Podemos Región de Murcia necesita una catarsis urgente antes de que la ventana de oportunidad del cambio se cierre definitivamente en la Región. Llegamos a la Asamblea ciudadana de nuevo divididos, una fractura que empezó a fraguarse en Diciembre, cuando la dirección regional se echó en brazos de Errejón y ninguneó a sus propias bases, mayoritariamente pablistas como se demostró en Vistalegre. Poner todos los medios de la organización al servicio de una causa partidista fue una decisión irresponsable, impropia de una dirección política que quiere mantener la unidad entre sus filas.
Si aterrizamos en la Región, debo reconocer que el Podemos actual no me gusta. Es un Podemos cansado y repetitivo, monocromático o, más bien, unipersonal. La última vez que hice un rastreo de la actualidad generada por Podemos, Óscar Urralburu concentraba 132 de las últimas 137 noticias generadas por la formación, algo nada extraño si tenemos en cuenta que el actual Secretario General se atribuyó hace meses la Secretaría de Comunicación. Siempre me pareció paradójico que los que en Madrid reclamaban coralidad cultivaran en Murcia tamaño culto a la personalidad. Que conste que me gusta Urralburu y su manera de comunicar, pero su afán de omnipresencia ha acabado por invisibilizar el trabajo de las bases de Podemos: de los círculos, de las distintas Secretarías, del resto del grupo parlamentario, de las mujeres de Podemos, de los jóvenes, de los cargos municipales... Lo mejor de Podemos es justamente lo que hoy por hoy no nos dejan ver.
Siguiendo esta línea, el equipo de Más Podemos ha presentado hasta ahora pocas propuestas, intentando reducir el debate a un mero plebiscito sobre la continuidad o no del actual Secretario General. Urralburu, por su parte, se aferra a su “brillante” trabajo parlamentario para agarrarse al cargo de Secretario General. Si ponemos en off el autobombo y nos atenemos a los resultados, sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El trabajo en la Asamblea ha sido más bien estéril, frustrante, infructuoso.
Urralburu ha construido en la Región un Podemos 'light' de rostro amable buscando el entendimiento con PSOE y Ciudadanos en la Asamblea Regional. Ahí está su primer error. PSOE y Ciudadanos siguen, como dicen los críos, sin ‘ajuntarnos’ a pesar de haber sacrificado, durante aquellos días locos de la moción de censura, la coherencia y, por momentos, la vergüenza (“que el PSOE, por Dios, nos saque de este atolladero!!!”). Hace días llegaba otro varapalo: la Asamblea rechazaba con los votos de PP y Ciudadanos la ley de Podemos para regular (que no suprimir) los conciertos educativos. Los dirigentes de Podemos siguen desdibujando nuestro programa y confundiendo a nuestros votantes en busca de la foto de un acuerdo. Acuerdos que no llegan y que no podemos esperar más.
Jugárselo todo a la carta de la Asamblea Regional, cuando las matemáticas no dan, es además un ejercicio de puro quijotismo. Es como si nos presentáramos en Wembley con un equipo de fútbol sala. Podemos tener muy buena técnica, pero los 'malos' siguen siendo más y el campo es muy grande. En la Asamblea somos 6 de 45.
En las calles en cambio llevamos años construyendo una mayoría social, abanderando luchas contra los recortes en educación y sanidad, con los interinos, con las víctimas de la especulación inmobiliaria... un proceso trabajoso de acumulación de fuerzas que no podemos abandonar por la moqueta. Ninguna comisión de investigación regional ha obligado a marcharse a Pedro Antonio Sánchez. Tuvimos que bajar a las calles y pisar el acelerador de la presión social para obligarlo a renunciar.
Enfrascado en la lucha por el titular del día en los pasillos de la Asamblea, nuestro grupo parlamentario ha perdido el pulso de la calle. A principios de Abril, con miles de agricultores, jornaleros y ecologistas bloqueando las calles de Murcia, Urralburu y su equipo se borraban del mapa. Andaban deprimidos todavía por el fracaso de la moción de censura. Sin embargo, el mismo día que la dichosa moción hubiera debido debatirse en Cartagena, la oposición seguía en la calle. Nadie en la actual dirección de Podemos supo entenderlo. Ante tal despropósito Alberto Garre entró en la capital en loor de multitudes. Le habían puesto la alfombra roja. Óscar Urralburu dimitió ese mismo día como líder de una oposición creíble.
Esta tremenda metedura de pata tendrá, si no lo arreglamos, dramáticas consecuencias electorales. Podemos Región de Murcia no remonta en las encuestas electorales. Y esto en Pleno harakiri de un PP inundado de corrupción, con el Mar Menor hecho unos zorros y nuestro sector turístico al borde del abismo, con el campo de Cartagena al borde de la sublevación… Con la llegada del partido regional de Garre corremos el riesgo también de perder el voto de los descontentos. Y esto es porque no estamos en los debates en los que hay que estar.
Al actual Secretario General apenas le queda ya la buena prensa. Es un mal consuelo. Se puede tener de hecho muy buena prensa y perder elecciones. Que se lo pregunten al pobre de Llamazares. Tertuliano estrella, mejor orador durante varios años para la Asociación de Periodistas Parlamentarios, aplaudido en su despedida por todos los grupos políticos, elogiado incluso por Celia Villalobos… condujo a IU a sus peores resultados históricos. Apenas un millón de votos y dos diputados.
La historia no tiene por qué volver a repetirse. Aún estamos a tiempo. Empieza ahora un nuevo proceso democrático y la palabra la tienen las bases. Si queremos ganar en 2019 necesitamos un Podemos más coral, personas que sepan trabajar en equipo, crecer en los municipios, aglutinar a todas las fuerzas del cambio, recuperar el pulso de la calle y, sobre todo, dejarnos de pactos con el diablo para volver a ser creíbles. Para volver a ser Podemos.
Víctor Egío
Candidato de la lista Juntas Podemos y concejal de Alternativa por Santomera
