proteína a través de insectos, con una empresa -Entomo- de Cehegín, que se podría utilizar por ejemplo para alimento de ganado”. Es una nueva vía de “valorización del recurso, una nueva oportunidad para esos residuos”.

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