El otro día me descubrí saturada con el trabajo, la adaptación escolar, las exigencias varias, las noticias que hielan la sangre y la concurrencia de un desánimo generalizado en la gente a la que quiero, por eso de lo mal que está el mundo laboral, mientras escuchaba un podcast sobre estoicismo que daba grandes tips para sobrevivir a los ritmos de hoy día.
“Todo es cuestión de actitud, toma cada problema como una oportunidad”. Nuestro contexto es difícil, pero todos queremos obviarlo para ser felices, así que es natural que queramos escuchar esos tips.
Contexto es la palabra generalista y fina para que no le rechine mucho a la gente con poca profundidad ideológica cuando podríamos decir capitalismo. Pero vamos, me refiero a este mundo hostil en el que el trabajo devora nuestras horas y el bajo salario se torna cruel.
Todos buscamos que nuestras vidas sean más sencillas por biología. Miles de años atrás era un mecanismo que tenía sentido: buscar lo fácil nos ayudaba a sobrevivir, a pensar y crear estrategias nuevas para asegurar nuestra supervivencia en el incómodo mundo de la evolución. Pero esta habilidad nos ha llevado a tejer el mundo a nuestra medida, y no para bien.
Hoy día ese sesgo biológico nos despolitiza y nos aplana la mente. Por eso los coach venden tan bien sus trucos, frases y cursos, por muy vacíos que estén. Todo el mundo busca un éxito fácil y genuino que consista en descubrir un camino o un método que desconocía y que le dé frutos con menos esfuerzo.
Si os dais cuenta, los grandes reclamos publicitarios consisten en prometer resultados físicos con menos esfuerzo, en dar las claves del éxito en no más de cuatro pasos, en tener un divorcio sencillo y sin problemas (tremenda mentira, amigos) o en tramitar una herencia como si nada (esto es el colmo).
Todo esto no es más que un producto con una doble función: de un lado, trasladar el foco del problema de la falta de oportunidades y dignidad a las personas sin recursos con discursos vacíos sobre la actitud; de otro lado, naturalizar que el complicado contexto es un nuevo nicho de mercado que se solventa con cursos, talleres y coaches. El consumo es la solución universal.
Claro, luego llega el momento de posicionarse en contra de un genocidio y la gente no busca la verdad, razonar o entender. La gente busca una respuesta fácil, de bajo calibre intelectual, la anestesia emocional que le quite la molestia de saberse cómplice de las cosas duras que pasan en este mundo cruel.
Creedme que, a mí, con mis rutinas, me viene fatal que exista un genocidio en pleno siglo XXI: no me cuadra en la agenda ir a una concentración, no me cuadra en el contenido que publico en redes meter conciencia social que posiblemente me reste seguidores e ingresos, tampoco me viene bien sentir preocupación ni empatizar con la muerte de niños de la edad de mi hija.
No creo que a ninguna de las personas que fueron a las incontables manifestaciones que esta semana pasada se han dado por todo el mundo les venga bien un dolor tan grande.
Cuando se convocó la concentración del día 2, tras la detención de la flotilla, y fui a la plaza del Ayuntamiento de Murcia con mi amigo Grao, dije: “Mira, no está todo perdido”. Se llenó la plaza de familias, de jóvenes, de mayores, de gente en chándal y de gente en traje, de punkis y de pijos. Fue un gozo en el pecho en mitad del contexto difícil, del dolor que se siente bajo lo injusto.
Nunca me he imaginado siendo una persona indolente, alguien incapaz de conmoverse con lo injusto, y creo que por eso soy abogada. Muchas veces me pregunto si las personas que deciden tomar el camino fácil de no posicionarse ante las injusticias de verdad se creen sus propias excusas, si sentirán confort en la indiferencia. A mi su indiferencia me genera cierto odio, como a un italiano que algunos conocerán.
La vida duele cuando tienes conciencia. Lejos de la ignorancia ves el horizonte más nítido, y no nos puede gustar lo que vemos siempre, pero elegimos mirar y mirarnos a nosotros mismos en mitad de ese panorama. Preguntarnos: ¿puedo hacer algo al respecto? ¿Hay algo en mi mano?
Todas las personas que, viendo el contexto y el momento histórico que estamos viviendo con Palestina —esto que aparecerá en los libros de historia y será un escándalo—, son capaces de posicionarse hoy día, son las que realmente pueden estar tranquilas de estar en el lado correcto (en el difícil) y no necesitarán tips estoicos para sobrevivir a la pesadez de la conciencia cuando sea unánime en el mundo que asesinar niños a base de hambruna y balas no está bien.
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