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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Otra normalidad es posible, necesaria y urgente

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Joaquín Sánchez, 'el cura de la PAH'

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Se dice desde los movimientos sociales que otro mundo es posible, necesario y urgente si queremos tener condiciones de vida dignas, que nos permitan vivir y convivir en paz y en comunión entre los seres humanos y con la naturaleza. Una naturaleza que gime de dolor y que enferma, al igual que nosotros y nosotras. Lo estamos experimentando con la COVID-19 y otras pandemias que vendrán si no cambiamos de rumbo, aunque la plena seguridad es imposible. Repetir la historia es repetir los sufrimientos, es repetir las amenazas, es repetir que esas amenazas se hagan realidad.

Cuando decimos que queremos volver a la normalidad expresamos ese sentimiento de volver a poder salir, a ir a trabajar, a poder compartir momentos con personas estando pegados, sin un metro de distancia. A que los estudiantes vuelvan a sus aulas, que los parques se llenen de niños y niñas y se inunden de sus gritos de alegría, a poder celebrar fiestas y tradiciones. A poder coger de la mano a las personas que fallecen, darle un beso de despedida, poder velarlo y darle la despedida final de familiares y de personas amigas, en una celebración religiosa o civil, con dignidad y todo el cariño del mundo.

Volver a una normalidad donde los abrazos, los besos, y las caricias sean un contagio de amistad y de ternura, no un peligro. No un contagio de esta maldita pandemia, como otras pandemias y enfermedades que asolan las zonas más empobrecidas del mundo, como África, Asia, Latinoamérica….¿Cómo no vamos a querer estar normalidad?

Pero, hay otra normalidad que debe ser transformada. Por eso queremos esa 'Otra normalidad posible, necesaria y urgente'. ¿Queremos que sigan las guerras, las muertes por el hambre, la sed y las enfermedades curables? ¿Queremos el trabajo precario, obreros y obreras pobres a pesar de tener un trabajo? ¿Los desahucios, la desnutrición infantil? ¿La violencia, la opresión y la explotación? ¿La manipulación informativa, los bulos y las noticias falsas? ¿Que la gente siga teniendo que huir de sus países por los conflictos y el hambre? ¿Poner barreras a los refugiados y refugiadas y que mueran en el trayecto, ya sea en tierra o en la mar? ¿Que siga produciéndose violaciones de los derechos humanos? ¿Una sociedad basada en las desigualdades sociales donde el 1% de la población tenga el 99%  de las riquezas? ¿Una sociedad que se recorte en servicio públicos como son la sanidad, la educación y la protección social? ¿Seguir destruyendo el planeta, la biodiversidad? En definitiva ¿Que la inhumanidad de los poderosos y de las elites y  nuestra indiferencia, expresión de nuestra complicidad, sigan siendo señas de identidad? Podríamos enumerar más preguntas, que inciden en la pregunta fundamental de si queremos esta normalidad. De verdad ¿queremos esta normalidad?

Queremos otra normalidad posible, que no admite demora, por eso, le añadimos lo de necesaria y urgente, y lo estamos viviendo en primera persona.

Voy a escribir un probable decálogo de esa 'Otra normalidad posible, necesaria y urgente':

  1. Es posible la amistad y el amor sincero. Una amistad y un amor que se defina desde la comprensión, el respeto y el diálogo continuado. Es necesario que el egoísmo y el interés no tengan la última palabra en las relaciones humanas.
  2. Es posible tener un sentido de la existencia desde el nosotros y nosotras, que incluye el yo. Es necesario ver la vida desde el encuentro y la comunión con la otra persona, desde el respeto, el abrazo y la acogida, sea de donde sea, tenga la creencia que tenga, el color de la piel que tenga.
  3. Es posible crear un mundo donde cada persona tenga su espacio vital, donde su propia existencia sea respetada. Es necesario un mundo donde todos tengamos cabida, donde la vida no sea amenazada ni aniquilada ni marginada.
  4. Es posible que descubramos que todas las personas tenemos un gran corazón, lleno de sentimientos y afectos positivos. Un corazón que sabe renunciar a la codicia, a la envidia, al poder, al resentimiento. A la discordia y a la indiferencia. Es necesario tener un corazón que nos abra los puños y lo convierta en manos abiertas para aprender a amar, a acariciar, a abrazar y compartir.
  5. Es posible tener un proyecto de vida donde la tolerancia, la fraternidad, la justicia, la paz y la libertad sean valores que configuran y vertebran este proyecto vital. Es necesario un proyecto vital, donde nos escandalicemos de las injusticias y de las estructuras socioeconómicas opresoras y explotadoras.
  6. Es posible una política al servicio irrenunciable al bien común y a la dignidad humana, realizado desde la honradez, la transparencia y que considere a los ciudadanos y ciudadanas como personas que tienen el derecho a participar abiertamente y permanente en la sociedad, no ceñirse a votar cada cuatro años. Es necesario una política al servicio de los derechos humanos y no al servicio de las grandes fortunas, de las megaempresas y de los poderes fácticos.
  7. Es posible convivir con la naturaleza, estableciendo una relación de respeto y conservación, no como un recurso para obtener beneficios. La conservación del planeta es el mayor recurso. Es necesario tener una relación de fraternidad, de aprender de la tierra, respetando las leyes de la naturaleza. Es necesario revertir el cambio climático, recuperar la biodiversidad y todo aquello que nos ayude a recuperar nuestro planeta.
  8. Es posible evitar las guerras, las violencias, los chantajes, las amenazas, la represión. Establecer relaciones basadas en la soberanía alimentaria, en el comercio justo, en el respeto a los diversos pueblos. Es necesario acabar con los mecanismos y estrategias de la guerra, como son los bombardeos, las ocupaciones, golpes de estados y el dominio a  través del endeudamiento. Es necesario establecer mecanismo de paz y concordia.
  9. Es posible crear una sociedad basada en los derechos fundamentados en la dignidad humana, como son el trabajo, la vivienda, la sanidad, la educación, la protección social, la cultura, la igualdad de género y socioeconómica… Es necesario crear y construir caminos nuevos que nos lleve a una humanidad sin dejar nadie a atrás.
  10. Es posible seguir amando, luchando, soñando y cuidando la vida para construir nuestro mundo. Es necesario que tomemos conciencia que somos nosotras y nosotros esa esperanza para construir esa humanidad diferente y nueva.

Y todo esto, a lo que se pueden añadir más puntos, es urgente. No tenemos tiempo. Por eso, la esperanza está en nosotras y nosotros, en que hagamos de nuestra existencia y de la propia vida, un compromiso con esa 'Otra normalidad posible, necesaria y urgente'.

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