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El turista que nos interesa es el trabajador digital

Las casas españolas están poco preparadas para el teletrabajo veraniego

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La COVID-19 ha traído cambios y ha acelerado otros cuya llegada ya era inevitable. Y esto es solo el principio de lo que ya muchos llaman revolución COVID. Mientras tanto, nos toca vivir momentos de efervescencia en los que las personas formadas, innovadoras y valientes son más necesarias que nunca, especialmente al frente de nuestras instituciones.

Pero centrémonos en los cambios. El turismo es, sin duda, uno de los sectores más perjudicados a corto plazo por el coronavirus. Con la temporada de verano fuera de juego, surge la pregunta de qué hacer a partir de ahora. En mi opinión, más allá de lamentarnos o de irnos de vacaciones, deberíamos aprovechar estas semanas para definir nuevas estrategias que nos permitan ganar en este escenario tan volátil. Es urgente ponerse a trabajar cuanto antes. Ya habrá tiempo de descansar.

Por ahora, hemos visto que la primera reacción de muchas entidades de promoción turística ha sido la de impulsar campañas para promocionar el turismo local. Medida aceptable si se hubiese puesto en marcha en marzo o abril, cuando algunos ya alertamos de los cambios que se nos venían encima, pero menos útil si estas campañas arrancaron en julio o agosto. Las campañas de promoción sirvieron para salir del paso y mostrar que se está haciendo algo, aunque dudo de que hayan tenido un efecto relevante. Por tanto, aprobado raso para una reacción tardía y poco imaginativa.

A mí me gustaría que nuestros responsables en turismo vayan un poco más allá de esas campañas para salir del paso o de la asistencia a ferias obsoletas donde ya no se cuece nada. Me gustaría que superen su endémica falta de imaginación y miren más allá del corto plazo. Afortunadamente, hay excepciones como Canarias, donde ya son conscientes de que hay que apostar por un nuevo modelo de turismo y se preparan para atraer a los millones de profesionales que a causa del coronavirus ya trabajan desde casa o tendrán que hacerlo a medio plazo. Estos trabajadores digitales o teletrabajadores, como prefieran llamarlos, van a ser cada vez más y más.

En el pasado ya defendí en estas páginas la conveniencia de perfilar una oferta turística para los llamados nómadas digitales (profesionales de perfil técnicos que trabajan desde su casa, por ejemplo en programación). Ahora podemos ir más allá: se calcula que siete millones de europeos ya teletrabajan o comenzarán a trabajar desde casa próximamente. Éste es el objetivo para lograr un turismo de calidad y con elevado valor añadido.

Estos profesionales suelen ser freelancers o bien empleados de grandes corporaciones que disponen de libertad para elegir su lugar de trabajo y no necesitan ir todas las mañanas a la oficina. Son profesionales formados y con buen nivel económico que pueden encontrar en España y, en concreto en Murcia, un clima benigno, oferta cultural y de ocio y un estilo de vida atractivo. Nuestro objetivo es que nos elijan como lugar desde el que trabajar parte del año. La idea es convertirnos en una gran oficina para los teletrabajadores europeos. Pensemos, por ejemplo, en un programador lituano que desea trabajar en un país cálido durante los meses de invierno en su país.

Una ventaja de este tipo de perfil es que suele demandar muchas actividades de ocio y tiempo libre durante sus vacaciones, con lo que se incentivaría la creación de una oferta dinámica y de nuevos empleos. Estos profesionales necesitarán también viviendas de calidad para desarrollar su actividad, lo que beneficiará al mercado del alquiler. Además, los profesionales digitales pueden interactuar con nuestros profesionales, transmitir conocimiento, impulsar nuestro tejido tecnológico, inspirar el nacimiento de nuevas empresas o colaborar con nuestras universidades. Pueden enamorarse, casarse, formar familias y quedarse en nuestro país. Estos turistas digitales pueden aportar mucho a nuestra sociedad.

Muchos de estos profesionales trabajan para grandes corporaciones, empresas que cuentan ya con incentivos para sus empleados (vehículo, teléfono, seguro médico, carnet para acceder a gimnasios, etc) y que, antes o después, acabarán ofreciendo a su personal la posibilidad de trabajar parte del año desde un destino diferente. Estamos en el comienzo de una nueva tendencia y es hora de dar un paso al frente. No hay que esperar a que otros lo hagan antes. Las campañas y los vídeos para incentivar el turismo local son… Son la solución poco imaginativa a la que se ha recurrido siempre. Vamos a intentar ir un poco más allá: es hora de contactar con las grandes corporaciones, de mostrarles todo lo bonito que podemos ofrecer y de captar su atención para que nos elijan como destino para sus empleados. Necesitamos un perfil de turista que pueda aportar un valor añadido, del que podamos aprender y que nos permita crecer y desarrollarnos. Sí, en estos momentos efervescentes, de incertidumbre y crisis, es hora de mirar más allá.

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