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La España ciudadana no es la del PP, pero tampoco la de Ciudadanos

Salvador Moreno

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Entre la confrontación y el engaño, allá por el 20 de mayo, nació el populismo más feo de todos: el nacionalista. Un populismo que, bajo la imagen de una plataforma que querían que pareciera transversal y distinta, acabó siendo ni más ni menos que una manera más de potenciar el statu quo, o incluso de empeorarlo.

Efectivamente, estoy hablando de `España Ciudadana´, la plataforma que creó Ciudadanos con la intención de convencer a todos los nacionalistas españoles a no acomplejarse de serlo, con el patriotismo cívico peor hecho de la historia de España (hasta el momento, porque Casado llegó para reventar el maquinómetro, luego hablaremos de él).

`España Ciudadana´ se presentó en Madrid para los españoles que “no piden perdón” por sentirse orgullosos de serlo, refiriéndose a la letra que Marta Sánchez puso al himno nacional. La cantante se marcó un discurso político (nacionalista, en realidad) que es poco usual en el mundo artístico en España y recordando mucho a la política americana, pero no fue la única famosa que se ha apuntado al lío: también lo han hecho desde que se lanzó la campaña el escritor Mario Vargas Llosa, el conocido ‘Hermano Mayor’, Pedro Aguado, el ex primer ministro de Francia, Manuel Valls, etc...

Ciudadanos se ha venido caracterizando desde que pegó el salto a la política nacional por defender un discurso de centro que criticaba la confrontación que producen las ideologías, los nacionalismos y los populismos. Lo absurdo del asunto es que para combatir ello han decidido hacer las tres cosas. La ideología, la liberal económica, pero en lo social con el olor a casposo que suele desprender la derecha española (esto en Europa no pasa), el nacionalismo el español (ya lo estamos viendo) y el populismo, muy relacionado con lo anterior, el de los españoles frente a los independentistas, “los que quieren romper España”, “los contrincantes”.

El final del discurso de Albert Rivera para cerrar la presentación de la plataforma fue muy representativo de lo que supone la plataforma: “Yo no veo rojos y azules, yo veo españoles. Yo no veo gente urbanita y gente rural, yo veo españoles. Yo no veo jóvenes o mayores, yo veo españoles. Yo no veo trabajadores o empresarios, yo veo españoles. Yo no veo a creyentes o agnósticos, yo veo españoles.” Evidentemente está construyendo un significante vacío, el de “los españoles”, algo que ha dado lugar en redes a la comparación con Primo de Rivera.

Albert está persiguiendo y evitando todos los antagonismos, pero creando otro (está aunándolos todos en uno): el de los españoles contra los independentistas, esos enemigos de los que hablaba y que en realidad son la razón de ser de Ciudadanos. Tanto es así que a Rivera no se le escapa nombrarlos y tampoco ejercer la demagogia usando al pobre Miguel Ángel Blanco.

Por si ya tenía poca elegancia la cosa, se corona finalizando el discurso proponiendo al público ponerse las gafas de la `España Ciudadana´, “unas gafas que permiten unir a la gente”, un exordio, que, conociendo en el país en el que vivimos, ha dado para todo tipo de memes y cachondeo.

Albert, no nos engañas, no evitas la confrontación, la generas más que nadie: no quieres jóvenes y mayores peleados entre sí (tampoco pasa demasiado, pero queda bien decir que se odian y que tú los haces amiguitos), lo que sí quieres es que ambos se enfrenten y odien a los catalanes. “No pedir perdón” por pelotazos de goma contra papeletas, por porras contra urnas.

¿Por qué ha querido Ciudadanos hacer esto? No para poco. Saben que cuanta más relevancia tenga el tema de la independencia de Cataluña, más apoyo tendrán. A fin de cuentas, las elecciones catalanas de diciembre no les fueron nada mal y las encuestas hasta la moción de censura les favorecían justamente por la problemática secesionista.

