La obsesión de Albert Rivera por hacer todo el daño posible a Pedro Sánchez es el resultado de su lamentable estrategia por querer hacerse con el espacio del centro derecha.
Demostrada inútil, por partida doble en todos los comicios celebrados, lo único que ha conseguido ha sido arrinconar a su partido en un callejón sin salida que ha dado como fruto las imposibles declaraciones de Isabel Franco en la sesión fallida de investidura de esta semana.
Tan sencillo, como estos cinco puntos:
Primera de las mentiras argumentales: Culpaba abiertamente al Partido Popular de los más de 9 mil millones de deuda y a renglón seguido, en menos de medio minuto, decir que haría Presidente a Fernando López Miras.
Segunda: Decir que nunca se sentarían, en ningún sitio, con la ultraderecha, y hacerlo la mañana de la votación durante 5 horas. Para colmo, su dirección nacional dijo que era para tomar café… el más largo de la historia.
Tercera: Afirmar que nunca olvidarían a las personas en riesgo de exclusión social y mantener 4 años el presupuesto de la Ley LGTBI en mil cochinos euros, sin visos de que se amplíe. Exitazo contable.
Cuarta: El documento negociado con el PP no tiene ni una sola partida presupuestaria, ni un solo número, ni una memoria económica que soporte la irresponsable tanda de medidas que recorta ingresos y amplía hasta el infinito los gastos de la administración autonómica.
Y Quinta: Decir que representa un partido unido, cuando la misma semana de las negociaciones le montan una plataforma en contra de los acuerdos que, inevitablemente, debían asumir por parte del partido filofascista, calificado así por el presidente de la cámara, nombrado por Ciudadanos para más INRI.
Ciudadanos camina, en la Región de Murcia, hacia el suicidio político que se dará en la próxima cita electoral, sea cuando sea que se celebre. De poder haberse demostrado como un agente institucional y regenerador sin ningún tipo de ataduras, ha pasado a querer confirmarse como el más irrelevante de los actores políticos que jamás tuvo la Comunidad Autónoma. Ya no le es útil al PP porque elimina a los de Abascal de la ecuación y tampoco es útil a la izquierda de la cámara porque al mismo tiempo apalea al PSOE de Diego Conesa acusándole de “sanchista”, que en el idioma nuevo de la derecha es algo así como un demonio del inframundo, ese demonio que ha ganado en los últimos dos meses ha ganado todos las elecciones que se han celebrado en nuestro país, es decir, olvidando el respeto institucional.
En los momentos posteriores a la vergonzante actuación de López Miras, en la que se comprometió hasta por dos veces a cumplir con todas las exigencias del filofascismo, el portavoz nacional del PP, Teodoro García, alabó el papel de Ciudadanos en la negociación que se había habilitado por la mañana. Ya saben lo que dice el refrán: “Quien bien te quiere… te hará llorar”.
La película completa del número naranja, avistada con espasmo por la ciudadanía, será recompensada con una pérdida de credibilidad que en las urnas cobrará su máxima expresión. Y visto lo que hemos visto, siento decirles, que bien estará.
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