El patriotismo cívico es lícito, e incluso deseable, de hecho, es necesario honrar al que levanta su país trabajando, tributando, ayudando a quien lo necesita, participando políticamente y luchando por sus derechos, pero tan claro es eso como que `España Ciudadana´ es otra cosa bien distinta. El patriotismo cívico es de la gente, de la ciudadanía, sí, pero no de unos colores, un himno y ni mucho menos es excluyente contra una parte del mismo país porque quien más quiere España la quiere diversa, sin imponer culturas y sin llamar adoctrinamiento a usar una lengua cooficial.

Como prometí, hablaré de Pablo Casado y es que su parecido con Albert Rivera no es solo físico. Se hizo viral hace unos días un discurso que dio en un congreso del PP por su famoso “Viva el Rey”. En su discurso dijo: “Porque yo reivindico un ‘Viva el Rey’ sin esconderse, pero sin exhibirse, el del mercado, el de la oficina, el de la universidad, el que nos hace falta. No el de gala, sino el del día a día, no el de fiesta, sino el de andar por casa. Porque cuando abrimos un hospital o abrimos un colegio estamos diciendo un ‘Viva el Rey’, cuando pagamos las pensiones y pagamos un subsidio de desempleo o abrimos kilómetros de AVE o de carreteras, o un aeropuerto, también decimos en gran medida ‘Viva el Rey’…”

Pues aquí tenemos otro patriotismo cívico, no mal hecho, sino que prostituido, y también un populismo (el nacionalismo ya ni lo contamos, es evidente) porque segundos antes, en el mismo discurso dice: “El Rey es símbolo de la unidad de España y no solo es símbolo, sino que es símbolo eficaz, aun careciendo de poder ejecutivo alguno. Por eso, quienes quieren la desunión de España critican al Rey, insultan al Rey, ultrajan al Rey, ponen pancartas contra el Rey e intentan agredir al Rey”.

Sí, Casado también pone el foco en el independentismo como mayores enemigos de la patria, de hecho, ayudaron a que les quitaran el Gobierno, aunque igual a él la moción de censura no le perjudicó tanto…

Lo que queda en claro es que cuanto más se hable de Cataluña mejor para la derecha, por eso la gran mayoría de los tuits de los últimos tiempos de Albert Rivera son respecto a la temática secesionista, por eso van a quitar lazos amarillos, y un larguísimo etcétera. Tanto es así que en el mismo discurso de Pablo Casado se puede ver cómo luce el lema actual del Partido Popular: `Ilusión por ESPAÑA´.

Ay, Pablito y Albert, hermanos separados al nacer y que compiten a ver quién es más rancio. Por desgracia, esto no queda aquí, el PP no se queda con los brazos cruzados y quiere hacerle la competencia a Ciudadanos… ¡En Murcia! Hace apenas unos días el PP de Fernando López Miras presentó en la capital de la Región una campaña llamada `Movimiento Actúa´.

Esta campaña se basa en la respuesta a la “inestabilidad generada por la unión de la izquierda más extrema desde la moción de censura”. A priori puede parecer que simplemente se posicionan contra el PSOE y Podemos, pero en realidad, si leemos las bases vemos que el primer punto es el rechazo de pactos de gobierno con partidos minoritarios que no creen en la unidad de España.

Además, el logo de la campaña tiene los colores de España, cómo no. También se abusa de usar los colores y la bandera de la Región de Murcia, porque claro, como se creen que son solo suyos y no de todos los murcianos… La realidad es que de esta manera quieren aprovechar la incertidumbre y el miedo de la gente para, de un solo golpe, combatir al PSOE y al partido regionalista de Garre, Somos Región.

En definitiva, la derecha interpreta el conflicto catalán como una ventana de oportunidad en la que ganar más apoyos si consiguen reactivar el nacionalismo español. Lo que no saben es que la gente cada vez está más colapsada con el que está siendo el tema de la legislatura y poco a poco ignoran (para mal o para bien) lo que ocurra en Cataluña.

En cualquier caso, patriotismo cívico sí, siempre, pero sin reyes ni banderas: con el pueblo.

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